Informe Antofadocs 2014: Flores en el desierto

Apuntes. Sobre los festivales en general y uno en particular…

La reciente versión de Antofadocs nos llevó a pensar sobre el rol de los festivales en la cultura pública de nuestro país. Ello da argumentos a quienes queremos creer que esto se trata no solo de banalidad, si no de una de las pocas instancias de socialización de una cultura cinematográfica que busca afirmarse contra la campaña agresiva de las distribuidoras multinacionales y las multisalas.

Esto me aparece en un momento en que creo que los festivales deben atender hacia donde van a enfocar sus políticas (por lo demás, financiados en gran parte con platas del Estado) : si a una elitización y farandulización del medio local o a una dimensión formativa, artística y social. Al respecto un festival de cine puede (o no) ayudar a mejorar la socialización cultural del cine vinculado a su calidad artística (programación), educativa (talleres, cursos, charlas) y de formación de audiencia (mediación cultural, vinculación con el medio).

Lo cierto es que Antofadocs nos da argumentos para creer en lo segundo, y es aquí donde tiendo a creer que no puede haber festival sin una “política cultural” de fondo, aún más cuando se cree que el arte- y en este caso el cine y más específicamente el cine documental- puede cumplir un rol profundo en la transformación social. Los días pasados en Antofadocs estuvieron plenos de estas preguntas en escenarios precarios, donde al contexto de una casi inexistente infraestructura cultural vinculada al cine (hablo de carreras de formación vinculadas al área, salas de cine independientes, escuelas, talleres, etc) se respondió con firmeza con una programación documental de calidad tanto en las competencias (la oficial, la de cortometrajes y la de nuevas tendencias) como en las muestras paralelas (Gustavo Fontán, Jorge Prelorán), sumado a talleres y charlas de guión documental (por el propio Fontán), montaje documental (Martín Sappia) y sobre la obra de Jorge Prelorán (Chris Moore); sumo a esto la asistencia de los directores nacionales en sala presentando sus propias películas, en fin, un ambiente que moviliza las intenciones más básicas y profundas del porqué del cine. Creo que todo esto es mérito en primera instancia de Francisca Fonseca su directora y un excelente equipo de trabajo en producción (son muchos para nombrarlos, pero cuento a Erick, Ana, Aurore, Cynthia, Amparo, un equipo jugado y que cree en el proyecto). El paso que ha dado Antofadocs es importante de señalar, asumiendo también el gran desafío de hacer florecer en el desierto: espacios de formación que se espera sean durante el año,  un esfuerzo creciente por generar compromiso en los espectadores (algo tan misterioso como lento de forjar). Antofadocs empieza durante estas semanas una gira por el interior con una pantalla móvil inflable que es adquisición del festival.

antofafoto

El festival inauguró con Calles de la memoria de Carmen Guarini, un documental de vocación reflexiva sobre los procesos de construcción de memoria en Argentina con dos ejes, por un lado, el diálogo con un grupo de estudiantes que deben realizar un trabajo sobre el tema para el taller que dirige la propia Carmen (el documental va intercalando las imágenes filmadas por ellos en los procesos  de su trabajo y las discusiones), por otro, las “baldosas” en las que colectivos sociales de barrio imprimen el nombre de desaparecidos durante la dictadura. Carmen Guarini aquí  enfatiza las discusiones y lo que podríamos denominar como “luchas por el nombre”,  el lugar donde se instala el proceso de construcción de identidad social y cultural de la memoria. Un documental atento a sus personajes y a la problemática que aborda del cual hablamos más en extenso en una entrevista que publicaremos con su directora.

Yendo a la programación, paso a comentar algunos de los filmes que me interesaron dentro de las competencias.

