Lo mejor del 2015 (3): Cine chileno

El repaso del año 2015.  Las 5 películas chilenas más votadas de este año.

5.- Tiempos Malos (Cristián Sánchez) 28 puntos

Aunque la película se sitúa desde el punto de vista de Ángel, el film es un relato coral, donde nos encontramos con memorables personajes, como El burro, El Percha o El Caraemuerto, que en su conjunto articulan la imagen de un Chile marginal. Sin embargo, la construcción de este Chile está lejos de una imagen lastimosa, caritativa o caricaturesca, más bien se presenta en un estado puro, como una imagen en bruto, sin artificios, donde los actores y los no actores se entremezclan y ya no podemos diferenciar la puesta en escena de la realidad capturada por el director.

Ahora bien, esta realidad convive perfectamente con el mundo onírico construido por Sánchez, que durante la historia establece un diálogo entre lo real y fantástico. En el relato nos encontramos con una muchacha sin rumbo, que siempre lleva consigo un ovillo color rosa, y está acompañada por el sonido de lobos y ovejas; o por si esto fuera poco, a Don Eulalio van a visitarlo sus muertos preguntando por qué los mató. O el mismo Ángel que, en un gesto en la línea de Buñuel por parte de Sánchez, nunca logra concretar el acto sexual, porque siempre hay algo que lo impide. Maria Luisa Furche. De nuestra crítica a Tiempos Malos. Lea además crítica de Alvaro García

 

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4.- Surire (Bettina Perut e Iván Osnovikoff) 30 puntos.

La experimentación formal que configuran los realizadores y su director de fotografía Pablo Valdés, logra momentos de alcances pictóricos impresionistas, la narración se divorcia del conjunto visual para generar un estado de trance sumergido en el silencio cordillerano y los sonidos propios del ambiente. La composición fluctúa entre primeros planos y nítidos detalles a grandes panorámicas del desierto y el poblado de Surire, compone y descompone el movimiento de las grandes y pequeñas formas en el montaje. El cuadro es concebido como unidad orgánica y autónoma, un sistema cerrado donde cada plano funciona en sí mismo como relato y que en su conjunto constituyen el cuerpo de esta sociedad en ruinas. Surire es una película de aura misteriosa, espectaculares imágenes sobre un territorio desolado, un retrato de corte etnográfico que devuelve el valor al plano como recurso expresivo y funcional. Una experiencia fílmica, un proyecto pictórico, de los mejores estrenos de cine documental de este año en curso. Susana Díaz. De nuestra crítica a Surire. Lea además: Surire: materia y absurdo, Surire, primer acercamiento por Iván Pinto

 

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3.-  Crónica de un comité (José Luis Sepúlveda y Carolina Adriazola) 35 puntos.

En Crónica de un comité los directores profundizan algo que ya estaba presente en su primer largometraje, este es el hecho fundamental de contestar la mirada. Si en El Pejesapo se trataba de dar una contracara a la explotación mediática de la marginalidad, aquí se trata de contestar la mirada institucional, respondiendo cinematográficamente las representaciones y lugares de enunciación. Aquí es esencial la forma en que los realizadores muestran las instituciones y los usos ideológicos. Es así como vemos la atención “asistencialista” por parte del servicio municipal de atención a víctimas a los cuales recurren Gerson y familia, regalándoles una silla de ruedas. La cámara observa a los párrocos enviados por carabineros y su discurso sobre la “justicia divina”.  En más de una ocasión los protagonistas (Miguel, Gerson, el padre de Gerson) encaran a la policía durante las marchas, confrontando su accionar.  La cámara se entromete en una reunión entre el comité y un grupo de diputados, mostrando la distancia entre ambos mundos… 

El documental interfiere y  contesta  representaciones e identificaciones … otorga el derecho a mirar por parte de aquellos que son filmados como víctimas (asistencialismo social) o delincuentes (movimiento social), devuelve, en definitiva, la mirada policial, otorgando el derecho a producir una mirada, a tener un punto de vista. Iván Pinto de: Crónica de un comité: Derechos de mirada. Lea además: Denuncia made in Chile por Leyla Manzur y La crónica escéptica por Laura Lattanzi

 

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2.- El Club (Pablo Larraín) 42 puntos

Larraín construye un filme que está muy por encima de un simple relato de denuncia y eso modifica tanto su intención dramática como sus estrategias de puesta en escena. En ese plano hay notorias diferencias entre las texturas porosas y nerviosas de Tony Manero Post Mortem y la estética audiovisual retro de No, respecto de la austeridad y opacidad con que Larraín asume formalmente este filme, aquietando la cámara y utilizando las propiedades deformadoras del foco y del gran angular. 

A ratos, en esos planos frontales de los rostros abarrotados en el encuadre, su visualidad recuerda a la pintura de Il Bosco y como ése hay detalles caricaturescos no sólo en la dimensión facial de sus actores, sino también en ese hálito de comedia negra que se cuela en algunos de sus diálogos.

Por éste aspecto, entre otros, podría decirse que la narrativa de Larraín recurre aquí a formas más convencionales que en sus filmes anteriores. Desde luego, que este sea una narración colectiva, a diferencia de sus obras anteriores en las que pesaba la voz de una sola conciencia, obliga a un narrador omnisciente y en esas derivadas es posible un relato más conciso y el uso de mecanismos más tradicionales como el montaje paralelo que corona el clímax y que Larraín no había utilizado anteriormente con ese grado de intensidad. Felipe Blanco en nuestra crítica a El Club. Lea también: Un llamado a la calma por Jaime Grijalba

 

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1.- La Once (Maite Alberdi) 45 puntos

Los microcosmos son la especialidad de Alberdi. Esta vez, con un ingrediente algo más personal, la documentalista comparte con la audiencia la tradicional y antigua costumbre de su abuela y sus amigas del colegio de reunirse, una vez al mes desde hace más de 60 años, para tomar once y conversar de lo humano y lo divino. Consciente de que para ella es un hecho habitual del que ha sabido toda su vida, la directora reconoce el logro que ciertamente hay tras estos encuentros. En tiempos en que las instancias de comunicación vivencial o personal son cada vez más esquivas y en que la amistad también resulta un poco desafiada por otras prioridades, el registro de una breve muestra de estos inigualables momentos termina siendo un verdadero regalo para cualquier espectador con un mínimo de sensibilidad. Elena Valderas en nuestra crítica a La Once. Lea también Sobre La once por Felipe Blanco y Maite Alberdi: radiografía de lo chileno por Vanja Munjin.

Otras películas votadas: Naomi Campbel (23 puntos), El botón de nácar (18 puntos), Allende mi abuelo Allende (13 puntos), Chicago boys (12 puntos), Invierno (8 puntos)