Zama (2): Perdidos en el tiempo

Si bien sabemos que Zama (2017), la última película de Lucrecia Martel, sucede durante la Colonia española y en algún lugar cerca de la frontera con Brasil, la sensación constante es de estar perdidos en el tiempo y en espacio. Sin embargo, esa apreciación no es solo externa, sino que también sucede en el mundo interior de los personajes. Y Zama, aparentemente es sobre eso, sobre estar perdidos y no encontrarse.

Don Diego de Zama (Daniel Giménez Cacho) nació en América y es funcionario de la Corona Española en uno de los tantos pueblos nacientes del territorio colonizado. Zama espera una carta del Rey que confirme su traslado al pueblo donde vive su familia. Lleva varios meses esperando y, si bien llegan otras instrucciones por parte de la Corona, su traslado parece nunca llegar. Pero no es lo único que él espera. Su mujer hace meses que no escribe. Está sólo en medio del calor y la humedad de ese indeterminado lugar de la frontera.

Zama es un personaje confundido en una realidad que escapa de su control y comprensión. La sensación de estar perdido en el tiempo y en el espacio es constante en Diego de Zama. La espera de dos cartas que aparentemente nunca llegan, la búsqueda de un bandido que nadie conoce su cara y se transforma en una suerte de fantasma, son los elementos que transforman la vida del funcionario en una eterna confusión. Da la impresión de que Zama es constantemente engañado por su entorno y es incapaz de resolver los enredos que le genera el no tener la posibilidad de decidir por sí mismo su destino.

zama

Estas confusiones van más allá de los hechos que acontecen en su vida, sino que comienzan a ser parte de su estado mental. Lo que parecía ser una personalidad contemplativa, se transforma rápidamente en un constante estado de ensoñación, fantasía y alucinación. Zama comienza a percibir cosas más allá de su entendimiento lógico, perdiendo la lucidez y la posibilidad de concretar su ansiado traslado. Pero más aún, cuando se une en la expedición para atrapar a Vicuña Porto, como última oportunidad de conseguir la venia del Rey para su traslado, el delirio de la mente de Zama se mezcla con una confusa realidad.

A lo largo de la película, Diego de Zama se va perdiendo, no es el héroe de la Colonia, al que le regalan títulos, ni mucho menos lo premian con traslados. Al contrario, es débil y todos los personajes del filme juegan con su absurda ingenuidad, se burlan de él, lo que provoca que la situación de estar perdido sea tanto física como mental. Está en medio de la nada y sin la capacidad de hacer algo por cambiarlo. Aparentemente, nunca hubo posibilidad de encontrarse, Zama estaba condenado no solo por la Corona, sino que por su propia fantasía de volver con una familia a la cual tampoco le importa su existencia.

 

Nota comentarista: 9/10

Título original: Zama. Dirección: Lucrecia Martel. Guión: Lucrecia Martel (de la novela de Antonio Di Benedetto). Fotografía: Rui Poças. Montaje: Karen Harley. Música: Los Indios Tabajaras. Reparto: Daniel Giménez Cacho, Matheus Nachtergaele, Juan Minujín, Lola Dueñas, Rafael Spregelburd, Daniel Veronese, Vando Villamil. País: Argentina. Año: 2017. Duración: 115 min.