Jersey Boys: persiguiendo la música (Clint Eastwood, 2014)

“Yo sigo persiguiendo la música tratando de ir a casa”

 

De Clint Eastwood siempre me ha llamado la atención su clasicismo para contar una historia. Lo primero es centrarla en una situación la que conlleva a una serie de cambios que conducirán a una relación causa-efecto, permitiendo el ascenso de la historia hasta llegar al clímax, para después guiarnos sin pestañear a un desenlace que nunca decepciona Al contrario, siempre quieres ver un film de él por segunda vez.

Jersey Boys: Persiguiendo la música; es una biopic, seguimiento biográfico a una persona o a un grupo de personas. En este film este seguimiento es a la legendaria banda The Four Seasons, siendo unos de los grupos más populares en su época después de The Beatles y también es la biografía de Frankie Valli,  este es nuestro protagonista y principal narrador. Esta sería la segunda película que Clint Eastwood realiza enfocado en un mundo musical, el primero fue BIRD (1988) narra biograficamente la historia de el saxofonista Charlie Parker.

La película posee dos niveles los cuales se entrelazan; uno es la de The Four Seasons, centrado únicamente en la historia de la banda, sus inicios, conflictos, la llegada al éxito, hasta la separación de los cuatro integrantes; el segundo es el de Frankie Vallie, presentándonos su historia a través de sus altos y bajos, es algo importante ya que es el personaje más real de la historia, con conflictos reales que lo llevan a tomar decisiones para un futuro que lo llevo al éxito como solista. La unión de estos dos niveles no es nada menos que la música. La música es el punto de partida y es el desenlace de todo el film.

Jersey Boys está narrada a través del uso cinematográfico de la metaficción, una de sus características es que permite al espectador ser parte del  relato, esto se da cuando el personaje de la pantalla habla de forma directa a cámara. Los puntos de vista son por parte de tres integrantes de The Four Seasons, nos presentan la historia a través de  hechos que los llevaron al éxito y al fin de la fama. Todo comienza en Nueva Jersey 1951, contexto barrial, la mafia a través de Tommy y Vicent Piazza personaje que se agradece por su irónica gracia y por su facilidad para resolver los conflictos de esta mítica banda, la cual se encuentra muy relacionada con este “mundo” porque ellos provienen de idas y salidas de la cárcel, interpretando canciones de otros, viviendo de favores, etc. No obstante, todo cambia gracias a la llegada de Bob Gaudie compositor de las pegajosas y melosas melodías. Las maravillosas interpretaciones son -una pausa en el tiempo- en la historia, Frankie Valli y The Four Seasons hacen un excelente trabajo sonoro. Sin embargo, no todo es música en Jersey Boys, también se exteriorizan conflictos de una familia disfuncional, mostrando su realidad y comportamiento a través de la constante ausencia de un padre. Es en este universo donde se presenta el conflicto más dramático de la historia,  una relación con la muerte, viéndose reflejada en el desenlace.  Si toda la historia de Frankie Vallie y The Four Seasons  hubiese sido diferente en un principio nada de lo que vemos a través de está biopic, existiría.

Algo relevante de mencionar es que Clint Eastwood no se encuentra presente en                   – forma actoral- dentro de esta obra, pero tiene una pequeña aparición en una película que ve Bob Gaudie, la película es una de La Trilogía del Dólar y por cinco segundos, vemos su rostro con un vestuario de vaquero, siendo un momento de gracia. Gracias Clint!

El film posee una estética limpia. La paleta de colores se centra en colores ocres, pasteles y algunos más cálidos como el rojo, específicamente en sus elegantes trajes reflejando fielmente ese estilo vintage de los años 50-60. La dirección de arte; enfatiza con sus propias y particulares características a cada integrante de The Four Seasons, esto se destaca en sus vestuarios, peinados y maquillaje. En este último oficio es donde la película me desencantó,  pero solamente en su temporalidad, por ejemplo; en el film han pasado 20 años desde que no se han visto los integrantes de la mítica banda, estos se observan canosos y arrugados, pero tristemente la falsedad se nota en su esplendor a través de las miradas y en el exceso de maquillaje que se encuentra debajo de sus ojos. Algo existe en sus rostros que me distancia por minutos de la película ¿Será que nunca el maquillaje logrará envejecer realmente a una persona, haciéndonos creer que la ficción es una ficción por siempre?

Me gustaría destacar la dirección de actores, viéndose relacionado con las posturas y los movimientos a través del espacio, los cuales representan fielmente a los personajes reales que dieron vida a The Four Seasons, porque vale recordar que está es una historia musicalmente biográfica, por ende, las entonaciones de las voces ya sea en las interpretaciones de las canciones o en la conjugación de sus diálogos nos regalan un eje de complicidad con los integrantes de esta banda.

En fin, Clint Eastwood creó una obra la cual nos hace vivir en un estado de ensoñación, haciéndonos parte de una época en la cual nos gustaría haber estado. A veces me pregunto porque uno siempre piensa en los tiempos pasados y cómo hubiese sido tu vida si estuvieras ahí y nunca ves el presente como es, tu tiempo. Mi respuesta a esto son las imágenes y la visualización que uno tiene respecto a estos años, ya sea en la estética, en la música o en las personas como tal, se observaban más felices. A quien no le hubiese gustado ver a Frankie Vallie cantar I love you baby, con sus ojos vidriosos de emoción o simplemente ser parte de la Beatlemania, o observar a The Four Seasons sentada en la alfombra del living de tu casa tomando una coca-cola. Imágenes promocionales, imágenes relatando historias, son las que nos regalan las fotografías y películas de estos años mozos y puedo decir a cabalidad que Eastwood realizó un perfecto trabajo.

Alethia San Martín