Sobre algunas películas

Sobre los dos documentales ganadores que compartieron premio ya hemos comentado por aquí: para Fidocs con Crónica de un comité (José Luis Sepúlveda y Carolina Adriazola) y  a propósito de su estreno  Ver y escuchar (José Luis Torres Leiva),

Sorprende en la selección general un criterio sólido, que va del documental “interesante” al “notable”, del formato más clásico (argumentativo y explicativo) al más experimental e híbrido. Un arco amplio donde se dieron cita una diversidad importante que da fe de las posibilidades del documental hoy. Otra cosa que me llamó la atención fue el hecho que muchos de los materiales parecen ser respuestas a tratamientos mediáticos a sujetos sociales y/o problemáticas de diversa índole, intentando a)reparar b) denunciar c) desmontar d) contestar dichas representaciones. Todas funciones que están en el fondo del documental como sistema expresivo, que lo fundamentan.

Genoveva

El documental Genoveva de Paola Castillo (competencia oficial) upes uno de los más nítidos en esto. El documental comienza su recorrido a partir de una fotografía que la propia directora encuentra, una vieja foto de Genoveva su bisabuela que la lleva a pensar la relación de sus rasgos con un posible origen mapuche. A partir de aquí empieza una fascinante genealogía familiar que Castillo sabe hilvanar bien con los procesos de mestizaje y blanqueamiento en nuestra historia que llegan a la violencia policial de hoy. Otro de sus puntos altos es la mirada que se da al sujeto mapuche a partir de los medios. Trabajando entre representaciones sociales y la construcción de la imagen mediática (“terrorista” “la nana”, etc) Castillo trabaja intercalando las mediaciones y reflexionando sobre cómo se cristalizan estos sistemas de representación. Esto se apoya con la reconstrucción fotográfica que recrean las fotografías de Genoveva en las cuales posa Anita Tijoux.

lareina

A su manera, el ganador y la mención especial de la sección cortometrajes continúan el diálogo. La reina de Manuel Abramovich (Argentina) es un cortometraje ejemplar. Un documental de observación en torno a un personaje pre-adolescente del interior argentino, elegida reina de Carnaval. Casi todo a partir del rostro y la gestualidad el documental va filmando el proceso de la colocación de una corona filmando una tensión física e interior en ascenso. Con un trabajo interesante de fuera de campo visual (los adultos quedan fuera pero los escuchamos) y unas elipsis que suman ritmo narrativo La reina explora en la identidad pre-adolescente, observando gestos de clase y de una – no tan- sutil violencia de género sobre el cuerpo de una niña que está sustentado también en un estereotipo cristalizado de género: el de la reina de carnaval.

elcolor

Sólo te puedo mostrar el color de Fernando Vilchez (Perú) es un cortometraje de radicalidad poética y política, que gira en torno al llamado “Baguazo” del año 2009, consistente en una serie de incidentes ocurridos bajo el gobierno de Alan García entre una comunidad indígena Awajún (norte del Perú) que comenzó con una masacre policial a la comunidad y luego el secuestro de un grupo de policías. Entre medio, Vilchez estuvo trabajando con ellos en talleres de video comunitario. El documental monta los registros autoetnográficos de los propios Awajún y los contrapone al tratamiento mediático, policial e institucional, así también con archivos y registros en baja resolución de los eventos. Como documental, presenta una contestación que pasa fluidamente de la poesía a la denuncia política, sin hacer quite al hecho de la violencia directa. Un documental que también trabaja un montaje elusivo, con precisión en los cortes y la información que jamás llega a ser ilustrativa pero sí frontal.

Tres documentales más me llamaron la atención, es el caso de La casona (Juliete Touin, Cuba) un trabajo de observación en torno a  un hogar materno, lugar que – me entero- es un lugar donde caen mujeres embarazadas con algún tipo de problema social o sicológico. Con detalle y cariño, el documental observa a un grupo de personajes que asumen este momento de su vida con distinto tono. El documental puede pasar rápidamente de una situación de humor con personajes entrañables a la cuestión de cierta soledad y abandono vivido en estos espacios. Buenos días resistencia (Adrián Orr, España) es un registro directo entre la observación y la recreación (no lo tengo claro) y posee un plot argumental simple: un padre y tres crías entre 5 y 9 años que deben ir al cole. Dulce y divertido, el documental trae los recuerdos de infancia y la lata del despertar, con un tratamiento muy cercano a los niños, y un entrañable trío de críos – cada cual más desordenado y flojillo- con un padre joven e informal. ¿Un documental sobre el cambio del rol de género de los padres? ¿sobre las nuevas familias? ¿la adaptación lenta a un sistema escolar y aquello que se resiste a ir? Cierto aire melancólico, vinculado a una “resistencia” y así también un tratamiento que está entre un punto de vista observacional y uno ficcional narrativo es Soles de primavera (Stefan Ivancic, Serbia), en torno a un grupo de adolescentes que disfrutan un veraneo en Belgrado, junto a un lago, entonando himnos de izquierda en castellano que no nos queda claro si entienden. Aire bucólico, aspiración a rebeldía y sueños de adolescencia en un corto que podría fácil ser un largometraje.

