Génesis Nirvana (Alejandro Lagos, 2013)
Génesis Nirvana es una película chilena.
Génesis Nirvana es una profecía que se cumple de la manera más simple, ortodoxa, ordinaria y fome posible.
Génesis Nirvana es el nombre de un personaje que no vemos nunca en la película, está muerta, con seis años de edad.
Génesis Nirvana es la historia de una venganza que se quiere y que se cumple, con un par de entuertos, pero que sucede sin problema y sin remordimiento posterior.
La venganza es, a estas alturas, uno de los temas tópicos en la ficción, por lo que el enfrentarse a la idea de realizar una cinta más donde ese acto es la finalidad resulta cada vez más difícil, sobre todo cuando se quiere ser original, complejizar, entregarle un sustento real o una crítica posible al acto tan violento que es la venganza.
O uno podría obviar todo eso y simplemente poner en pantalla un hecho lo suficientemente horrible como para garantizar la simpatía del espectador con el personaje que efectúa esa vendetta, a fin de evitar toda discusión, toda novedad, todo posible interés que alguna vez este complejo tema podría llegar a tener.
Génesis Nirvana es exactamente eso, la disolución absoluta de todo posible interés sicológico, de toda complejidad social, de cualquier atisbo de sutileza, una escasa cantidad de narrativa o gramática audiovisual elemental; prefiriendo el uso de la imagen barata, la farandulería del plano televisivo, el montaje tipo videoclip, el uso estridente de música que dicen exactamente lo mismo que el plano en escena.
Génesis Nirvana mezcla dos tipos de registro sin ninguna razón aparente. La protagonista constantemente usa una cámara para grabarse, una manera de confesarse, sincerarse, demostrar las razones que la llevan a matar al asesino de su hija. En ciertas ocasiones podemos notar que ella está grabando encima de un video que tiene de su hija jugando, algo que realmente funciona como un golpe emocional, pero que no tiene sentido sentimental real: ella si tanto le importa su hija no estaría borrando un video tan importante.
Génesis Nirvana quiere ser una película importante, de esas que golpean emocionalmente por la fuerza del tema que ocupan, por la violencia con la que se describen los hechos ocurridos, por la crudeza de la situación social de algunos personajes y momentos, pero no ambiciona a ser algo más, y es en la mala distribución de estos elementos en que uno se puede encontrar sumergido en la ridiculez, en el melodrama de la peor clase, con lloriqueos y miradas furiosas que causan más risa que pena o rabia.
Pese a lo mal estructurado, y las malas intenciones de la cinta en general, sí logra un par de momentos con cierta tensión, gracias más que nada a elementos sacados de cintas de suspenso mucho mejores que esta, pero que sin duda merecen ser tomados en cuenta. Sin embargo, esas escenas no logran sacar del tedio de una película que se torna larga, repetitiva e incluso perjudicial para alguna película futura que quiera tomar elementos de thriller similares. Es mejor esperar a Matar a un hombre.
Jaime Grijalba