The Disaster Artist: Entre la parodia y el homenaje
El estreno nacional de la última película dirigida por James Franco resulta una sorpresa, más allá de los premios y nominaciones que esté recibiendo ahora. Primero porque se trata de la primera película suya como director que logra tener un estreno en salas (algunos de sus experimentos previos han tenido un espacio en la rotativa de Netflix, en la sección de películas que nadie se ha dado la molestia de ver) y, segundo, por la trama de la misma: dos actores que parecen no encontrar éxito deciden hacer su propia película para entrar al negocio de Hollywood. ¿El resultado? The Room (2003), considerada una de las peores películas de la historia, cinta que nunca se comentó mucho en los círculos cinéfilos, salvo como un curioso artefacto fílmico que tenía cada vez más extraños e incomprensibles seguidores.
¿Por qué The Room se volvió una suerte de película de culto en su Estados Unidos natal? En gran parte debido a la personalidad de Tommy Wisseau, protagonista, director, guionista, productor y financista principal tras esta obra maestra del desastre, un hombre de aspecto extraño y aún más enigmático acento. La cinta es una suerte de drama con tintes sexuales, donde todo posible error realizable a nivel técnico, actoral y de puesta en escena es cometido de la forma más ridícula y risible posible. De los diversos diálogos han nacido memes, críticas en video, críticas escritas y funciones de medianoche en la cuales el mismo Tommy Wisseau ha “admitido la derrota”, apropiándose de la burlesca forma en la que el público ha recibido su película, y así encontrar el tan anhelado éxito, aunque sea con cientos de personas que noche a noche se burlan de él.
¿Qué es lo que lleva a James Franco no sólo a dirigir, sino también protagonizar y producir esta película? Responde, esencialmente, al morbo y la curiosidad que da el saber cómo fue la desastrosa filmación detrás de tan desastrosa película. Hay una sensación de incomodidad de la cual se capitaliza el humor norteamericano, esa sensación de estar viendo algo que no puedes soportar ver por lo tremendamente incómodo que resulta. En ese y otros pies se sostiene el filme para poder contar su estrafalaria historia, dando como resultado una extraña amalgama entre la burla juvenil que uno podría hacer ante la ignorancia o torpeza de alguien, pero que al mismo tiempo enaltece y ennoblece el acto de crear por el simple hecho de hacerlo. Puede que Tommy Wisseau no sólo sea un pésimo actor, sino que también es un pésimo director; pero pese a todo lo que tiene en contra en cuanto a talento, lo llevó a un inesperado éxito.
El filme es coprotagonizado por Dave Franco -hermano de James- que hace el rol de Greg Sestero, actor amigo de Tommy y quien interpreta al antagonista en The Room, el mejor amigo del protagonista que al mismo tiempo es el amante de la esposa de Tommy. Las relaciones representadas en el filme poco a poco empiezan a infectar las reales; la amistad entre Tommy y Greg es lo que se pone más en juego en toda la película, desde su inicio hasta los momentos cómicos en los que pareciera que Tommy está celoso de la novia de Greg, ya que le quita el posible tiempo que podrían pasar juntos como amigos. Es aquí donde la actuación de James Franco se vuelve más interesante, porque se escapa de la imitación (bastante acertada) que pueda hacer de la persona real y se involucra con la psique de alguien que está supuestamente en control, pero que aún así no puede estarlo debido a que no tiene el talento suficiente como para lograrlo. En la voz de Franco, aparte de imitar el acento de Tommy, hay un dejo de oscuridad, una burla interna, años de odio acumulado, de soledad. Es ahí donde la película logra elevarse más allá de lo que pudiera ser cualquier otra comedia con James Franco, Seth Rogen y varios de sus amigos, los cuales pueblan los roles de técnicos, productores y cameos en The Disaster Artist para poder dar un retrato leal del Hollywood de hace 15 años.
Pero lo más importante es que la película es divertida, causa risa, tanto en sus momentos más luminosos como en los más oscuros. También se siente anclada a la realidad, no sólo la factual que nos dice cómo pasaron ciertas cosas, sino que no entra en la necesidad de hacer coincidencias milagrosas o confrontaciones fantasiosas. Es el retrato de una amistad enfrentada con lo absurdo de la falta de talento, es la imagen del descubrimiento de que a la persona en la que confiabas y tenías al lado, tal vez no se le cumplan sus sueños, lo cual es aún más terrible si tú tienes uno muy similar. Y también es una película donde James Franco habla gracioso, donde se hacen constantes referencias a la ridiculez de la película original y, qué mejor, termina con una comparativa de escenas: escenas de la original The Room frente a frente con las imitaciones filmadas por Franco. Hay algo ahí de homenaje y parodia al mismo tiempo, y la combinación es refrescante.
Nota comentarista: 8/10
Título original: The Disaster Artist. Dirección: James Franco. Guión: Scott Neustadter, Michael H. Weber (Libro: Greg Sestero, Tom Bissell). Fotografía: Brandon Trost. Reparto: James Franco, Dave Franco, Seth Rogen, Alison Brie, Josh Hutcherson, Zac Efron, Jacki Weaver, Sharon Stone, Bryan Cranston, Kristen Bell, Lizzy Caplan, Megan Mullally, Jason Mantzoukas, Adam Scott, Eliza Coupe, J.J. Abrams, Kevin Smith, Tommy Wiseau, Melanie Griffith, Judd Apatow, Christopher Mintz-Plasse, Zach Braff, Randall Park, Greg Sestero, Bob Odenkirk. País: Estados Unidos. Año: 2017. Duración: 106 min.