Mujercitas (1): La fórmula funciona

Quizás lo que más resalta de esta versión es el tratamiento que la directora le da a Amy, la hermana menor y principal contraste de Jo, la heroína. Lejos de otras versiones donde Amy se caracteriza como caprichosa e infantil, Gerwig se encarga de validar a Amy, quien posee una visión más pragmática del amor y una conciencia de posición social que deriva en su ambición de casarse bien para ayudar a su familia. Gerwig respeta -y pide respeto- a todos los caminos que eligen las hermanas, pues entiende que el empoderamiento se basa en la legítima decisión de una mujer y no en criticar/comparar sus elecciones. Cada mujer es diferente.

El nuevo remake del clásico norteamericano Mujercitas no pasa desapercibido en 2020. En un contexto marcado por acusaciones sexuales en Hollywood -basta con mencionar el caso Weinstein- la industria nuevamente pasa por duros cuestionamientos sobre género y feminismo. El foco ya no es sólo en las películas, sino sobre cómo se llevan a cabo. El grito del colectivo feminista chileno “Las Tesis” se escucha fuerte en las calles de Los Ángeles y Nueva York. Durante el 2019, en muchas partes del mundo como Francia, España, Colombia, Alemania, Turquía, México, por mencionar otros países, las mujeres salieron a las calles para protestar en contra de la violencia de género. Las mujeres exigen cambios y están apuntando, con nombre y apellido, a quienes están impunes por abusos contra la mujer. Bajo este crucial escenario, Greta Gerwig nos presenta la última versión de Mujercitas, un clásico de la literatura juvenil sobre el empoderamiento femenino y el amor.

Es interesante comparar cómo esta nueva versión se enmarca en otro contexto sociopolítico que sus predecesoras. Si bien la temática y discurso de Mujercitas, es conocido por el público, cada versión pareciera hacerse cargo de su propia generación: Las cuatro hermanitas (G. Cukor, 1933); Mujercitas (M. LeRoy, 1945) y la noventera del mismo nombre por Gillian Armstrong. Así, Greta Gerwig se presenta como una excelente carta para dirigir el nuevo remake protagonizado por un elenco femenino estelar: Meryl Streep, Laura Dern, Emma Watson y Florence Pugh.

Antecedida por su eufórica ópera prima Lady Bird, Gerwig nuevamente trabaja con Saoirse Ronan en el papel protagónico de Josephine. Ronan, conocida por interpretar a adolescentes que se rebelan ante lo impuesto y desafían la tradición, es perfecta para Josephine, la hermana idealista que persigue el sueño de ser escritora y aborrece la idea de casarse.  

Lady Bird y Mujercitas en muchos sentidos son similares: ambas son retratos adolescentes sobre mujeres apasionadas que evolucionan y logran cumplir sus metas. Ambas se hacen cargo del empoderamiento femenino y de visibilizar lo que significa ser una mujer joven. Temáticas como el machismo, la libertad, la independencia y el amor son recurrentes. Sin embargo, Mujercitas se aleja del indie flick que es Lady Bird y se presenta como un expectante estreno de taquilla familiar. La película basada en la novela del mismo nombre y escrita por Louisa May Alcott no es extraña para la directora, quien una vez más, demuestra interés por llevar a la gran pantalla historias basadas en la vida de mujeres. 

Quizás lo que más resalta de esta versión es el tratamiento que la directora le da a Amy (Florence Pugh), la hermana menor y principal contraste de Jo (Saoirse Ronan), la heroína. Lejos de otras versiones donde Amy se caracteriza como caprichosa e infantil, Gerwig se encarga de validar a Amy, quien posee una visión más pragmática del amor y una conciencia de posición social que deriva en su ambición de casarse bien para ayudar a su familia. Gerwig respeta -y pide respeto- a todos los caminos que eligen las hermanas, pues entiende que el empoderamiento se basa en la legítima decisión de una mujer y no en criticar/comparar sus elecciones. Cada mujer es diferente. Jo no cree en el matrimonio pero eso no la hace mejor/peor que Amy quien sí piensa que casarse bien es importante. No hay necesidad de valorar un camino por otro, cada uno es desafiante e importante para cada hermana. Bajo la misma línea, Meryl Streep se luce como la tía de alta sociedad que sin problemas, manifiesta durante toda la película que casarse bien es lo mejor que pueden hacer. Mientras que Jo discute y se niega a compartir su vida con un hombre, Amy decide prestar atención al consejo. Pero Mujercitas no es una película que busca rivalizar a sus protagonistas, muy por el contrario, sólo las contrasta para demostrar diferentes opciones que mujeres utilizan -y  han utilizado- para  tomar las riendas de sus vidas y ser felices.

