2023: balance en 15 películas

Como ya es tradición, desde El Agente Cine nos embarcamos en nuestra tarea anual de armar una lista con las películas que, desde la individualidad de nuestrxs colaboradorxs, nos permiten reflexionar en torno a la producción cinematográfica de los últimos 12 meses. Un reflejo de los intereses de quienes escriben aquí, nuestra lista suele destacar algunas de las obras más relevantes que pasan por el circuito de festivales nacionales, así como el cine chileno, el que por años hemos visto desarrollarse y cada vez obtener más lugares al interior del balance. De óperas primas a estrenos recientes de consagrados maestros; películas rescatadas, obras breves, otras inmensas. Temáticas como el duelo, la soledad o la falta de libertad, la violencia sistémica contra mujeres o pueblos indígenas, el poder del colonialismo y el extractivismo, que resuenan en cintas tan distintas como Notas para una película de Agüero o Los Asesinos de la Luna de Scorsese. Sin dudas, una selección diversa pero que no esconde cuáles son algunas de las principales interrogantes del cine actual. La invitación queda hecha para tomar esta lista y pensar en los caminos que se abren hacia adelante.

15.- Los Delincuentes (Rodrigo Moreno, Argentina) – 12 puntos

Suerte de remake del noir argentino Apenas un delincuente (Hugo Fregonese, 1949), Los Delincuentes de Rodrigo Moreno es en rigor una relectura libre que coquetea y luego prescinde del esquema acercándose a otros registros más bien reflexivos y poéticos. Subdivida en dos secciones muy claras, la primera parte es un noir urbano y porteño sumergido en la ciudad ruinosa, las oficinas grises, los cafés porteños y el sonido del bandoneón en una atmósfera moderna y atemporal a la vez. Moreno sabe concentrar bien la narración siguiendo un poco el dispositivo observacional de El custodio (2006), uno de sus filmes anteriores más reconocidos, con un comentario agudo a los habitus de una clase media precarizada y conformista. Por Iván Pinto

14.- Here (Bas Devos, Bélgica) – 12 puntos 

Lo importante en esta película no es el lugar, sino que el espacio en el que se habita. Stefan, un obrero de la construcción, planifica silenciosamente su partida bajo la fachada de ir a ver a su familia en Rumania. De a poco, Stefan se desprende de los elementos físicos que lo atan a Bruselas, el lugar en el que trabaja hace años. Por otra parte, Shuxiu se dedica a investigar y observar diminutos musgos que habitan en un parque un tanto descuidado de la capital belga. Es cuando ambos se encuentran que, pese a verse como personas completamente distintas en el lugar y su rol que cumplen en él, de a poco se van acercando en una intimidad que se relaciona en cómo ambos habitan el espacio en que coinciden. Lo mundano acá no es relevante, sino que la profundidad de diminutos detalles. La comida, los musgos, las caminatas, el silencio y los diálogos, a veces toscos, otras veces muy reflexivos, invitan a quedarnos con dos personajes que deambulan por un lugar que no los satisface, en busca de habitar y habitarse de cierto modo en su vida cotidiana. Por Sebastián González I.

13.- Perfect Days (Wim Wenders, Japón) – 15 puntos 

Conversando con una amiga, dijimos que a veces se nos olvida que Wenders dirigió París, Texas. Y es que en su regreso a Tokio nos enrostra nuevamente la importancia del silencio y la paz de llevar una vida sencilla. Hirayama trabaja como limpiador de baños públicos, donde parece abstraerse del ruido y movimiento de la ciudad, logrando siempre encontrar momentos de calma. Con su cámara saca fotos a las copas de los árboles, al llegar a su casa lee y riega sus plantas y al despertar bebe el mismo café de la máquina fuera de su departamento. Una vida común con una rutina simple, pero con una profundidad inconmensurable y misteriosa. No es hasta que aparece su sobrina que podemos escuchar lo que Hirayama piensa y siente sobre la vida; “ahora es ahora” le dice mientras atraviesan un puente de la ciudad. Y es esa reflexión la que al final nos permite sentir el peso de las decisiones en la vida del protagonista y su búsqueda por pasar desapercibido y ser casi parte del paisaje urbano de una ciudad repleta de gente anónima. Por Sebastián González I.

