Paterson (1): La rima interna
La estructuración paramétrica del cine de Jim Jarmusch es bien conocida, basta recordar Coffe and Cigarettes (2003) y Una noche en la tierra (1991), películas episódicas compuestas por relatos que varían en torno a un tema, o la disposición según series que organiza la narración de Ghost Dog: The Way of the Samurai (1999) y Broken Flowers (2005). En su reciente Paterson la impronta del título se evidencia como un nombre que designa un lugar real a la vez que al protagonista ficticio. La ciudad de Paterson y sus hitos culturales (personajes, lugares) son convocados con insistencia en el tránsito de una semana, separada en sus siete jornadas, que rutinariamente hace el poeta-conductor (“driver”) de bus, también llamado Paterson, interpretado por Adam Driver.
Por otro lado el personaje es uno de los tantos desarraigados que presentan las historias del director estadounidense. Pese a tener una casa, donde vive junto a su pareja, Laura, y el perro de ella, en lo que se puede llamar a todas luces un hogar, y lo circunscrito de su jornada laboral, que mantiene siempre el mismo recorrido, la perspectiva algo ausente en la conducta del chofer, contemplativa y comprometida en lo cotidiano, se desnaturaliza al añadirse su labor de escritura poética. En otras palabras, si no fuera poeta el personaje podría llegar a ser un empleado enajenado por su trabajo y un hombre de familia común y corriente; a la vez que sin esa ocupación, sin sus rutinas y sin su mujer, no encontraría temas o inspiración para su oficio literario.
Paterson tiene los medios ideales para mantener a perpetuidad una vida digna que de otra forma podría carecer de atributos. Si hay un elemento que amenace su existencia contenida y agradable es el tiempo. El tiempo y el azar, factibles de concretarse en cualquier cosa, como por ejemplo un perro celoso, pueden convertirse en la tragedia que arruine el propósito de su individualidad volcada a la escritura y la relación de pareja que sostiene su cotidianidad. Hay una fragilidad que, de faltar estructura y parámetros fijos, pueden volver problemática, caótica y sin sentido la vida. De ahí que para Paterson -el empleado, el novio, el habitué del bar, el ciudadano- exista la necesidad de volcar su mundo interno en relación a la exterioridad en la forma de una escritura objetiva, simple, precisa y no metafórica.
La película se va desenvolviendo en un trazo de ritmo pausado y concentrado que va dejando claros los patrones que la construyen. Los elementos anecdóticos de cada jornada elaboran una narrativa que permite fijar la atención entre lo que se mantiene y lo que cambia. Cada día mantiene una regularidad de espacios y tiempos rutinarios en la que se exponen variaciones. La regularidad y la variación van conformando la rima interna de lo que puede definirse como una poesía cinematográfica.
La fotografía de Frederick Elmes y la dirección de arte mantienen una homogeneidad que también reconoce variables mínimas: mantiene siempre tonos y coloridos semejantes, días semisoleados para los exteriores, la oscuridad del bar nocturno, la separación entre blanco y negro con que Laura diseña su casa, viste ropa y decora sus cupcakes. El estilo resalta como forma compositiva reconocible sin subrayarse o decodificarse. Esos elementos están ahí para ser inteligidos por una mirada que no pierde su sobriedad. Similar es el caso del uso del montaje por fundidos encadenados que acompañan al recitado de los poemas que concibe Paterson, la estrategia se mantiene pero las imágenes usadas varían según el tópico del poema. En esos momentos aparece además la letra, la escritura, la inscripción del poema sobre la imagen a medida que son leídos por la voz off de su autor (en realidad se trata de textos del poeta Ron Padgett).
En otros momentos, cuando Paterson conduce, mantiene los ojos abiertos y escucha las conversaciones de algunos pasajeros que le llaman la atención. Esta es otra forma, auditiva, con que compone la película su atención a las “iluminaciones” de lo cotidiano. La palabra y la imagen, de sentidos diferentes, pero homologables entre cine y literatura, traman en su conjunción las “correspondencias” que atraviesan las relaciones entre la realidad y el arte.
Con tales parámetros Jarmusch va rindiendo homenaje a diversas figuras de la ciudad. Acá salta a la vista otro elemento reconocible de la signatura del director, su bagaje pop. El comediante Lou Costello, el boxeador “Hurricane” Carter, el anarquista Gaetano Bresci y el poeta William Carlos Williams, entre otros, son mentados en diferentes momentos. La identidad del emplazamiento citadino así se va armando también por medio de tal tipo de referentes históricos. La actitud comedida del protagonista no lo equipara a la altura de renombrado ciudadano como aquellos, en cambio se apega al habitus de la microhistoria del lugar como una suerte de movimiento imperceptible. El bus, el bar, la casa, las calles, el mirador de la catarata pueden ser siempre los mismos, inalterables, pero lo que suceda en ellos es parte de una comedia humana animada por personajes secundarios -en comparación a los “notables”- que con sus pequeños conflictos mantienen la persistencia de Paterson, New Jersey.
En retrospectiva, el cine de Jarmusch no destaca por haber presentado obras seminales, entendido como trabajos definitorios, más bien ha optado por una entrega continua que reelabora sus intereses a la vez que monta, desmonta y remonta estrategias que son depuradas en lo que reconocemos como su marca autoral. Una de ellas, que no comenté, es el humor en sordina que siempre está presente, en mayor o menor medida, en sus películas, también en Paterson. Sus últimos filmes -The Limits of Control (2009), Only Lovers Left Alive (2013) y este- demuestran una madurez del dominio de sus recursos a la vez que nos invitan a visitar un estado del cine que parece ir perdiéndose cada vez más. O, como dice Laura en la escena de la ida al cine, “es como si viviéramos en el siglo XX”.
Nota comentarista: 8/10
Título original: Paterson. Director: Jim Jarmusch. Guión: Jim Jarmusch. Fotografía: Frederick Elmes. Montaje: Affonso Gonçalves. Reparto: Adam Driver, Golshifteh Farahani, Kara Hayward, Sterling Jerins, Luis Da Silva Jr., Frank Harts, William Jackson Harper, Jorge Vega, Trevor Parham, Masatoshi Nagase, Owen Asztalos, Jaden Michael, Chasten Harmon,Brian McCarthy, Jared Gilman, Kara Hayward. País: Estados Unidos. Año: 2016.Duración: 118 min.