Route Irish (2): Lectura para indignados
Route Irish, en Iraq, es una de las carreteras más peligrosas del mundo, zona libre para ataques terroristas, bombas suicidas y balas. Ahí es donde murió Frankie. Estaba, como dicen, en el lugar equivocado, a la hora equivocada. Para Fergus, su amigo de toda la vida, las explicaciones de sus superiores no bastan y decide ponerse a investigar. Fue él quien lo motivó a ir a Iraq, y saber cómo o por qué murió su amigo se vuelve una obsesión. Pronto descubre que podrían haber motivos de terceros para verlo muerto. La historia se vuelve un thriller dramático que bordea lo intenso, en donde Ken Loach, el veterano director de la reciente Yo, Daniel Blake (2016), busca retratar la crueldad que circunda a la guerra y las consecuencias de esta una vez que el conflicto bélico ya acabó.
Loach va un poco más allá de la denuncia antiguerra, no se dedica a criticar ambiguamente el ellos versus nosotros en el campo de batalla, aquí invisible y en un tiempo pasado, sino que focaliza la crítica (o termina por hacerlo) en el militarismo de escritorio, los secretos que se guardan en papeles y formalidades. Un valor de la película, dentro de su propia crueldad, se encuentra en cómo disemina la maldad entre culpables y afectados. En un tercer lugar están las verdaderas víctimas. Son varios los detalles que hacen de Route Irish una película completa en cuanto denuncia. Alcanza a darles espacio a todos, víctimas y victimarios: los iraquíes afectados en fuera de campo, los iraquíes en Inglaterra, los exsoldados, familiares, amantes, altos rangos. Todos tienen un poco de visibilidad, y en ese sentido Loach hace de su denuncia una cuestión inteligente y responsable, lo que en ningún caso quiere decir que la cubierta fílmica sea del todo satisfactoria; a ratos puede llegar a ser incluso molesta. Los recursos narrativos caen cuando se subraya la idea, los momentos de aparente buen cine quedan enlodados por la artificialidad, y las diferentes posturas, al reducirse a buenos y malos, terminan pareciendo un poco ingenuas.
Da la impresión de que Loach siempre está en el lado correcto, y es probable que ese sea el problema. Es como si le costara revestir de ambigüedad o complejidad a sus ideas, que no pueden sino ser aquello que intenta decir de frentón. Desde ahí es que sus personajes caigan en paroxismos; el drama se convierte en su vía de conexión con el espectador, eso sumado al hecho de que, por decirlo de alguna manera, tiene razón. Así justifica su “crueldad correcta”, y es justamente ahí donde su antibelicismo sufre contradicciones. Pueden considerar lo siguiente un spoiler: en una escena de largos minutos, Fergus tortura y mata a quien suponemos que es el culpable, un hombre evidentemente horrible (así nos lo presenta Loach) a quien por poco no lo vemos quitarle el dulce a un bebé. Loach juega con los antecedentes y la paroxística, de forma que la situación parece justificada. Alarga la escena. Tiene razón. Sea cual sea la verdad, esa muerte está justificada. Especialmente cuando del otro lado está Frankie, de quien solo escucharemos historias y veremos un par de videos en los que se le muestra como un pan de dios. Esta contraposición de personalidades unidimensionales le hace sencilla la tarea al espectador, y quizá al mismo Loach, como si le tuviera miedo a la malinterpretación, o lisa y llanamente a la interpretación.
Esto no quita que Route Irish esté bien construida. Donde los recursos específicos tienden a fallar, el andamiaje es al menos firme. Si bien la poética cinematográfica se siente a ratos artificial, en otras acierta y la propuesta es derechamente inteligente. Como cuando vemos a los jefes desde afuera en una celebración, de la que el resto, los afectados de siempre, las piezas que ellos manejan, los muertos, están totalmente excluidos. De todas maneras, la denuncia y el revanchismo facilista prevalecen y el cine se vuelve lectura para indignados. Quizá habría que ver esta y otras películas de Ken Loach tal como se lee un reportaje sobre alguna de las muchas injusticias en el mundo.
Nota del comentarista: 6/10
Título original: Route Irish. Dirección: Ken Loach. Guión: Paul Laverty. Fotografía: Chris Menges. Reparto: Mark Womack, Andrea Lowe, John Bishop, Geoff Bell, Jack Fortune. Producción: Pascal Caucheteux, Rebbeca O´Brien. Distribuidora: Arcadia. País: Reino Unido, Francia, Italia, Bélgica, España. Año: 2010. Duración: 109 minutos.