10.- The Urgency of Death (Lucía Seles, Argentina) – 16 puntos

La primera vez que me aproximé a la filmografía de la prolífica directora, dramaturga y música argentina, Lucía Seles, en el BAFICI de 2022 (donde presentó ¡tres películas!), aun no sabía que el llamativo humor absurdo e irreverente de la llamada “trilogía del tenis” sería sólo la puerta de entrada a una búsqueda autoral frenética y fascinante de nuevos lenguajes con extravagantes personajes, un montaje caótico, “fragments” grabados como cine de guerrilla, poemas de textos sobreimpresos en la pantalla en un inglés inventado y con faltas de ortografía a granel representando la voz de la narradora, hasta convertirse en cine de culto en Argentina y ahora también incipientemente en Chile, tras el paso de la realizadora por el Festival Internacional de Cine de Valdivia en 2023. 

Los trabajadores del complejo de tenis como el Sanjuanino, la atribulada Luján o la insoportable tenista (que en realidad conforman la “Tetralogía inconclusa del odio desencadenada” con las cintas: Smog en tu corazón, Saturdays disorders, Weak rangers y Terminal young), dan paso en The urgency of death (2023) a protagonistas gallegos (actúa el productor) como los dueños de la confitería Ritz en la ciudad de La Plata. Las múltiples historias y situaciones absurdas son interrumpidas por la voz en off de una excéntrica conductora del podcast “La cordobesa” y por la estela melancólica tras la pérdida de un amigo del personaje interpretado por Seles, que a la vez es el duelo de la propia narradora después de la muerte de su madre, expresado en los textos en pantalla. Conmueve profundamente la intensidad de una larga y sentida escena en que Seles corre sin descanso alrededor de un cementerio como tratando de librarse del dolor urgente y profundo de la muerte. Por Marisol Águila

10.- Do Not Expect Too Much from the End of the World (Radu Jude, Rumania) – 16 puntos

Sobreviviente activo de la nueva ola rumana, Radu Jude ha mantenido vigencia sin soltar el retrato del post-comunismo de su país, pero creando nuevas formas de abordarlo. Aquí establece un filme a dos tiempos. Por un lado, el seguimiento en clave realista a Angela, una uberista y asistente de producción de cine que se mueve en el medio de Bucarest, subiendo de vez en cuando videos a TikTok con una falsa identidad masculina. La segunda línea es una película de archivo —Angela merge mai departe (Lucian Bratu, 1981)— que sigue el drama de una taxista también llamada Angela, que hace frente a Bucarest durante el régimen comunista de Nicolae Ceaușescu, y confrontada a los prejuicios de género de la época. Desde esta mirada doble, Jude reflexiona sobre la identidad rumana en un espejo que vincula pasado y presente en una mirada mordaz y a su vez de un peculiar realismo irónico. Por Iván Pinto

10.- Afire (Christian Petzold, Alemania) – 16 puntos

9.- Malqueridas (Tana Gilbert, Chile) – 18 puntos

Malqueridas es una construcción colectiva que relata la experiencia de la maternidad a través de material de archivo filmado por las mismas presas. Ellas registran y son protagonistas de sus propias historias, se apropian de sus narrativas y nos comparten no solo las dificultades de maternar y criar en el contado tiempo que tienen con sus hijos -quienes también nacieron en la cárcel- sino que también aprendemos que los afectos que se construyen entre ellas son una poderosa forma de resistencia. Se crea la figura de la “mamá canera” y la “hija canera”, nacen y mueren amores, se forman amistades y complicidades, pero por sobre todo, se trata de mujeres que se quieren y se protegen ante un sistema que las ha abandonado y estigmatizado históricamente. Dayanne González

