Informe XIV Sanfic (1): The Eyes of Orson Welles ¿Qué hay en la caja?

¿Dónde está lo que amamos? ¿Qué podemos ver a través de lo que amamos?

El interés por abordar a Orson Welles no es nuevo. Su presencia en el mundo del cine ha sido un pilar para muchos de los directores que hoy vemos, y su búsqueda ha llenado libros de entrevistas, videos, manuales de dirección y todo lo que nos pueda acercar al misterio de Welles. Porque sí, Welles es una figura preponderante y altamente estudiada, pero, a la vez, lograr comprender su lógica visual y narrativa sigue siendo un camino intrincado.

El documentalista Mark Cousins se instala como un devoto de Welles, entregándose a la experiencia de poder conocer su trabajo más allá de sus películas y centrándose en una faceta menos conocida del autor: sus dibujos y pinturas, las cuales le fueron entregadas en una caja sellada. Siendo consciente de ello, su recorrido es una larga carta (¿de amor?) que parte desde la ciudad de New York para luego irse adentrando en los lugares que Welles recorrió y amó. A partir de ahí, y de la continua interrogante del director, se intenta llegar a la esencia de su obra, incorporando sus referencias y vivencias más personales.

Cousins plantea un juego imaginativo en donde las preguntas resuenan y a simple vista no cuentan con respuesta inmediata. En la oportunidad de revisar antiguos documentos de Welles, aparentemente inéditos, surgen las preguntas sobre la carrera y la vida del director, viendo sus representaciones y formas de entender el mundo. Cousins ansía el poder ver las cosas desde “los ojos” de Welles, de poder comprender la forma en la que Welles retrató la realidad. Sin embargo, a la larga se hace necesario asumir que, como todos, la única forma de poder encontrar aquello es en la íntima búsqueda del ser humano más allá de su faceta artística.

Rendezvous With Orson Welles

Mark Cousins habla desde un profundo cariño por Welles y por su legado, porque al igual que muchos de nosotros, bastó una sola película del autor en su vida para que su presencia se hiciera eterna. Conmueve entonces el ejercicio de Cousins por seguir interrogando, ya no a quienes rodearon al director, sino que más bien a los paisajes que lo conformaron, las voces que lo criaron y el efecto que todo eso tuvo en el mundo cinéfilo, político y social. Un personaje con tantas aristas no podría ser abordado de otra forma.

En ese proceso personal, Cousins se preocupa de realizar un constante contrapunto visual entre la realidad que vivimos hoy, la saturación del espacio, la rapidez de la información reflejada en las pantallas y los avisos publicitarios, y los lugares de la infancia y juventud de Welles. Este acto, sin embargo, no tiene nada de nostálgico, salvo por la figura del propio director, quien sin ninguna duda hubiese usado estos elementos a su favor. “El mundo se ha vuelto wellesiano” declara Cousins, y se encarga durante todo su documental de argumentar a favor de esa aseveración, partiendo por la presencia de Donald Trump en el pináculo del poder, tal como pretendiera hacerlo Charles Foster Kane en Ciudadano Kane (1941).

Con todo, Cousins, al generar un relato desde los dibujos desconocidos de Welles, nos invita como espectadores a observar la obra del director casi desde bambalinas, fijándonos más en los intermedios que en el grueso del trabajo monumental de Welles. Ese punto de vista genera una mayor empatía, si se quiere, al abordar su trabajo con mayor detalle. Se convierte en un elemento necesario que, lejos de responder a todas sus preguntas, abre una caja de pandora donde podemos seguir escudriñando en la obra de Welles, tan imprescindible en 1940 como en 2018.

 

Nota de la comentarista: 8/10

Título original: The Eyes of Orson Welles. Dirección, guión, fotografía: Mark Cousins. Montaje: Timo Langer. Música: Matt Regan. Reparto: Beatrice Welles, Orson Welles, Mark Cousins. País: Reino Unido. Año: 2018. Duración: 110 min.