Visión nocturna (1): Entre la luz y la oscuridad
Visión nocturna es un documental muy emocionante, bien hecho, pero por sobre todo importante. La obra expone cómo nuestro sistema judicial no ayuda a las mujeres víctimas de violación; todo lo contrario, el sistema se sostiene perjudicando a la mujer, dificultando las investigaciones, poniendo al violador en un lugar seguro y a la víctima en la incomodidad. Si quieres justicia, tienes que hacerlo todo y revictimizarte. El Estado no te ampara, no te ayuda.
La ópera prima de Carolina Moscoso es un largometraje documental sobre su propia experiencia de abuso sexual ocurrida hace casi diez años. A través de material de archivo registrado por la directora antes y después del violento acto, el espectador recorre la experiencia de Carolina, quien con mucho éxito logra sacarle partido a tales registros: paisajes sobreexpuestos, sonidos de playa, subtítulos, diversas texturas visuales y música acompañan el potente e íntimo relato.
El nivel de empatía que provoca el documental es absoluto pues, además de estar muy bien narrado, no se queda en la violación misma, sino que es capaz de progresar y cuestionar el sin sentido del proceso legal, social y personal que vive la directora. El humor surge ante lo absurdo de la realidad haciendo entrañable y humano el relato. Destacable es cuando la autora cuenta que su papá, tras irla a buscar y enterarse de la violación, le comenta que a una amiga de él también la habían violado (su propio padre repetidamente) y ambos ríen sin razón ante lo horrendo de ambos escenarios, por ninguna razón comparables o motivos de celebración. La extrañeza ante el mundo es una constante en Visión nocturna, ya que tanto las acciones/paisajes que vemos como el relato en off nos sorprenden al descubrir su naturaleza cruda y al mismo tiempo familiar, cotidiana.
Al inicio, Carolina explica que su obra está contada a través de tres tipos de luces: una que encandila, una oscura que no deja ver y otra en penumbra. A medida que la historia se configura, pareciera ser que cada tipo de luz y oscuridad funcionan como un filtro emocional desde el cual la autora registra su vida: antes, durante y después del abuso. Lo borroso, lo sobreexpuesto, la penumbra y las ambiguas texturas cobran un nuevo sentido, profundizando en la experiencia que hace sentir e interpretar -en primera persona- a Carolina; lo que ve, lo que nos dice, lo palpamos. De esta manera, los tipos de luces dialogan entre sí, creando -y recreando- un proceso muy personal que para el espectador se vuelve cercano, casi familiar, en pocos minutos. El montaje va de la mano con la narración y es vertiginoso, mezclando muy bien el archivo, el registro contemporáneo y las fotos.
Es interesante destacar cómo la muerte y la vida se vinculan desde el cuerpo femenino en Visión nocturna. La película comienza con Carolina contando cómo, dónde y quién fue su violador. La penumbra domina el relato. Sin embargo, y a medida que la narración avanza, Carolina sigue adelante con su vida pese al Estado negligente y la impunidad de su violador. El contraste de esta violación ocurre al final con el registro del parto natural de una amiga de Carolina. Así, el documental es capaz de concluir con una de las experiencias más gratificantes y esperanzadoras que una mujer puede sentir: dar a luz a un hijo. El parto se puede leer como un nuevo comienzo para Carolina, quien tras meses de procesos judiciales y emocionales, logra volver con su cámara a los matorrales donde fue violada. Finalmente, Carolina graba a plena luz del día las plantas, helechos, ramas secas y basura que envuelven la maleza donde ocurrió la violación. La luz nos confirma el significado del lugar, el sentir de Carolina y nuestras propias conclusiones como cierre. La abandonada naturaleza del espacio parece desentenderse del abuso y el sin sentido aparece con la claridad de la imagen.
Visión nocturna es un documental muy emocionante, bien hecho, pero por sobre todo importante. La obra expone cómo nuestro sistema judicial no ayuda a las mujeres víctimas de violación; todo lo contrario, el sistema se sostiene perjudicando a la mujer, dificultando las investigaciones, poniendo al violador en un lugar seguro y a la víctima en la incomodidad. Si quieres justicia, tienes que hacerlo todo y revictimizarte. El Estado no te ampara, no te ayuda. De un modo similar al éxito de Netflix, Inconcebible, serie de ficción norteamericana basada en la historia real de una joven de 18 años que fue violada, pero a quien la policía no le cree ni ayuda, Visión nocturna se hace cargo de mostrar la negligencia del Estado, la violencia de género institucional y la impunidad de los abusadores sexuales en Chile. Carolina Moscoso nos presenta un documental sobre lo violento y lo absurdo, sobre una violación y un parto, sobre la luz y la penumbra que nos invita a recorrer y sentir con ella, una valiosa experiencia humana y audiovisual.
Título original: Visión Nocturna. Dirección: Carolina Moscoso. Guión: Carolina Moscoso, María Paz González. Producción: Macarena Aguiló. Fotografía: Carolina Moscoso. Montaje: Juan Eduardo Murillo, Sonido: Merceder Gaviria. Música: Camila Moreno. País: Chiles. Año: 2019. Duración: 75 min.