Mr. Robot: El individuo, la sociedad y el sistema

Si bien se sabía que Mr. Robot no tendría más de cinco temporadas, Esmail decidió cerrar todo en una cargada cuarta temporada llena de giros dramáticos y experimentaciones formales encajadas a la fuerza. Tanto así, que le quitaron intensidad a la narrativa que venía desarrollando la serie en sus temporadas anteriores. En otras palabras, sobrecargaron la última temporada al punto de hacerla tambalear. Eso sí, hay que hacer una aclaración: el final no fue una rotunda decepción como el caso de Game of Thrones (otra serie que terminó el 2019), hay méritos notables en el intento por mantenerse siempre fiel en la diégesis críptica del universo escenificado

“Todo este tiempo pensé que cambiar el mundo fue algo que hiciste, un acto que realizaste, algo por lo que peleaste. Ya no se si eso sea cierto. ¿Y si cambiar el mundo solo se trata de estar aquí, de presentarnos sin importar cuantas veces nos digan que no pertenecemos, (…) creyendo en nosotros mismos incluso cuando nos dicen que somos demasiado diferentes? Y si todos nos aferramos a eso, y si nos rehusamos a ceder y a alinearnos, si nos mantenemos firmes por el tiempo suficiente, quizá el mundo pueda cambiar a nuestro alrededor.”

Elliot Mastermind

 

Terminó Mr. Robot. La serie creada por Sam Esmail, emitida desde el año 2014, estrenó su último capítulo en Diciembre 2019 en su cuarta temporada. La aventura de Elliot Alderson (Rami Malek), un ingeniero de seguridad informática devenido en hacker que por una serie de eventos y decisiones termina enfrentando a los multimillonarios poderes fácticos que manejan los hilos del sistema, llega a su fin de una manera no menos confusa y grandilocuente.

Si bien se sabía que Mr. Robot no tendría más de cinco temporadas, Esmail decidió cerrar todo en una cargada cuarta temporada llena de giros dramáticos y experimentaciones formales encajadas a la fuerza. Tanto así, que le quitaron intensidad a la narrativa que venía desarrollando la serie en sus temporadas anteriores. En otras palabras, sobrecargaron la última temporada al punto de hacerla tambalear. Eso sí, hay que hacer una aclaración: el final no fue una rotunda decepción como el caso de Game of Thrones (otra serie que terminó el 2019), hay méritos notables en el intento por mantenerse siempre fiel en la diégesis críptica del universo escenificado.

Esto es valorable si se tiene en consideración que Rami Malek volvía a grabar esta temporada siendo ganador del Oscar a mejor actor por Bohemian Rhapsody (Bryan Singer, 2018), de ahí quizás las experimentaciones formales. ¿Por qué no exigir más del actor premiado por la academia? Pero lo cierto es que tener un capítulo completo sin diálogos y otro dividido en actos y escenificado como una obra de teatro, parece más un ejercicio de narcicismo. El que puede, puede. Y Sam Esmail quería y podía. Pese a esto, a la serie en general se le puede adosar grandes virtudes. A nuestro entender una de las más importantes es haber sido capaz de imaginar el qué pasaría inmediatamente después de una revolución. En una especie de continuación del final de El club de la pelea (David Fincher, 1999), en la primera temporada de Mr. Robot se muestra qué podría pasar después de la caída de los bancos y la eliminación de las deudas de las personas. ¿Cómo reaccionaría el sistema? ¿Cómo se podría organizar la gente? ¿Cuánto duraría el entusiasmo? Por lejos un ejercicio muy interesante y bastante complejo de imaginar y representar de forma verosímil.

Ahora, no debemos tomar con tanto entusiasmo esa ventana que nos abre Mr. Robot, porque, después de todo, sigue siendo una serie con una visión altamente individualista e, igualmente, cabe en lo entendido como “posmoderno”. En este sentido la información se transforma en un eje central para la lucha que da Elliot, pero no solo eso, si nos fijamos en la fantasía en la que el verdadero Elliot se encuentra encerrado no es más que el deseo de vivir en un capitalismo con rostro más humano. Ese es el mundo ideal. Hay una desreferencialización de lo real y la verdadera historia del protagonista es substituida por una imaginaria. El ego del mismo es fragmentado en personalidades múltiples, el sujeto es desubstancializado y llevado al extremo de dudar de su propia existencia objetiva. Hay de la misma forma un pastiche estético y estilístico de otras películas y series: la ya aludida El club de la pelea, 2001: Odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968), Split (M. Night Shyamalan, 2016) y Twin Peaks, entre otras. Esto último no es necesariamente malo, solamente ayuda a fijar la condición posmoderna de la serie.

Las resoluciones argumentales de algunos nudos dramáticos también enflaquecen la serie en la última temporada. La débil explicación de la personalidad múltiple por culpa de un abuso traumático en la infancia, por ejemplo, o la expectativa que se mantiene por varias temporadas respecto  a la misteriosa máquina de White Rose (BD Wong), su poder para cambiar el pasado y su destrucción sin importancia. Igual de decepcionante es el giro final del discurso de la serie, que pasa de ser antisistema y de querer transformar la sociedad, a una actitud individualista como acto de resistencia. En resumen, la acción directa antisistema se transformó en un discurso de autoayuda que dicta a ser fiel con uno mismo. Botón de muestra es la cita colocada al principio de este texto y la silueta de un solitario Elliot alzándose sobre la ciudad -sociedad- mientras recita aquel monólogo.

Finalmente, anotar como punto positivo la manera en que el final logra hacer encajar retroactivamente todas aquellas escenas que parecían no tener sentido a lo largo de la serie. Esto genera la idea de que la trama y su conclusión estaban maduradas (en su mayoría) desde un principio, no se iba improvisando en el camino, ni se extendía innecesariamente con fines rentables. En este caso pasó totalmente lo contrario, como ya dijimos, faltó tiempo para descomprimir y narrar. También es relevante destacar que, pese a todo, la serie aborda problemáticas contemporáneas con un especial tacto. La depresión, el poder de las grandes corporaciones, lo dependiente y penetrada por la tecnología digital que está la vida cotidiana, la influencia (conspirativa) de China en EE.UU., etc. Es por esto que, pese a una última temporada levemente más floja y un radical cambio de discurso, Mr. Robot sigue siendo totalmente recomendable, llena de recovecos, enigmas y giros inesperados en la trama que ponen en la palestra al sistema y a los valientes -o locos- que lo combaten.

 

Título original: Mr. Robot. Año: 2015-2019. País: Estados Unidos. Temporadas: 4. Episodios: 45. Canal:Usa Network, Space, Amazon Prime Video. Creador: Sam Esmail. Guión: Sam Esmail. Reparto: Rami Malek, Carly Chaikin, Portia Doubleday, Martin Wallström, Christian Slater, Michael Cristofer, Stephanie Corneliussen, Grace Gummer, BD Wong, Bobby Cannavale.