PK (Rajkumar Hirani, 2014)

PK llega a cines chilenos gracias a la apuesta de una distribuidora (Cinetopia), que promete proyectar más películas de la India si este primer intento funciona. En la cinta descubrimos a un extraterrestre varado en la Tierra, llamado PK, que en compañía de una joven (Jaggu) busca la ayuda de Dios y de paso cuestiona las creencias religiosas.

Quizá algunos ya conozcan este hit de Bollywood por su difusión en la red; como sea, sorprende gratamente verlo en cartelera. El estreno en Chile contó con la presencia del embajador indio y un espectáculo de danza. Digo, para que se comprenda su trascendencia en la India. PK es un blockbuster sumamente exitoso. Tiene la mayor recaudación en la historia del cine indio (sin ajustar la inflación). El actor principal, Aamir Khan, es una súper estrella que ya había marcado Bollywood con 3 Idiots (2009), cinta dirigida, producida y escrita por el mismo equipo que PK. Además, es una película no exenta de polémica a nivel nacional: generó debate por su crítica abierta de la religión supersticiosa. Bollywood suele subrayar las diferencias sociales y religiosas, pero en este caso la exploración es llevada más lejos.

El argumento de ciencia ficción es una máscara para el mito del dios caído en tierra, que lucha por reconocer su entorno y al mismo tiempo riega enseñanzas en los hombres perdidos en sus locuras cotidianas. Al extraterrestre PK le sustrajeron el control remoto para volver a su nave. “Solo dios puede ayudarte”, le repite la gente. Como todos parecen pensar lo mismo, PK concluye que Dios es una entidad tangible, una suerte de emperador mágico a quien recurrir. Pero rápidamente comienzan sus cómicos y lúcidos desencuentros con la veneración humana.

PK observa los cultos, pero los mezcla: asiste a una iglesia cristiana y se comporta como en un templo hindú, enfureciendo a los feligreses. Se adentra en una mezquita con una ofrenda de vino y debe nuevamente huir. Todo esto sucede en un tono cómico (los religiosos pierden los papeles y dan bofetadas) y claramente didáctico, porque es mejor divertir para enseñar. En especial, PK no comprende la relación monetaria con Dios: pide un recibo por una donación y denuncia a Dios ante la policía por incumplimiento. PK concluye que cada dios tiene su propia empresa con sus representantes comerciales.

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PK viene de un mundo perfecto y se sorprende al descubrir a terrícolas sumamente imperfectos que adoran a un ser que está fuera de su alcance: “Está el Dios que nos creó, y está el Dios que ustedes [los gurús] crearon; no sabemos nada del Dios que nos creó”. A pesar del actual “desencantamiento del mundo”, nos sentimos aludidos cuando PK discute el valor de un “dios” (una estatuilla) con un vendedor indiferente: las religiones son rebajadas al nivel de pacotilla espiritual. El vendedor afirma con orgullo que él creó al dios, pero PK le pregunta si no fue Dios quién creó al vendedor. Y, en la principal broma filosófica de la cinta, un gurú asegura que dialoga con Dios, pero según PK llama al número equivocado y contesta otro Dios, que le hace jugarretas.

Dios calla, pero PK sí que habla, imponiendo su cómica perfección, como una suerte de semidiós. Mientras los hombres no pueden comunicarse con Dios, PK en cambio penetra las mentes con solo tocar las manos de alguien (suerte de omnisciencia). En el planeta de PK, se comunican con la mente de manera abierta, y por ende sin mentir. Como no hay palabras, evitan la confusión.

La divinidad de PK se evidencia en ciertos símbolos gráficos. Cayó del cielo. La apertura de la película proyecta un grandioso gran angular de un cielo arrebolado, con música orquestal y voces celestiales, mientras la nave de PK se esconde en una nube escoltada por águilas. PK surge desnudo y apolíneo. Incluso su nombre, desde algunas tradiciones, alude a lo espiritual: todos lo llaman PK, que quiere decir “ebrio”, y que nos remite a la embriaguez espiritual como forma de amor por lo divino. Eso sí, los rasgos de PK son extraños, como buen extraterrestre. En este sentido, Aamir Khan es una excelente elección, por su expresión intensa y extrañada, como si su rostro apuntase hacia las orejas; bastó ponerlo a correr sin mover los brazos, tieso como un robot y con ojos brillantes, y ya tenemos a un extraterrestre verosímil en la pantalla.