7.- Isla Alien (Cristóbal Valenzuela, Chile) – 21 puntos

Mientras en su anterior película el director plantea la pregunta sobre qué es el arte a partir de un hecho real, en Isla Alien instala la interrogante sobre la mitología y la conformación colectiva de las creencias, basándose en testimonios reales de los radioaficionados que por más de diez años establecieron comunicación durante todas las noches con enviados de la isla. Las preguntas que guiaron la investigación fueron: ¿por qué la gente cree esto? y ¿por qué hay gente que crea esto?, conformando un arco narrativo que va desde la ilusión y la esperanza hasta la confusión, decepción o la conformación de bandos entre los que creen y los que no. Por Marisol Águila

7.- El Realismo Socialista (Raúl Ruiz, Valeria Sarmiento, Chile) – 21 puntos 

Dirigido originalmente por Raúl Ruiz y grabado en los últimos meses de la Unidad Popular, recuperado y finalizado 50 años después por su compañera y colaboradora, la también cineasta Valeria Sarmiento, este largometraje es una representación honesta de la identidad chilena, sus contradicciones internas y la evidente desconexión entre cúpulas partidistas y sus bases sociales. Vemos a un grupo de intelectuales que deciden formar el frente de acción poética, pero que al final del día son incapaces de conectar con las necesidades reales de la vida popular debido a que su origen los aleja y los mantiene en un hábitat natural de la burguesía. Por otra parte, la película adquiere un valor importante gracias a que la recuperación del archivo y el montaje posterior empapan la reflexión que se puede hacer de lo filmado. Con un valor especial en la memoria colectiva del país, esta relectura no solo existe a partir del Golpe de Estado, sino que llega justamente para una reflexión obligada en la conmemoración de los 50 años. Dayanne González

6.- Notas para una película (Ignacio Agüero, Chile) – 30 puntos

Notas para una película (2022), el nuevo documental de Ignacio Agüero realiza una interpretación libre de Diez años en Araucanía 1889-1899, historia del ingeniero belga Gustave Verniory, quien llega a Chile con 24 años en 1889 para construir un ferrocarril entre Victoria y Temuco. El propio Agüero introduce el filme: aparece en pantalla para contarnos dónde está y por qué se encuentra en ese lugar. También nos presenta a Alexis Mespreuve, actor que le da vida a Verniory, y desde ese momento, nos sumergimos en un viaje donde se cruzan la política, la belleza de los paisajes y lo performativo en medio de un metalenguaje que transita entre lo real y lo construido. Por Dayanne González

4.- Muertes y Maravillas (Diego Soto, Chile) – 33 puntos 

Algo que atrapa de la segunda película de Diego Soto es la latencia presente en la historia. El tiempo entre que ocurre la tragedia y la respuesta o reacción del grupo de amigos es lo que podemos ver en la película. Juan Pablo escribe un poema basándose en el libro que le presta su amigo antes de morir, con el cual busca, en cierta manera, sobrellevar el duelo e intentar expresar el dolor y el recuerdo. El ritmo de los acontecimientos se conecta con un tiempo ajeno al que se vive en la capital, donde los movimientos externos e internos de los personajes parecen deambular según la esencia propia del lugar. Lo anterior, justamente, se ve contrastado en la breve escena que ocurre en la capital, donde Juan Pablo se ve completamente incómodo y sin entender el “lenguaje” de la gran ciudad. La vida de la capital es hostil mientras que en Rancagua el tiempo pareciera no avanzar. Vemos el cine prácticamente abandonado, las calles vacías y un silencio que caracteriza al grupo de amigos. Juan Pablo es el único que intenta, de cierta manera, buscar una respuesta a una pregunta que aún no es capaz siquiera de hacerse. Por Sebastián González I.

