Mazinger Z Infinity: Monstruos anacrónicos
Sería difícil sobreestimar la huella que dejó Gô Nagai en el anime contemporáneo. Series como Devilman (1972) y Cutie Honey (1973) dieron comienzo a una escandalosa apertura al sexo y la violencia que durante años estuvo “escondida” nacionalmente en las páginas del manga. Mazinger Z (1972) es sin duda la obra más famosa de su autor, y uno de los trabajos más reconocidos en la historia de la animación japonesa. Perteneciente al género mecha (subgénero del anime centrado en robots controlados por humanos) Mazinger Z provocó un cambio radical en el género al incorporar a su protagonista dentro del cuerpo del robot. Antes de Nagai, los robots del género se controlaban a control remoto, haciendo menos explícita la metáfora de la tecnología como extensión del cuerpo. Antes de las mutaciones mecánicas de la carne de Cronenberg, el anime mostraba la obsesión tecnológica como algo que se incorporaba directamente al cuerpo.
Con motivo del aniversario número 45 de su creación, el mítico estudio Toei Animation ha decidido lanzar una nueva versión moderna de Mazinger. Esta vez la dirección ha quedado a cargo de Junji Shimizu, aunque cuenta con la bendición de su autor original. Si bien mencionaba que Mazinger Z significó una renovación en muchos aspectos de la historia del anime, también existen algunos conflictos a la hora de actualizar la obra. Tanto por temas estrictamente animados como por su estructura dramática, Mazinger Z Infinity es una obra que se mueve constantemente entre las reglas establecidas por la serie original y las renovaciones introducidas por Shimizu. La nueva versión de la obra de Nagai suscita interés por esta extraña mezcla de temporalidades, al mismo tiempo que introduce algunos elementos antiguos que resultan difíciles de asimilar. Probablemente exista una división entre los dos públicos objetivos a los que apunta esta entrega. Aquellos que crecieron con la serie apreciarán la conservación de varios códigos. La audiencia más joven, por otro lado, probablemente encuentre barreras para digerir la forma más clásica del género.
La película está ambientada apenas diez años después de la derrota del Dr. Hell a manos de Koji Kabuto en la serie original. Durante este período, Kabuto se ha dedicado a la investigación científica, ya que no ha habido necesidad de pilotear el robot Mazinger durante este período de paz. Sin embargo, la paz se interrumpe una vez que una extraña presencia proveniente del monte Fuji empieza a amenazar la ciudad. Se trata nuevamente del Dr. Hell, por lo que Kabuto se ve obligado a operar un novedoso tipo de Mazinger para salvar al mundo nuevamente.
La primera escena del filme introduce varios de los choques presentes entre el viejo y el nuevo código animado. La cinta comienza con un “pre-clímax” no poco frecuente en el mecha. Antes de conocer sobre el nuevo contexto de los personajes, se nos presenta una batalla entre el nuevo Mazinger y distintos robots del Dr. Hell. Este enfrentamiento sirve para introducir la mayoría de las renovaciones técnicas que contiene la película en el apartado animado. Si la serie original era un ejemplo del uso de la animación limitada (un estilo de animación popularizado en Japón después de Astroboy, en el cual se dibujan menos cuadros por segundo y, por ende, el movimiento parece menos “fluido”), esta nueva versión presenta una animación muchísimo más continua y moderna. Por otra parte, los diseños originales mantienen su simpleza, pero muestran una versión más pulida del sombreado y los colores en comparación a los de la serie original, los cuales actualmente se verían algo toscos en contraste al estándar de la animación contemporánea. El estilo general de la película hace un paseo entre esta renovación computarizada, con un Mazinger Z hecho completamente en digital, y el respeto a los diseños clásicos de Nagai.
Mazinger Z fue, como mencionaba anteriormente, la obra que estableció las reglas temáticas de su género. Cada capítulo comienza con una situación peligrosa inicial, por lo general una invasión de robots comandados por el malvado Dr. Hell, que Kabuto debe resolver en una batalla al final de cada capítulo. Si bien esta estructura cíclica de la acción dominó el género durante los setentas, es difícil negar que las mutaciones que han sucedido en la animación japonesa dificultan aceptar este formato. Más que el clasicismo, esperable, de su estructura, ocurre algo curioso con el personaje de Koji Kabuto. A pesar de su escasa experiencia, que sirve como material cómico en varios capítulos, el héroe de Mazinger Z siempre termina cumpliendo su labor de defensa sin titubear. Esta concepción del héroe -masculino, fuerte, divertido, etc.- resulta difícil de comprender sin objeciones después de la aparición de las heroínas de Estudio Ghibli y, especialmente, la figura del inseguro Shinji Ikari en Neon Genesis Evangelion (Hideaki Anno, 1995-96).
La aparición de las Mazin-Girls afirma algo similar. En una industria animada que ha resignificado los roles del héroe masculino, resulta innecesaria la conservación del, a veces, misógino fanservice (término utilizado para denominar los elementos superfluos a la historia colocados para “complacer” a los fans, lo que en muchos casos refiere a personajes femeninos semi-desnudos).
Mazinger Z Infinity ha recibido buenos comentarios de parte de quienes crecieron con la serie. Se entiende esta reacción considerando el balance que Shimizu realiza entre las renovaciones estilísticas y los elementos clásicos de la serie. Este respeto al material original asegura un goce para quien busca recordar una serie que fue crucial en la infancia de muchos. Sin embargo, el resultado anacrónico que se da entre la renovación estética y temática hará más difícil que Mazinger Z logre renovar su atractivo en las nuevas audiencias. Hacia el final de la película, en la larga pelea final entre Kabuto y Dr. Hell, parte del entusiasmo se esfuma también por la poca imaginación visual con la que se desarrolla este enfrentamiento. De todos modos es una obra de un interés que va más allá de la nostalgia. Esta nueva versión de la obra de Nagai permite cuestionarse de que forma el revisionismo de un género puede rejuvenecer o, por el contrario, avejentar los códigos anteriormente establecidos.
Nota comentarista: 6/10
Título original: Gekijouban Mazinger Z. Dirección: Junji Shimizu. Guión: Takahiro Ozawa, Gô Nagai. Música: Michiaki Watanabe. Reparto: Showtaro Morikubo, Ai Kayano, Sumire Uesaka, Natsuki Hanae, Watatu Takagi, Kappei Yamaguchi. País: Japón. Año: 2018. Duración: 95 min.