Pacto criminal (Scott Cooper, 2015)
Escuché el barullo de los comentarios y críticas atravesar, a la máxima velocidad que permitía mi router, los poblados pasillos de internet antes de saber de qué se trataba Pacto Criminal (de ahora en adelante, Black Mass). Un primer pensamiento que se desprende de este hecho puede ser: esto es bueno o malo. Pero en la vida, y me gusta pensar que también en el cine, las cosas no son blanco o negro. Siempre hay matices, pues las cosas tienden a funcionar de manera estocástica. (Se recomienda leer a Pynchon para más información). Con esto no trato de ser condescendiente con Black Mass ni con ninguna otra película, sino que quiero expresar el punto de que, al final, todo queda en la mirada e ideas del espectador.
(Honestamente, y aquí entre nosotros, el título de “crítico” lo recibo con cierto recelo).
Volvamos a hablar de películas; que para lo demás es lo único que importa.
Black Mass se basa en la historia de Whitey Bulger (Johnny Depp), líder la mafia irlandesa que, durante los años ‘70, controló el sur de Boston gracias al pacto que éste sostuvo con el FBI funcionando como informante. Quitando capas, llegamos a una premisa compartida, en mayor o menor medida, con otras como Goodfellas (1990) o, incluso, The Godfather II (1974).
Ojo que aquí estoy comparando el tipo de premisa, no su calidad. No me lancen a la hoguera…todavía.
Y es que donde aquellas películas del ‘74 y ‘90 logran contar historias trascendentes, que sirven reflejo de un estilo de vida y época; Black Mass no consigue hacer resonar esas dulces notas canónicas.
El guión de Jez Butterworth y Mark Mallouk comienza con fuerza, al centrar el punto de atención en la figura de Bulger. A decir verdad, el primer tercio de la película promete y logra construir las bases de un protagonista tridimensional y humano. Vemos lados de Bulger que chocan y nos hacen pensar que estamos ante un retrato bien logrado. Todo esto se refuerza por la impecable actuación de Depp, quien se sale del típico papel que venía interpretando desde hacía un tiempo. Es más, todo el casting entrega una actuación excelente y muy comprometida.
Los problemas comienzan en el segundo tercio, cuando la narración cambia, pasando de la historia de Bulger a la debacle del agente del FBI John Connolly (Joel Edgerton). Dado el material en el que se basa la película, esta parte de la historia es un elemento importante, que de ninguna forma se debiera dejar de lado. Sin embargo, el fallo está en no quitar a Bulger de la ecuación, de la pantalla, en mejores términos. Lo digo tanto por la actuación de Depp como también por el morbo que generan los personajes de este tipo.
Durante los momentos en que retomamos a la historia de Bulger, lo hacemos de forma muy fragmentada y apresurada; haciéndola sentir plana, casi caricaturesca pese al trabajo de Depp. No entendemos el brutal salto de Bulger; los hechos no alcanzan para justificarlo.
Este cambio termina con toda la fuerza del comienzo, con todo el interés que tan acertadamente logró generar, y la última parte se siente como un desvío aburrido, predecible. Un final que nos podría haber hecho pensar “maldito Bulger”, se transforma en un “te lo dije, Connolly. Ese Bulger no era de fiar”.
Ahora, la pregunta que corresponde (una perversa, si me lo preguntan): ¿esta situación es suficiente como para echar a perder toda la película? ¿Para clasificarla de bodrio? ¿Para compararla con otras del mismo género y decir que está de más?
La verdad es que no. Black Mass funciona al nivel de entretención, lo demás es pedir demasiado. Y aquí vuelvo al punto del principio: todo queda en la mirada del espectador, en lo que éste busca en las películas. Para mí, Black Mass es entretención pese a sus falencias. Creo que la mejor forma de poner esto en palabras sería: no la volvería a ver por gusto, pero fue buena mientras duró.
Nota comentarista: 5/10. Título original: Black Mass. Dirección: Scott Cooper. Guión: Mark Mallouk y Jez Butterworth. Reparto: Johnny Depp, Joel Edgerton, Benedict Cumberbatch, Dakota Johnson y Kevin Bacon. País: Estados Unidos. Año: 2015. Duración: 122 mins.