Informe XVI Sanfic (4): ¿Hay algo en lugar de nada?: La necesidad de aferrarse a algo más

¿Hay algo en lugar de nada? de Peter McPhee, estrenado de forma virtual en la competencia nacional del SANFIC 2020, devuelve las cámaras hacia la isla Friendship, a los prístinos paisajes que la rodean y a las marcas que ha dejado en todos quienes han sido parte de su historia o que han intentado serlo. El documental nos presenta una nueva generación de chilenos que emprenden una exploración hacia esta misteriosa isla. La película hace un dinámico trabajo de articulación montando un relato que descansa en las grabaciones que quedan como oscuro testimonio de estos encuentros.

“Una misteriosa comunidad de hombres altos y rubios, aparentemente nórdicos, que vivirían en una isla sin saberse muy bien con qué propósito. Hay un pequeño grupo de personas que dicen conocer el secreto”.

Así comenzaba el episodio N°13 de la serie OVNI, transmitida por TVN el año 1999. La isla en cuestión refiere a la Isla Friendship, supuestamente ubicada entre algunas de los cientos de islas que componen los archipiélagos de las Guaitecas y de los Chonos, al sur de Chiloé. Décadas después, el documental ¿Hay algo en lugar de nada? de Peter McPhee, estrenado de forma virtual en la competencia nacional del SANFIC 2020, devuelve las cámaras hacia la isla Friendship, a los prístinos paisajes que la rodean y a las marcas que ha dejado en todos quienes han sido parte de su historia o que han intentado serlo. El documental nos presenta una nueva generación de chilenos que emprenden una exploración hacia esta misteriosa isla. La película hace un dinámico trabajo de articulación montando un relato que descansa en las grabaciones que quedan como oscuro testimonio de estos encuentros, intercalando hermosos planos de los archipiélagos y entrevistas con los antiguos y nuevos “Friendship”, sus motivaciones y melancolías.

Así, su aventura se entrecruza con las historias de aquellos que hace décadas se comunicaron con la isla, cuya historia va más o menos así. A principios de los 80, diferentes radioaficionados establecieron contacto accidental con una comunidad liderada por un sujeto con acento extraño, llamado Ariel. Él afirmaba vivir con una comunidad de hombres, mujeres y niños en la isla Friendship, bajo construcciones subterráneas y con tecnología más avanzada que el resto de la humanidad. La comunidad tenía las características de una secta, siendo supuestamente imposible llegar a la isla si es que no eres por ellos elegido. Mantuvieron contacto durante años, bajo la promesa de que, eventualmente, podrían llegar a la isla. Uno de ellos, probablemente el más famoso, afirma incluso haber arribado a la isla y haber sido curado del cáncer. Posteriores episodios sobrenaturales ligados a la isla originaron la teoría de que se trataría de extraterrestres, a pesar de que el mismo Ariel nunca lo afirmó.

El caso Friendship ha fascinado durante años a la ufología chilena, cuyos aficionados no dudan de la existencia de la isla y han estudiado sus misterios con mucho detalle. La geografía de los recónditos archipiélagos de la región de Aysén constituye una locación fértil para imaginar la posibilidad de que, allí entre las más de mil islas que lo componen, puedan existir lugares desconocidos que alberguen comunidades aisladas del resto de la humanidad. El fantasma de los secretos y horrores del colonialismo europeo del siglo XX aporta también una dosis de verosimilitud a la idea de una comunidad cerrada, de cabello rubio y tez blanca, escondida entre los bosques del sur de Chile.

Sin embargo, los testimonios y el relato que colectivamente se ha armado sobre la isla tiene vacíos e inconsistencias que invitan a considerar explicaciones más simples a sus misterios. No ayuda que, a pesar de todas las búsquedas que se han emprendido, no se ha reportado ningún encuentro oficial con la isla, ni se ha vuelto a pillar rastro de sus habitantes. Quienes se contactaron con la isla hoy han envejecido, y recuerdan esas conversaciones por radio con nostalgia, algo de distancia, y más preguntas que respuestas. Friendship se ha vuelto un recuerdo, un mito que vive más del pasado que del presente. Y si hoy existe aún, es en forma de esperanza porque algo exista, a pesar de que haya más razones para pensar lo contrario. Es en este escenario que aquellos personajes emprenden, una vez más, un viaje hacia Friendship.

En la aventura de estos sujetos se solapan diversas búsquedas y motivaciones, movidas sobre todo por la creencia de que escondido en las profundidades del sur de Chile, existe algo desconocido esperando a quienes se esfuercen lo suficiente. La exploración de esta isla de extraterrestres constituye así la narrativa personal para una búsqueda mucho más existencial, por algo que otorgue sentido a sus vidas que, por diversas razones, parecen haberlo perdido. Entre ellas, el recuerdo y el vacío de un hermano que murió soñando con conocer la isla y así curar su enfermedad. La nostalgia y el arrepentimiento de una oportunidad por conocer lo sobrenatural, que en su momento no fue aprovechada. Las preguntas que quedan rondando cuando algo que se tuvo ya no está no necesariamente se responden. Al contrario, pareciera que mientras más se avanza en el viaje, más lejos están estos individuos de encontrar lo que buscan.

Hacia el final de la película, se realiza un ejercicio de ruptura en la narrativa, donde vemos muestra al director en conjunto con el montajista, revisando el material y planteando la pregunta por el sentido de esta obra. ¿De qué tratará la película? ¿Cuál es la historia que vamos a contar? La pregunta no se responde del todo, por lo que parece adecuado que el título, finalmente, quede formulado como pregunta.

La imagen que inicia el documental anuncia de inmediato dicha pregunta, en la formulación que hiciera Leibniz en el siglo XVII: si la nada es más simple que algo, ¿por qué hay algo en lugar de nada? Esta formulación, sin embargo, puede ser engañosa, pues la pregunta del título en realidad no es por qué hay algo. Más bien que interroga sobre si es que hay algo en absoluto. La diferencia no es trivial, puesto que comprende diferentes aproximaciones a la experiencia de la nada. Leibniz parte de la certeza de que algo hay, y se pregunta así por las causas de que haya algo, en vez de nada. Los personajes de la película también actúan movidos por la creencia de que, perdido en el sur del mundo, existe algo que ellos buscan y que necesitan. Pero para ellos esto es más una esperanza que una certeza, pues lo que está en juego es el profundo anhelo de que la respuesta sea afirmativa. Así, se convierte en una búsqueda para descartar la desesperanza y la radical angustia que implicaría confirmar, de manera definitiva, que en realidad allí no hay nada. De esta manera, quizás no es cierto, como pensaba Leibniz, que la nada sea más simple que el algo. ¿Por qué, entonces, hay algo en lugar de nada? Tal vez porque como sujetos humanos, seres radicalmente finitos, necesitamos que lo haya. O al menos, aferrarnos a la creencia de que lo hay.

 

Título original: ¿Hay algo en lugar de nada? Dirección, guion, fotografía, montaje: Peter McPhee Cruz. Casa productora: La Elefanta Producciones, Refugio Films. Producción: Ana Belén Asfura. Música: Jorge Puig. País: Chile. Año: 2020. Duración: 91 min.