Desde el arte y vestuario, Mujercitas destaca por su buena ambientación, siendo detallista en representar la icónica casa de las hermanas: el espacio se siente cálido, acogedor y muy romántico. En cuanto a la fotografía, los planos en la playa cambian la atmósfera y aportan cercanía a los personajes. En ciertos momentos vemos a las hermanas felices abriéndose al amor bajo un sol radiante, sin embargo en otros, empatizamos con sus frustraciones y miedos con un cielo nublado y un mar grisáceo. Así, este contraste entre las escenas de playa le da más fuerza al escaso desarrollo de Beth y su enfermedad. Por otro lado, la esperada escena entre Laurie (Timothée Chalamet) y Jo aprovecha la naturaleza del bosque y su belleza para destacar la fracasada declaración de amor.

En segundo plano quedan la matriarca Marmee (Laura Dern), Meg (Ema Watson) y Beth (Eliza Scanlen), personajes tan de lado, que el sentido de sus papeles apenas se sostiene. Al inicio, Meg representa la elección más común, ya que se casa con un tutor de su pueblo y tiene dos hijas con él. Su gran problema se reduce a que tiene poco dinero y eso la hace infeliz, pero el conflicto se vuelve superficial pues su desarrollo es mínimo: cinco escenas con suerte. Inconexa e insuficiente, quizás lo más relevante de Meg ocurre cuando decide casarse y Jo le ruega que desista. En ese momento, Meg defiende su postura y deja en claro que compartir la vida con Brooke (James Norton) es lo que la hace feliz. Como hermana mayor en Mujercitas, el papel de Watson se siente forzado y su trama es por, decir menos, aburrida.

Lo mismo ocurre con Marmee, quien siendo la madre, toma un rol más “puesto” que “relevante”. Dern se limita a abrazar a sus hijas, a decir una que otra cosa en favor de la hermandad y la compasión -cuando regalan su desayuno navideño-, sin embargo, no tiene ningún peso emocional en la trama. Poco aprovechada, el papel de Dern se vuelve más anecdótico que necesario.

Desde la narrativa, el problema de Mujercitas es que presta atención a detalles irrelevantes para la progresión, fallando al dar profundidad a personajes secundarios como Beth que no aportan en nada. El grueso de la trama son Jo y Amy, sin embargo, los pocos momentos de Beth y otros personajes, en vez de complementar la trama principal o aportar hacia algún conflicto, se vuelven bocetos aburridos que sólo existen para reivindicar al personaje del libro. Por esto, la suma de escenas como Beth yendo a tocar el piano, Meg comprando un vestido y Marmee ayudando a los necesitados hacen que la película se vuelva muy lenta.

Sumado a las tramas insuficientes, al injustificado spoiler de Amy que dice en los primeros cinco minutos que Jo rechazó a Laurie, volviendo todo predecible, los saltos temporales tampoco parecen aportar mayor dinamismo a la película. El montaje entre presente y pasado no tiene un orden claro, enreda sin razón y  parece más una solución para levantar el ritmo -lento- del film, que por otras razones narrativas. Al ir y volver del pasado, hay momentos donde los personajes no tienen descanso, dando poco espacio para que estos reflexionen, haciendo poco fluida la progresión dramática.

Si bien Mujercitas  logra un final satisfactorio, parece que a ratos sólo se contenta con mostrar momentos icónicos de la novela para un público que ya conoce la historia y no espera nada más. La película se torna lenta, predecible y salvo por el papel de Florence Pugh, hay pocas innovaciones. El recurso de la voz en off mientras se leen cartas tampoco ayuda pues es innecesario y abrupto, sólo siendo utilizado al inicio y final del film.

La versión de Greta Gerwig pese a no sorprender, tampoco llega a defraudar. La fórmula funciona y el drama “coming of age” sobre mujeres se establece concreto y rápido. El público recibe lo que busca: protagonistas que desafían a su entorno, bailes clásicos en casonas y romances juveniles. Los grandes hitos de la novela cobran vida con mucho éxito en la cinta. Lo más destacable es que tanto en su inicio como cierre, Mujercitas gira en torno a una mujer joven que intenta abrirse paso al mundo desde su trabajo. Como obstáculo está un hombre mayor que debe enfrentar. Este hombre al principio la mira en menos y tras conocer su trabajo intenta persuadirla para que deje los derechos a nombre de él y la editorial. Pero la joven mujer, pese a los obstáculos, logra defender sus ideales y exige que los derechos de su libro estén a nombre suyo. Así, Mujercitas brilla y cumple su misión, pues Greta Gerwig es clara en su mensaje feminista: hay que reclamar lo nuestro y hacer respetar nuestros derechos. La mujer es capaz, la mujer es fuerte.

 

Título original: Little Women. Dirección: Greta Gerwig. Guión: Greta Gerwig, Sarah Polley. Música: Alexandre Desplat. Fotografía: Yorick Le Saux. Reparto: Meryl Streep, Saoirse Ronan, Timothée Chalamet, Emma Watson, Florence Pugh, Eliza Scanlen, Laura Dern, James Norton, Louis Garrel, Bob Odenkirk, Chris Cooper, Abby Quinn. Productora: Columbia Pictures. Distribuida por Sony Pictures Entertainment. Productor: Denise Di Novi, Amy Pascal, Robin Swicord, Arnon Milchan. País: Estados Unidos. Año: 2019. Duración: 134 min.