4.- Las cosas indefinidas (María Aparicio, Argentina) – 33 puntos 

El recuerdo, la memoria y el archivo vinculado a ello son los elementos que emergen con fuerza en Las cosas indefinidas, de María Aparicio, que se centra en la figura de Eva, una montajista de cine que debe cruzar por sus sentimientos hacia la muerte de su mejor amigo y un creciente desinterés por su oficio. La desazón de Eva no sorprende; su trayectoria y relación con las imágenes ha tenido que ver históricamente con su disección y ordenamiento. Dentro de la cabeza de Eva, el cine es un lugar que la posee, junto con las historias que le provee. Por eso, el tener que preparar el montaje de un cortometraje sobre un grupo de personas ciegas, su perspectiva frente a ello va a cambiar, para bien o para mal, respecto a las dimensiones que le entregamos al cine y a los recuerdos que se generan a través de él, pero que, a la vez, no podemos encasillar o delimitar. De ahí que, tal como dice su título, haya cosas indefinidas que sólo podemos sentir. Cosas indefinidas que sólo el cine nos da. Por Alejandra Pinto

3.- Trenque Lauquen (Laura Citarella, Argentina) – 55 puntos

A lo largo de Trenque Lauquen se han dado cita algunos géneros y de pronto no se sabe si lo que se ve pertenece al romance, al thriller, la ciencia ficción. Simplemente es lo novelesco que va conformando la película mientras se va exhibiendo y, al cabo de las mutaciones que se suceden, su descenlace tiene su propia lógica. Al contrario de la narrativa sacrificial o necrofílica de tantos directores, que tienen que matar a sus protagonistas mujeres como toque final que acaba el retrato femenino, aquí Citarella lo entiende como un principio que se concreta en dejar partir a sus mujeres, ya sea en fuga o por sustracción. Acá hay personajes femeninos que acaban por emanciparse, por dar pie a las distintas historias que conformaran al relato, su condición es terminarlo y desaparecer. Entendiendo que no se asocia el dasaparecimiento con la aniquilación. Simplemente es dejar la ficción, terminar el relato. Por Álvaro García

2.- Killers of the Flower Moon (Martin Scorsese, Estados Unidos) – 57 puntos 

Cuando Martin Scorsese comenzó con la adaptación del libro “Los asesinos de la luna de las flores”, surgieron comentarios acerca de cuál sería el enfoque que el director le daría a la historia. El relato, una semblanza de el asesinato de personas pertenecientes a la tribu Osage por causa de sus territorios ricos en petróleo, podía convertir a la película en una historia policiaca, centrada en el agente que investigó estos asesinatos. Sin embargo, Scorsese optó por otra arista: la historia de amor entre Ernest, un hombre blanco, y Mollie, una rica heredera Osage. El director, quien ya ha transitado por distintas formas de enfrentar su desarrollo y estilo cinematográfico, escoge hablar desde un lugar que nos mueve pero que no pretende hacernos tomar partido por una u otra perspectiva. Martin Scorsese comprende el sentido del cine, entiende el lugar que éste toma en nuestras vidas y por lo mismo, escoge esta vía para enfrentar por sí mismo temas como la traición, el poder y el dolor. “Los asesinos de la luna” es una película que requería de la visión de un director experimentado y que no tuviese miedo de desafiar sus propios conflictos como creador. Y Marty, quien ya ha cruzado por el infierno varias veces, nos entrega esta película en el momento preciso de su trayectoria. Por Alejandra Pinto

1.- Fallen Leaves (Aki Karuismäki, Finlandia) – 73 puntos.

Como sus predecesoras, Hojas de otoño tiene la singular virtud de ofrecer una puesta en escena tan modesta e impasible que, aún bordeando la deshumanización, no alcanza a caer en ella. Es que los personajes del finlandés no carecen de corazón solo por ser callados, introvertidos y/o solitarios, representación de la gente de su país que, por cierto, trasciende su filmografía y nutre la percepción de Finlandia como destino inapropiado para hacer amigos. Pero el director ha sabido hacer la torpeza social su sello, construcción en la que se conjugan el hermetismo nórdico, el sentido del humor inexpresivo (‘deadpan’ en su término universal) y la crítica satírica hacia un sistema que succiona el espíritu de la clase trabajadora. Por Coté Álvarez Franco