El capital humano (Paolo Virzì, 2014)
Con más de algún eco a la sección protagonizada por Oscar Martínez en Relatos salvajes (Damián Szifron, 2014), la película de Virzì tiene más que alcances argumentales con el filme de Szifron. Al igual que el hit argentino, El capital humano se plantea ostentosamente como una metáfora social de su tiempo. Las ambiciones son descaradas: Virzì propone representantes de todas las clases sociales y los configura en un plurirrelato que pretende comentar la crisis europea, cuestionar la naturaleza humana y los comportamientos de clase, al mismo tiempo que intenta conformar un relato divertido.
Después de un historial de filmes exitosos, pero de cierta simpleza argumental, Virzì parece querer desafiar el historial de linealidad que cruza su filmografía, y decide hacerlo en grande. Dividiendo el argumento, adaptado de una novela del norteamericano Stephen Amidon, en cuatro segmentos diferentes, presenta distintos puntos de vista de la misma temporalidad. Un pusilánime aspirante a burgués, la esposa del burgués admirado, la frustrada y adolescente hija del aspirante y un cuarto capítulo de conclusión configuran una mezcla entre comedia, sátira política y thriller. Aunque en realidad ninguno de los géneros se profundiza demasiado, y es dentro de estas ambiciones y mezclas donde se encierran las mayores virtudes y problemas de la obra de Virzì. Por una parte la estructura es inevitablemente atractiva. La accidental muerte de un ciclista en carretera da paso a la presentación de personajes por segmento y la inmersión es bastante rápida. La manera en que Virzì juega con nuestros pronósticos y expectativas respecto al asesino y al siguiente personaje que protagonizará el segmento posterior resulta efectiva, y por más que estas sean técnicas de narración que el director conoce por libro, nos aseguran una película entretenida en la que la conducción realizada por el italiano funciona eficazmente.
Los personajes escogidos plantean una elección interesante al no ser necesariamente los protagonistas de la historia del filme, sino protagonistas de historias satélites que parecen comentar ideológicamente la historia principal. Estas decisiones narrativas entregan un dinamismo a la cinta y refuerzan la compenetración entre espectador y trama. Aunque habría que mencionar que es este mismo paquete el que restringe un poco a la misma obra. La sucesión de eventos se nota guiada por algunas rigideces narrativas y, sobre todo pensando en los eventos del final, los hechos parecen estar moldeados para encajar con su envoltura. Virzì propone un ropaje estilizado y atractivo, pero a medida que la estructura de thriller empieza a tener más protagonismo, más fácilmente podemos reconocer las costuras en esta.
No hay que dejar pasar cómo los aspectos técnicos de la cinta se logran a cabalidad. El capital humano realiza su juego de género a partir del aspecto fotográfico con una efectividad destacable. Los paisajes y tonos utilizados durante la comedia/drama van pasando con discreción a terrenos más oscuros desde el momento en que llegamos al tercer capítulo y la cinta se prepara para mostrarnos la resolución del misterio. Este tipo de juegos, si bien no son completamente novedosos, se agradecen como demostraciones de cierta inquietud por parte del director a la hora de pensar el género.
En las actuaciones también encontramos más de alguna satisfacción. El reparto coral con el que juega Virzì cumple a cabalidad con lo que se podría esperar de lo mejor del star-system italiano. La actuación y personaje de Fabrizio Bentivoglio, muchas veces criticado por un exceso caricaturesco en algunas revisiones de El capital humano, me parece que logra entregar correctamente la tímida cuota de humor que tiene el film, y la interpretación de Valeria Bruni Tedeschi como la infeliz esposa del millonario entrega el momento que argumentalmente se aleja más de la trama principal, pero que su vez desarrolla el personaje más complejo.
Sin embargo, de nuevo, las virtudes de la obra encierran también algunos problemas. Los personajes de Virzì son claramente identificables en lo que valóricamente se nos presenta como “buenos” y “malos”. Es ahí además donde reside el juego del título de la obra, con la idea de lo maleable del concepto de capital humano y cómo en el capitalismo salvaje la medición de la vida y los valores humanos se puede expresar numéricamente. En estos comentarios ideológicos es donde la obra se nota más inacabada. Lo que pretende ser una disección de las contradicciones y salvajismos del capitalismo europeo post-crisis, resulta en un ataque tímido que no termina realmente por denunciar casi nada. Del examen de los comportamientos y valores de mercado en la Italia actual se concluye apenas la muestra de una serie de comportamientos reprobables, que queda corto en su análisis de temas de clase y en apuntar verdaderamente al funcionamiento de un sistema. Como pasó con la bomba puesta por Darín en Relatos salvajes, terminamos con una explosión sin heridos, una bomba de ruido.
Habría que pensar por último qué sucede a nivel de salas nacionales cuando una cinta como El capital humano es estrenada. Lo que en Italia significa un reparto con algunas de las estrellas más reconocidas de su cine, dirigido además por uno de sus más exitosos cineastas, llega a nuestro país como una pieza de art-house. Habría que cuestionar por qué nuestros circuitos alternativos estrenan los mayores éxitos europeos como cine arte, siendo que en sus respectivos países son entendidos como cine comercial. La manera en que Hollywood configura nuestra cartelera es evidentemente una de las razones principales, pero extendería un poco la pregunta para intentar pensar cómo nuestros circuitos “alternativos” pueden terminar, a veces, en programadores de obras de circuitos igualmente comerciales, aunque que estos funcionen en paralelo al cine Hollywoodense.
Nota comentarista: 6/10
Título original: Il capitale umano. Dirección: Paolo Virzì. Guión: Paolo Virzì, Francesco Piccolo, Francesco Bruni (Novela: Stephen Amidon). Fotografía: Jérôme Alméras. Reparto: Fabrizio Bentivoglio, Valeria Bruni Tedeschi, Fabrizio Gifuni, Valeria Giolino, Matilde Gioli, Guglielmo Pinelli, Giovanni Ansaldo y Luigi Lo Cascio. Año: 2014. País: Italia. Duración: 109 min.