Muestra Europa Ya: Like someone in love (Abbas Kiarostami, 2012)
Entre el 17 y el 27 de Julio se desarrolla la muestra Europa Ya en Cine UC. Durante estos días subiremos algunas reseñas de películas incluídas en la muestra.
En su afán (deliberado o no) de internacionalizar su obra, Abbas Kiarostami nos presenta una película que sirve como compendio sobrio y nítido de los motivos que identifican su cine. Los primeros minutos de Like someone in love remarcan esa sensación al iniciarse con un plano medio, estático, desde el cual observamos una conversación entre Akiko, estudiante que de noche trabaja en la prostitución, y su proxeneta, un hombre que trata de convencerla de visitar esa noche a Takashi, un retirado profesor universitario. La escena se desarrolla con la paciencia, claridad y precisión propias de Kiarostami. A continuación vemos a Akiko subir a un taxi y viajar rumbo al hogar de su nuevo cliente ocasional. Es una escena extensa pero de ningún modo redundante: ella observa las calles céntricas de Tokio mientras el espectador ve los reflejos de la joven sobre el cristal del auto como quien contempla una forzosa travesía que se asoma inevitable y, a la vez, necesaria. Gracias a la reunión de esas miradas, se constituye una disposición amistosa que nos hace empatizar con los acontecimientos y personajes que vendrán a continuación. Esto de debe a que se nos ha revelado, ya desde el principio, una dinámica clara: la película no irá en busca del drama o la tragedia moral, acaso de una fábula imprecisa.
Lo que viene es el encuentro de Akiko con el anciano Takashi Watanabe (un claro guiño a Ikiru (1952) de Kurosawa, la historia del hombre que aprende a vivir cuando la muerte asoma inapelable), algunas enseñanzas sobre la juventud con sus obsesivos criterios sobre el amor, en oposición a la senectud y el encanto que emana de la moderación de una vida que se acerca a su término.
¿Qué es lo que agrega a su filmografía una película como Like someone in love? Tal vez lo más evidente es la incorporación de la temática amorosa como pretexto para hablar de lo que siempre le ha importado a Kiarostami: los rasgos de humanidad que se filtran a través de la cámara, y de cómo organizar las imágenes para que esta registre variaciones de realidad inéditas que interpelan al espectador sobre los límites de la ficción. Sus mejores trabajos desarrollan ese filón con especial maestría (Close Up, El sabor de las cerezas, Ten), agregando en sus últimas películas una claridad formal que destaca aún más cuando los paisajes que proyecta no son ya las desérticas llanuras de Irán sino las viñas de la Toscana italiana o la nocturnidad de Tokio. Kiarostami no transgrede, como antaño, los límites de lo filmable. Aquí las fronteras de lo narrable no tienen que ver con transgredir las formas habituales de la narración yendo a la vanguardia. Más bien se refugia en un antiguo maestro, Yasujiro Ozu. De él recoge la serenidad de una cámara que deja al tiempo transcurrir y que no se apura en el intento de arraigar amplios momentos de cotidiana sencillez.
Con Like someone in love continúa en su periplo internacional de cosechar los frutos de una obra inmensa, labrada en base a un espléndido equilibrio entre una búsqueda formal que impugne los métodos usuales de narrar una historia y, a la vez, el proyecto de elevar esos empeños desde un discurso cada vez más transparente, más cercano a la disposición de los elementos visuales en perfecta transitividad entre el objeto y su mediación expresiva. En definitiva, Like someone in love es una película pequeña. Pero es precisamente en su insignificante argumento y su brusco desenlace, en donde anidan enormes fragmentos de belleza y sabiduría.
Marco Antonio Allende