La piedra angular del relato es la ingenuidad de PK ante las realidades engañosas de la Tierra. El primer encuentro de PK con un ser humano está marcado por la maldad: el robo del control remoto para su nave. Y se van acumulando los timos fortuitos. En cambio, PK es como un bebé aún no corrompido por la sociedad, un buen salvaje. Este enfoque ingenuo de un personaje me recuerda a las Cartas persas o marruecas del siglo XVIII, en que el autor critica a su propia sociedad imaginando cómo la vería un extranjero. El truco es eficaz: el personaje exógeno es un espejo en que la sociedad se observa críticamente con ilusión de neutralidad. Como PK es un extraterrestre y no toma partido, el público indio puede aceptar mejor la crítica. PK se acomoda a la Tierra para sobrevivir, pero sin perderse moralmente en el intento: la trama nos muestra su adaptación, al punto que desea quedarse por Jaggu. Gesto final de integración, aprende a mentir para no revelar su amor por ella.

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Esto, ya que PK es en parte una comedia romántica. Bollywood y Hollywood comparten la fe en que siempre se requiere una historia de amor. En Bollywood, un amor imposible por oposición de terceros; porque los amantes deben vivir en armonía con su entorno (familias y sociedad en general). Esta concepción de la pareja en dependencia del entorno explica por qué Bollywood nos recuerda tanto a Romeo y Julieta: se basa en un sentido comunitario de la realidad. En PK, eso sí, es algo diferente, porque coexisten diferentes historias de amor y, sobre todo, porque el tono de comedia romántica se ve limitado solo al principio y el final. En cambio, sí sobresale la modernidad de Jaggu, profesional, vestida como occidental, que eventualmente bebe alcohol, como en cualquier comedia romántica hollywoodense. La diferencia, claro está, es que Jaggu debe luchar con su sociedad para ganar espacios de libertad. En ese sentido, PK incluye besos explícitos, que no es asunto ligero (durante años Bollywood se rehusó a mostrarlos). Además, la Corte Suprema de India tuvo que validar el afiche, en que Aamir Khan aparece casi por completo desnudo.

Nuestro bemol con respecto a PK corresponde justamente a su tratamiento final de la trama romántica. La película se resuelve en un lloriqueado programa de tele basura. La película se reinserta de lleno en el género romántico que tantos frutos ha dado a Bollywood y todo concluye en un empalagoso sentimentalismo.

PK es un llamado a la convivencia armónica entre las religiones. Es una problemática fundamental en la India, que se ha reflejado recientemente en su cine con invitaciones a liberarse de las ataduras sociales y religiosas. PK no es una excepción: más bien, su éxito es sintomático. No ha de extrañar que el otro gran hit de los últimos años en India, Bajrangi Bhaijaan, clame por la armonía entre la India y Paquistán, porque las diferencias son costumbres y no realidades fijas. La reflexión religiosa es encarnada por PK, ser suprahumano posmoderno, que al mismo tiempo se asimila a la tecnología (vimos que camina como robot), y que expande su palabra a través de la prensa y las redes sociales. Porque PK también es una película sobre el rol de los medios masivos, capaces de oponerse al fanatismo religioso a través del empoderamiento ciudadano.

Gracias a su estrella y una promoción masiva fue vista por millones. De hecho, para algunos críticos el mayor mérito de PK es haberse atrevido a generar este debate. La película no dejó de recibir ataques de grupos religiosos (especialmente hindúes), pero al mismo tiempo fue apoyada en ciertos estados indios, donde gozó de exención fiscal. Esto para decir que su arribo a las salas chilenas es muy interesante para amantes de Bollywood, y también para quienes quieran descubrir un cine que, guste o no, formula desde un enfoque propio la elaboración de una obra comercial, entretenida y de buena factura, ligera pero significante. El cine de Bollywood es un fértil terreno para reflexionar sobre el cine en general: como nos extraña su formato, emanado de otra tradición, se nos revelan elementos básicos del cine en general.

 

Nota comentarista: 7/10

Título original: PK. Dirección: Rajkumar Hirani. Guión: Rajkumar Hirani, Abhijat Joshi. Fotografía: C. K. Muraleedharan. Reparto: Aamir Khan, Anushka Sharma, Sushant Singh Rajput, Boman Irani, Saurabh Shukla, Sanjay Dutt. Música: Sanjay Wandrekar, Atul Raninga. País: India. Año: 2014. Duración: 152 mins.