Informe XXIX Ficviña, 50 años (3): Venían a buscarme
Venían a buscarme podría pasar por otro documental sobre la memoria política reciente, otro relato contado desde la perspectiva de “los hijos”; sin embargo, es en la forma precisa de un montaje y relato sin abusos ni subrayados emocionales donde el documental de Álvaro de la Barra gana lugar y aporta un punto de vista único y relevante.
Presentado fuera de competencia y en el marco del homenaje al director de fotografía Inti Briones realizado en el XXIX Ficviña, Venían a buscarme cuenta la historia del propio Álvaro, hijo de Alejandro de la Barra y Ana María Puga, ambos militantes MIR y ambos asesinados por la dictadura de Pinochet. El documental se remonta a los orígenes de su director: la protección que tuvo, pasando a clandestinidad, contando con el apoyo familiar y de toda una red de ayuda solidaria y anónima bajo la cual pudo irse a Venezuela y pasar al cuidado de sus tíos siendo apenas un niño.
Es a sus 32 años que Álvaro decide obtener el apellido de su padre y emprender un retorno a Chile. Este retorno es no sólo la recuperación de su pasado sino también el encuentro con la historia de sus padres y las heridas vivas de un país, que asume como propias. De la Barra, reconstruye esto con precisión, dosificando los elementos informativos y personales que nos hacen descubrir su historia, y sin abusar de la “tecla emotiva” de la que podría haber usufructuado. Quizás uno de los momentos más duros es cuando descubre que quien había denunciado a la DINA a sus padres fue una examiga de su familia a la que buscó para la realización del filme pero quien nunca quiso dar la cara. El documental logra transmitir cómo esa acción -la denuncia de esa persona- marcó su vida de forma definitiva. Así también logra dar cuenta de ello como un nuevo nacimiento. Esta forma de acercarse es algo que llama la atención: una forma de comprender, por ejemplo, que fueron las decisiones de sus propios padres como militantes, arriesgando sus vidas en plena dictadura las que también lo expusieron a él siendo un niño. Hay algo de admiración por la valentía y, a la vez, un intento de comprensión última de estas decisiones.
Es su propia historia familiar la que además lo vincula con el cine. Uno de sus tíos, de hecho, tiene un registro amateur único del 11 de septiembre del 73 que es utilizado en el filme, siendo un valioso archivo. Y el otro -quien lo cría- es Pablo la Barra, el director de Queridos compañeros (increíble filme de 1976 del que hemos hablado en el blog), que aparece largamente citado en el documental. La relación que se establece en el documental con esa película es notable, no sólo como una cita “intertextual” sino, sobre todo, como un diálogo con su propia biografía, su imaginación infantil y la idealización de sus padres ausentes. Esta relación con los archivos se encuentra presente desde el inicio del documental y encuentra un punto alto en el cierre del relato.
Aunque lleva algunos meses circulando en festivales, Venían a buscarme espera poder estrenarse durante el 2018. Esperemos esto pueda ocurrir, sería una grata noticia para la cartelera nacional.