El nombre mismo de la película puede interpretarse de dos formas distintas. La primera, y más evidente, corresponde a los paraderos como hitos en la comunicación de dos lugares distintos, son puntos de partida o de llegada y, bajo estos, hay una inevitable interacción entre desconocidos. Un “viaje espacial” es, por antonomasia, desplazamiento, a la vez que la reminiscencia cósmica del nombre nos abre a la posibilidad de enfrentar ese universo, en gran parte misterioso, que es el Otro. La segunda interpretación está relacionada con la inmigración y el racismo a las que el filme hace referencia.
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