Spiderman. De regreso a casa: Superhéroes en desarrollo

Desde hace un poco más de diez años Marvel ha estado instalando en el inconsciente colectivo la presencia de sus películas de acción hasta el punto de ver convertidas sus entregas en películas llamadas “de superhéroes”, derivando en un género que ha ido tomándose otras franquicias de este tipo, todas ligadas al blockbuster y la venta acelerada de palomitas de maíz. Sin ser personalmente crítica de este fenómeno, lo cierto es que los filmes que hemos visto en este género han sido más bien regulares -a excepción de Logan, probablemente- y enfocados exclusivamente en el posicionamiento de su marca en personas que antes de estrenarse esas películas nunca en la vida habían abierto un cómic. Y dados los resultados, la campaña de marketing ha apuntado exactamente donde debía llegar.

La más reciente entrega de esta casa -ahora también dependiente de Disney- es Spiderman: De regreso a casa, el sexto intento por poner las aventuras de este superhéroe en pantalla gigante. Esta vez, Peter Parker (Tom Holland) ya no es un fotógrafo como el que veíamos en la serie animada, sino un adolescente en la escuela que ya ha logrado manejar los poderes que lo hacen tan característico. Tal como se anticipó en Captain America: Civil War, Parker ha sido reclutado -por una vez- para participar en una de las múltiples misiones de Avengers, y ahora busca reconocimiento, pero sobre todo, pertenecer a algo.

Este coqueteo del protagonista con sus superheroicos amigos se diluye rápido, quedando a cargo del enlace que le entrega Tony Stark, Iron Man, a través de su guardaespaldas Happy. Peter Parker se mantiene en alerta constante, pese a que debe seguir con sus obligaciones como estudiante, miembro del equipo de decatlón académico de su colegio y el baile de promoción que se acerca. Todos estos elementos, que ya son parte de la iconografía propia de las películas para adolescentes, se afianzan en una forma que contravienen los estereotipos reconocibles para quienes crecimos en los ochenta, los que ya no son válidos en estos tiempos. Los personajes muestran una gama mucho más amplia de referencias y comportamientos, muy en el tono de lo que los adolescentes buscan hoy. El primer acierto de la cinta es precisamente ese, permitir que los espectadores a quienes está dirigida la película puedan identificarse con los personajes del filme.

Los problemas que le suceden al Peter Parker en esta cinta no son distintos a los que tiene cualquier adolescente, se presenta la crisis identitaria, la toma de responsabilidades, la búsqueda de lo que realmente se quiere ser. Por lo mismo, Spiderman: De regreso a casa es, antes que todo, una película centrada en ese proceso. Sin embargo, pudiendo generar personajes con mayor espesor y carácter, la historia se queda en lo que puede verse como un fascículo más en la larga trayectoria que significan las películas que involucran al resto del universo Marvel. Una sensación que también nos había dejado la prometedora Doctor Strange, que pese a venir antecedida por un gran elenco, sólo constituyó un eslabón más en este conocimiento del universo cohesionado.

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Con todo, no hay que perder el foco -Marvel tampoco lo hace- frente a cuáles son los propósitos de este tipo de películas. Básicamente, las ganas de entretener, que aquí se logra en prácticamente todos los niveles, entregan una historia ágil y que provoca simpatía en el espectador. Tanto el protagonista como su villano -un Michael Keaton con el humor suficiente para parodiar a sus personajes emblemáticos- exhiben un carisma y una química que permite que la historia sea verosímil y entendible para cualquier persona, sea o no seguidora de las historias del Hombre Araña. El villano es un personaje gravitante para el protagonista, incluso más que en otros filmes Marvel, ya que a raíz de él Spiderman debe tomar decisiones que lo llevan a alcanzar otros estados de madurez. La máxima acuñada sobre “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” es algo que el joven Peter Parker debe enfrentar a cada minuto, sobre su vida, su calidad de superhéroe y las perspectivas de ello.

Tampoco es una película que se pase de largo en cuanto a sus referencias. Una pequeña muestra es la imagen que se logra observar de Ferris Bueller´s Day Off, película de John Hughes que se convirtió en un ícono juvenil en los ochenta. Hay algo de ese tipo de dirección en lo que hace Jon Watts en esta entrega, pero en ningún caso logra generar la potencia e interés del cine de Hughes en películas como la mencionada, o su clásico The Breakfast Club. La exigencia y las expectativas de este tipo de películas obliga a un tipo de montaje rápido, con un ritmo que no da ningún respiro. La experiencia es frenética porque el protagonista también lo es y la identificación es con un segmento de jóvenes a quienes esa velocidad les hace sentido. Marvel es experto en elegir a su público objetivo con pinzas, y esta vez tampoco se equivocan.

En Spiderman: De regreso a casa no hay intenciones más allá de las descritas. Entretiene, y mucho, pero lo más probable es que la experiencia cinematográfica del espectador se olvide al momento. Comida chatarra, rica y llena de cosas que nos hacen mal para la salud, pero que comemos sin dudar. Una muestra de los tiempos, sin trascendencia, aunque en este caso, eso no es algo que importe de verdad.

Nota comentarista: 5/10

Título original: Spider-Man: Homecoming. Dirección: Jon Watts. Fotografía Salvatore Totino. Guión: John Francis Daley, Jonathan Goldstein, Christopher D. Ford, Chris McKenna, Jon Watts, Erik Sommers. Música: Michael Giacchino. Reparto: Tom Holland, Michael Keaton, Robert Downey Jr., Marisa Tomei, Jon Favreau , Jacob Batalon, Donald Glover, Laura Harrier, Tony Revolori, Zendaya. País: Estados Unidos. Año: 2017. Duración: 133 min.