mb

En la sección Nuevos lenguajes reencontré esta dimensión de la contestación crítica y creativa de problemáticas y tratamientos. Quizás el más notable Muerte Blanca de Roberto Collío (Chile) especie de elegía en torno a los conscriptos fallecidos en la tragedia de Antuco (recordemos, culpa de un militar al mando y una tormenta de nieve que cayó sobre ellos) el año 2005. Ante el tratamiento bajo el formato dramático y noticioso, Collío construye una pieza en blanco y negro, de rigor formal y técnicas mixtas. Por un lado, el registro en fílmico de los lugares donde estuvieron los conscriptos durante el recorrido fatal, filmados con planos fijos. El tratamiento sonoro entre la recreación, cierta textura del archivo y una música -casi tonal- que por sobre la emocionalidad establece una atmósfera densa. Por último, la animación que recrea por un lado algunas situaciones pero a la vez desestabiliza la ilustración con un grafismo que se borra hasta quedar solo en trazos. Muerte blanca  es un documental en torno a la desaparición, el anonimato y el silencio que aboga por la materialidad de sus recursos. Un trabajo denso y envolvente sobre una tragedia sin reparación ni duelo posible.

piedepa

La mención Pie de página (Paola Ovalle, México) es un documental en torno a la desaparición en México de cerca de 300 asesinados por el narcotráfico. El documental funciona como una etnografía de las fábricas de muerte en medio del desierto, verdaderos laboratorios del crimen donde los cuerpos son sometidos a un proceso químico con un ácido que los disuelve. Un tratamiento formal serio y experimental con textos sobre la imagen va dando información en torno a las demandas de justicia, la imposibilidad y dificultad de llevar los procesos legales sin señas de identidad de los cuerpos y el verdadero genocidio ocurriendo en México, llamado hoy necro-política, en una alianza inusitada entre el Estado y la mafia. Un documental duro de ver, a la vez discursivo y formal, donde se aboga por un montaje que busca hacer reflexionar sobre estas fábricas de muerte.

15dis

Algunos experimentos: el siempre irónico Jim Finn (Estados Unidos) realiza un manual con found-footage de programas televisivos de la década del 80 sobre “cómo sacar tu Trotsky interior” en Encounters with your ineer Trotsky child , entre sátira ideológica y burla new age. 15 días en la playa de Flavia de la Fuente (Argentina) es un documental “estructural” que literalmente son 15 situaciones visuales diarias con un riguroso trabajo de composición y encuadre. Plasticidad, luz, materia, naturaleza, gaviotas, pescadores solitarios y paisaje: Flavia demuestra ser una gran artista del paisaje, compartiendo su placer como realizadora con nosotros como espectadores. Mambo cool (Chris Gude, Colombia) es una ficción que nos lleva a un espacio fantasmático en torno a una galería de personajes que van de salseros, drogadictos y prostitutas, cierta mirada poética y barriobajera al ambiente bohemio con cierta melancolía por el pasado y de una clara impronta de las películas del portugués Pedro Costa. Yumen (J. P. Sniadecki) es una película extraña, singular y única ambientada entre paisajes de ruina maoísta donde un pintor dibuja inquietantes rostros en una pared y una serie de personajes deambulan, cantan y hablan a cámara. Soy incapaz de explicar lo que ví, solo decir que podría ser un cruce imposible entre Jhia Zhang Khe y algunos momentos surrealistas y divertidos de The act of killing de Oppenheimer.

Iván Pinto Veas