Imágenes reencontradas (1): ‘Religión como discurso de odio’ en Tempero Drag: traducción y comentario

Desde Brasil, Tempero Drag es un verdadero fenómeno trans*medial en el doble sentido de la palabra. En tanto propuesta drag queen posee una fuerza performativa inusitada, con una línea editorial transfeminista de alto nivel de difusión e impacto en el mundo de las redes, lo que posiciona a su protagonista, Rita Von Hunty, como una de las activistas abocadas al reconocimiento social y la defensa de los derechos trans*, sus relaciones y encrucijadas, cuya plataforma medial es una de las más relevantes a nivel glocal. Su particularismo recae en los estudios culturales y en una forma didáctica y perspicaz de conceptualizar la justicia social, conjugando maravillosamente activismo trans* y crítica feminista. Aquí se reseña uno de sus episodios, “Religión como discurso de odio”, en el que Rita Von Hunty reflexiona acerca de la defensa de los derechos de las identidades de género, formas de sexuación y corporalidades disidentes, haciendo gala de un radiante cruce entre los estudios culturales y los saberes situados de nuestro continente.

Tempero Drag es un verdadero fenómeno trans(*)medial en el doble sentido de la palabra. En tanto propuesta drag queen planteada desde una línea editorial transfeminista con base en los estudios culturales, como, por otro lado, por el nivel de difusión que ha tenido en el mundo de las redes sociales.

Con un sólido equipo de trabajo a sus espaldas, Tempero Drag consigna en la actualidad 412.758 seguidores en Facebook y más de 559 mil suscripciones en un Canal de YouTube; su inicio data de abril de 2015 y a la fecha posee más de 20 millones de visualizaciones. Lo que posicionan a su protagonista, Rita Von Hunty, como una de las activistas dedicadas al reconocimiento y la defensa de los derechos trans*, sus relaciones y encrucijadas, como una de las figuras más relevantes a nivel glocal. Su particularismo descansa en esa fuerza performativa inusitada que introduce, sostiene y tematiza tópicos de los estudios cultural sacándolos del cerco académicos de una forma didáctica y perspicaz, conjugando el ejercicio constante de problematización y conceptualización de la justicia social de la mano de un activismo trans* que se declara amante de la crítica y la reivindicación de las políticas feministas no esencialistas.

Escucharla, verla, aprender y desaprender con ella es un acto que permite leer de manera ácida y asertiva nuestro contexto latinoamericano actual. Al menos, desde mi punto de vista como docente de filosofía transfemenina no binarie, me parece que Tempero Drag nos permite horadar las dificultares multifactoriales que atravesamos les trans*, concibiendo cosas como el passing, la falta de derechos o los usos del maquillaje, de una manera nueva. Con ella el enjambre de relaciones, prácticas y discursos de las identidades trans* salen a flote, derribando el manto del odio arbitrarios, que inmerecidamente nos condiciona a una desigualdad sorda y asesina.

En esta ocasión lo que presento es una traducción personalizada de uno de los capítulos de Tempero Drag. El que me gustaría reseñar de la siguiente manera:

Desde una puesta en escena drag que nos empapa del más ávido posmarxismo transfeminista latinoamericano, Rita Von Hunty reflexiona en este episodio acerca de la defensa de los derechos de las identidades de género, formas de sexuación y corporalidades disidentes, haciendo gala de un radiante cruce entre los estudios culturales y los saberes situados de nuestro continente, para analizar con mucha agudeza tres acontecimientos que sobresalen al momento de pensar un tema de inmensa tozudez y controversia como lo es la “Religión como discurso de odio”. En esa línea, el golpe de Estado de Bolivia (con biblia en la mano) del 10 de noviembre del año pasado y la revinculación pública de la hegemonía institucional del fundamentalismo religioso que acosa a las experiencias y prácticas del sistema educativo brasileño le permiten a la conductora de Tempero Drag reflexionar en torno a las condiciones del fenómeno cultural del odio, sus efectos y perspectivas, sin desaprovechar la oportunidad para hilvanar elementos críticos en dirección a la trama histórica del conservadurismo que echa raíces en nuestro continente acoplándose a las disposiciones hasta ese momento “protofascistas” del gobierno de Jair Bolsonaro, hoy sin máscaras de ningún tipo.

