Apuntes sobre FICVIÑA 2014: De Ripstein, meteoritos y asombros
A un par de dias terminado el ultimo FICVIÑA, con Heli de Amat Escalante como ganadora de la competencia internacional (un premio de algun modo previsible, dado el recorrido anterior de la cinta, pero sin duda merecido), conviene al menos anotar algunos eventos ocurridos durante el certamen.
1.- La visita de Arturo Ripstein al festival contó sin duda alguna como lo más destacado del festival, quien iba acompañado de su guionista y compañera Paz Garciadiego, jurado de la competencia. Mas allá de la retrospectiva y los diversos homenajes- entre ellos el Honoris Causa de la Universidad de Valparaíso y la ya habitual ceremonia en El Congreso donde se realizan homenajes durante el Festival- lo de Ripstein retrotrae al cine latinoamericano la figura de un cineasta recorrido, con una obra ya consolidada, y que viene a dar cuenta testimonialmente sobre que significó hacer cine en la segunda mitad del siglo XX en nuestro continente. Hablamos de un cineasta que siendo hijo de un productor de cine, logró presenciar parte de los ultimos destellos de la Época de oro, teniendo la suerte de una infancia en la trastienda del cine, consolidando como hito- como el mismo recordó en la charla que dio durante el festival- su encuentro con Luis Buñuel, primero en las pantallas y luego en persona. Ripstein empieza a filmar hacia fines de los 60s, como parte de una generación que se quiso oponer directamente al cine clásico, reivindicando una autoría y a la vez una crítica social. Desde temprano, también, se sella la relación que tendrá con la literatura, colaborando con García Márquez en su primer filme Tiempo de Morir (1965). Hacia mediados del 70 empieza su consolidación con El castillo de la Pureza (1975) basado en una novela de Elena Garro. Aqui se concentran elementos que estan presentes en gran parte de su obra: la alegoría, la casa como prisión, una mirada descarnada a las instituciones sociales, la ruina barroca. Es probable, y esto que digo es apenas una reflexión, que Ripstein sea quien mejor podria haber traducido no solo la llamada “literatura del boom”, si no, que habría transpuesto, llevado a imágenes espacios conquistados por la letra latinoamericana del período, hablo de complejidad espacio temporal, desgarro, lugares que se encuentran entre un simbolismo marcadamente teatral propio de cierto neobarroco, ahí estan sus colaboraciones con José Emilio Pacheco, José Donoso e incluso Manuel Puig, para algunas señas y adaptaciones. Hacia la década del 80 El imperio de la fortuna (1985) marca el periodo de colaboraciones con Paz Garciadiego, que encuentran un punto de intersección entre el pathos del drama (y el crimen), el relato y una aguda estilización visual, donde ya abiertamente se incorpora una hibridez que pasa por los medios y la cultura popular, observando siempre la decadencia, la agonía, cierto impulso autodestructivo, esto llega sin duda a un punto clave con Profundo Carmesí (1996) y en gran parte de su filmografía de esos años. Aunque en el festival se proyectaron varios de sus momentos clave en la retrospectiva, lo cierto es que hace falta revisar con más calma sus filmes recientes, hablamos de los ultimos 15 años que lo han mantenido en plena actividad. Durante el festival -y la charla- Ripstein se mostró afable y con ganas de socializar sobre su obra. Se resiente aquí la poca convocatoria que viene trayendo el festival.
2.- Dos documentales argentinos llamaron mi atención. Uno específicamente tuve la suerte de poder programarlo, este es El color que cayó del cielo de Sergio Wolf (Director de Yo no se que me han hecho tus ojos, 2003, ex director de Bafici e inquieto critico y docente). El documental cuenta la historia del impacto de los meteoritos en la zona del Chaco desde tiempos inmemoriales recogidos bajo mitos de pueblos originarios de la region, para luego centrarse en la caida de uno reciente y la aparicion de cientificos y cazadores de meteoritos. El documental puede comprenderse como una mitografía del meteorito en estas tierras, tanto los universos que produce, como los personajes e historias increíbles que rodean cierto misterio de estas piedras caídas del cielo. A esto se suma el tratamiento, que da cuenta de un tiempo narrativo y una pasión por la narración, pero tambien por quienes relatan, hilando de forma fluída los distintos niveles desde los que se construye esta historia. Wolf, mitólogo , usa la voz y la cámara como bolígrafo, seduce en la descripción de un mundo único de rocas, cosmos y sujetos delirantes.
El segundo documental es El asombro (2014) perteneciente a la retrospectiva que se le estaba haciendo a Santiago Loza, director de Los labios (2010) y La Paz (2013) ambas ficciones que combinaban elementos del documental vinculado sobre todo al tratamiento del espacio y de cierta indeterminación que se abre en la interacción con lo real. En ambos, la dimensión de una sensibilidad de y hacia el otro se hacían presentes como tópicos vinculados a la no-acción o al afecto, esto lo comento por que en el documental se vuelve relevante. El asombro es un documental/ensayo compuesto por tres voces que parten descolocándonos ¿Quién nos habla? ¿Desde dónde? Un juego de discursos e imágenes documentales, registros sin una unidad aparente, poco a poco va develando una estructura a partir del texto. El asombro es, como su título lo dice, un documental sobre la dimensión radical de una venida al mundo de lo sensible, de una afectación mediada por el cuerpo, la mirada y la consciencia, reivindicada aquí desde la figura del animal y la animalidad. Animalidad que opera en la dimension inmediata y latente, en la creencia o apuesta de un resto que descompone la unidad y la identidad, apostando por un ser/estar en el mundo de forma porosa y abierta. Filme manifiesto, apuesta por la experimentalidad, pero desde la experiencia del mundo. El documental de Loza anuncia un giro en la obra del director que a ratos se vislumbra de forma poética y violenta.
3.- Cierro con un pequeño comentario a una actividad paralela, la inauguracion del Archivo Ruiz Sarmiento, en el Instituto de arte PUCV que recoge manuscritos y materiales para investigadores e interesados en la obra de Raul Ruiz y Valeria Sarmiento. La actividad tuvo dos partes, una en Santiago dedicada a Ruiz y otra en el Instituto dedicada a la obra de Valeria Sarmiento, quizas esta ultima actividad teñida de cierto clima de reconocimiento a una cineasta donde expusieron sobre su obra los academicos Catalina Donoso, Macarena García, Páz Lopez, Bruno Cuneo y Javier Zoro, revisando temas vinculados a la infancia, el feminismo, el melodrama y las operaciones formales presentes en filmes como El planeta de los niños, Amelia Lopes O neill o Las líneas de Wellington. La actividad se compuso con un conversatorio donde Sarmiento generosamente respondió las diversas inquietudes formuladas por los investigadores y el público presente. La actividad termino bastante concurrida en una sala con paneles en torno a la obra y vida de Ruiz.
Iván Pinto