Vivir de noche: Una suma de malas decisiones
Ben Affleck ha tenido una carrera cinematográfica en la que ha demostrado que su verdadero talento se encuentra detrás de cámara, convirtiéndose con el tiempo en un director y escritor que ha entregado películas como Argo -ganadora del Oscar a mejor película el año 2013- y The Town (2010). Carrera que comenzó con Good Will Hunting (Gus Van Sant), un drama del año 1997 que también tuvo el reconocimiento de la academia y que permitió situar a Affleck como una interesante carta en la producción cinematográfica.
Distinta suerte ha corrido como actor, donde ha demostrado ser un intérprete que sin una buena dirección no consigue generar personajes llamativos. Algo en esa línea es lo ocurre con su más reciente entrega Vivir de noche, un drama gangsteril que aparentemente cuenta con todo para ser una buena película, incluyendo la dirección de Affleck y un elenco que incorpora a Brendan Gleeson (Calvario, Pandillas de Nueva York) y Chris Cooper (El Ladrón de orquídeas, Belleza americana), pero que en el camino se diluye sin lograr cerrar su propuesta inicial.
El filme se presenta con una serie de imágenes fijas que explican el origen de Joe Coughlin, un hombre de origen irlandés que luego de la primera guerra mundial se incorpora al mundo de la mafia en tiempos de la ley seca. Sin embargo, él mismo declara que “no es un gangster”, lo que le vale la hostilidad de las mafias irlandesa e italiana. Esto que parece un buen puntapié para la historia, a la larga no lo es, ya que en ningún momento queda clara la razón de ambos bandos para hacer la vida imposible al protagonista. Aquí vemos la primera objeción al tratamiento del filme que insiste en mostrar a Coughlin como una víctima de sus circunstancias, con escaso desarrollo de su personaje. El protagonista es la encarnación deslavada del hombre que se hace a sí mismo, en buena parte porque la forma en la que se dan a conocer las decisiones que llevan a Coughlin a ser un delincuente, carecen del peso necesario para que el espectador pueda empatizar con el personaje.
El protagonista experimentará un ascenso a través de las organizaciones gangsteriles en Miami, un escenario que parece perfecto para incluir todas las virtudes y temores de la época: la migración latina, encarnada por el personaje de Zoe Saldana, o la presencia del Ku Klux Klan, cuya aparición impacta pero a la larga no genera mayores cambios dentro de la historia. Incluso hay leve coqueteo con el inicio de la industria del cine, señalado a través de las referencias del protagonista a su “hermano escritor” en Hollywood y las ansias del personaje interpretado por Elle Fanning por ser actriz. Todas estas historias, que operan como satélites de la historia principal, no llegan a desarrollarse adecuadamente y en muchos casos, parece más un recurso efectista antes que una real necesidad de la trama.
Probablemente el aspecto mejor logrado de Vivir de noche tiene que ver con su ambientación. Hay interés por generar una sensación acerca de la época, una idea visual que ha sido alimentada en nuestra imaginación por el cine de gangsters y por el cine noir. No importa tanto la precisión del decorado, sino más bien la recreación que se genera a partir de un vestuario adecuado y escenografías que parecen concordar con la historia que nos cuentan. Sin embargo, este esfuerzo se ve opacado por la elección de música incidental que descoloca y que parece transitar por territorios distintos a los que vemos en pantalla. Este elemento, que debería funcionar como soporte de las imágenes, en este caso le resta potencia a las acciones de los personajes.
En el intento por dotar a la trama principal de elementos contextuales a través de las distintas situaciones que se van presentando, el director expande el filme sin lograr cerrar adecuadamente tales eventos. El protagonista se ve inmerso en esas historias, pero en la mayoría de las veces sólo actúa como espectador. Con mayor desarrollo de ellas hubiésemos tenido un filme más preciso, pero la forma en la que el realizador las expone genera una sensación de cierre a la rápida, hecho casi a presión, en donde los acontecimientos que desequilibran definitivamente la vida del protagonista llegan demasiado tarde. Probablemente esto último, en la interpretación de un actor con más pericia hubiese sido un elemento redimible, sin embargo, en la actuación de Affleck resulta incómodo y poco creíble.
Pese a que anteriormente habíamos visto a Ben Affleck interpretando papeles protagónicos en películas dirigidas por él con muy buenos resultados, en este caso la fórmula no logra despegar e incluso decepciona. Para ser un filme por el que el director dio una dura batalla de producción el resultado es menos que regular, siendo una suma de malas decisiones que, si bien no afectarán su carrera, si provocan desazón en los espectadores, quienes para la próxima vez nos enfrentaremos con mayor cuidado a lo que Affleck nos pueda ofrecer.
Alejandra Pinto
Nota comentarista: 3/10
Título original: Live By Night. Dirección: Ben Affleck. Guion: Ben Affleck. Fotografía: Robert Richardson. Reparto: Ben Affleck, Brendan Gleeson, Chris Messina, Zoe Saldana, Elle Fanning, Chris Cooper, Sienna Miller, Remo Girone, Robert Glenister, Matthew Maher, Miguel J. Pimentel, Anthony Michael Hall, Titus Welliver, Chris Sullivan, Max Casella, Kristen Annese. País: Estados Unidos. Año: 2016. Duración: 129 min.