Gobierno el cual ha acometido con el insano cultivo de la desigualdad de derechos sociales, una economía política genocida de libre mercado y una impunidad que cubre, cosecha y propaga, los distintos rostros del autoritarismo dictatorial bajo el emblema de la misión evangelizadora en la modernidad tardocolonial de nuestra América Latina.

En ese aliento, el episodio da cuenta de una batería, yo diría, “pedagógico-informativa”, atractiva, sugerente, paródica y contracultural. En él se comentan las políticas educativa implementadas por la pastora evangélica Damares Alves, Ministra de la Mujer, Familia y Derechos Humanos y el economista Abraham Weintraub, Ministro de Educación de Brasil, quienes habrían licenciado un dispositivo de censura en las aulas escolares contra toda enseñanza o acto enunciativo que fuese en contra del gobierno. Todo lo cual se vuelve extremadamente pertinente al momento de pensar los efectos del Estallido Social chileno y el interrumpido proceso constituyente –de plebiscito, asamblea y construcción de una nueva constitución en base al agenciamiento ciudadano– que nos quite de encima la máquina de la privatización, violación de derechos y reproducción de la desigualdad económica y social, tan soterradas en nuestra larga y angosta faja de tierra. Es así relevante, entre otras cosas, a propósito del espectro de cuestiones que circunda la experiencia de la Violencia Político Sexual sufrida por cismujeres y disidencias sexuales en ese periodo y que, tal como las responsabilidades de las más de 200 mutilaciones oculares ocurridas en ese período, siguen impunes.[1]

El elemento central de este episodio es cómo la avanzada de movimientos evangélicos, con sus prácticas mediales de polarización, control e infantilización ideológica, han devenido un caldo de cultivo para el supuesto saber del régimen de la posverdad y la masa de votantes adeptos a la derecha política golpista y neoliberal. Desde luego, si bien no toda persona evangélica se siente representada por la coalición política que han engarzado sus líderes, no deja de ser cierto que, además de ser un movimiento retrógrado, encubridor y asesino, es también una fuerza que se plantea desde sus cúpulas en base a un uso táctico, sordo y reproductivo de la necrosis fascista que atraviesa todo el orbe de las significaciones político sexuales de la vulneración de las vidas LGBTIQ+ en el marco del clasismo, la misoginia, el racismo, la transfobia, el cisexismo, la discriminación y la violencia desatadas.

En otras palabras, estamos frente a un machacador contra-ilustrado en el que la pasión por el pensamiento crítico resquebraja la sensatez sublimada de la “ideología de género” que no es más que un instrumento mentado por las cúpulas religiosas transodientes de las que la derecha totalitaria y la derecha neoliberal sacan rendimientos, como han acostumbran a hacerlo toda la vida: de la manera más deshonesta y corrupta que la imaginación humana puede llegar a concebir.

Frente a ello, Tempero Drag es todo un antídoto que, como buen phármakon, puede ser leído de diversas maneras, de las que yo escojo hacerlo de forma trans(*)literal, como remedio para la vida y veneno para la muerte; una fuente vital para un mundo transfeminista, y un veneno inundado de una libido emancipada contra la necropolítica que aterra nuestras pantallas y nuestra vida ¡Porque la sobrevida de los cuerpos trans* es un acto de resistencia política!

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Agradezco abiertamente a Nina Avellaneda y su amigue Eder por ayudarme a despejar ciertas dudas intraespecíficas de contexto lingüístico relativas a algunos elementos de esta traducción. Entre ellas, la siguiente: “Metralhar a Petralhar”. Se trata de un juego de palabras cuya referencia hace alusión al Partido de Trabajadores brasileños como víctimas virtuales de un ametrallamiento, “vamos a acribillar a los izquierdistas”. En este caso, la cita supone un acto de habla de Jair Bolsonaro que fue un lema de su campaña presidencial a finales del año pasado, a estas alturas ya parte de la lengua “popular”.


[1] Como se puede ver en el siguiente informe del Instituto de Derechos Humanos de Chile, relativo a la información recabada en comisarías desde inicios del Estallido social al 19 de marzo, hubo 2.146 “vulneraciones denunciadas”, de las que 257 se referían a violencias sexuales. En contraste, en la misma fecha tan solo 20 acciones judiciales habían sido iniciadas por personas LGBTIQ+.