The Humans: Casa embrujada
Esto no quiere decir que Karam quiera dibujar una imagen que abarque toda la experiencia humana ni mucho menos, sino que un relato bien delimitado, cuyas situaciones están dadas por los rasgos que nos interpretan como individuos. Dentro de dicha dinámica, el paso del tiempo es un elemento esencial, tanto en el aspecto desmoronado que rodea a los protagonistas como en aquello que los obliga a apreciar lo importante en sus vidas
Cuando una obra de teatro es llevada al cine, es poco habitual que el dramaturgo original sea también el encargado de escribir y dirigir la película. Sin embargo, después de que Florian Zeller lo hiciera en The Father (2020) no tuvimos que esperar mucho para encontrar otro ejemplo, en este caso The Humans de Stephen Karam. Aunque esa cercanía con el material podría actuar como un obstáculo para hacer los cambios necesarios a una versión cinematográfica de lo que fue pensado primero como una historia sobre el escenario, en realidad funciona de la manera opuesta. En vez de inspirar un temor reverencial hacia las obras, les otorga a los autores el entendimiento suficiente para verlas como algo susceptible de ser replanteado.
La escenografía de esta obra de teatro, por ejemplo, tiene una estructura similar a una casa de muñecas, lo que permitía ver al mismo tiempo diferentes habitaciones del departamento de dos pisos donde transcurre la historia. Esa idea, que era útil para superar las limitaciones técnicas y espaciales del teatro, es descartada por Karam al momento de hacer la cinta, y en su lugar prefiere potenciar las posibilidades del lenguaje cinematográfico. La importancia de la ambientación del relato sigue presente en la visión del autor, pero adaptada a la realidad del nuevo medio en el que está trabajando. Encontrar el método más efectivo para narrar lo que ocurre con los personajes implica reconocer aquellos componentes que deben ser modificados, todo con el objetivo de lograr un mejor resultado.
Lo que no cambia en esta adaptación es el predominio del departamento como escenario de la historia, ya que, si bien la película no está restringida por los márgenes físicos del teatro, ubica casi todas sus escenas dentro de esas cuatro paredes. Tal factor, sumado al reducido número de personajes que aparecen en pantalla, nos recuerda que estamos ante un relato que surgió primero en las tablas. Sin embargo, esa circunstancia no transforma a la cinta en algo monótono o tedioso, porque sabe ocupar las herramientas que están a su alcance de la mejor manera. Cuestiones como la fotografía, el diseño de sonido y el montaje son fundamentales para que Karam construya una atmósfera poderosa, capaz de acentuar el resto de los méritos de la obra.
Al centro del largometraje se encuentra la familia Blake, que se reúne en Nueva York para celebrar el Día de Acción de Gracias en el nuevo departamento de la hija menor del grupo, Brigid (Beanie Feldstein), y de su novio Richard (Steven Yeun). Pero “nuevo” parece ser un adjetivo engañoso, ya que se trata de un edificio decrépito, con rastros de humedad y pisos ruidosos. Los padres de la joven -Erik (Richard Jenkins) y Deirdre (Jayne Houdyshell)- viajaron desde Scranton, Pennsylvania, junto a su abuela Momo (June Squibb), quien sufre de Alzheimer. El reparto es completado con Aimee (Amy Schumer), la hermana mayor de Brigid, una abogada que está pasando por aprietos laborales y acaba de terminar un largo noviazgo.
Que las reuniones familiares son el terreno ideal para los momentos tensos o incómodos es algo casi innegable, y The Humans es un ejemplo claro de aquello. La mezcla de personalidades fuertes, rencillas anteriores y expectativas insatisfechas se siente desde los primeros minutos del metraje y se va acumulando hasta el desenlace de la historia, cuando empiezan a surgir algunas revelaciones que afectan los cimientos mismos de la familia. Como buen drama coral, la obra de Karam le da a cada personaje unos rasgos que los diferencian del resto y momentos de protagonismo con el espacio suficiente para que los actores puedan sacar a relucir su talento. Y si bien los roles de Yeun y Squibb ocupan un lugar algo más periférico, no por eso carecen de escenas destacables.
El séptimo protagonista de la película es el departamento donde está ambientado el relato, cuyas características físicas son el catalizador perfecto para lo que ocurren entre los protagonistas. La cámara de Lol Crawley no solo se preocupa de retratar a los humanos y sus interacciones, sino también los rincones o materiales que dan forma al lugar en el que están reunidos. Son recurrentes los planos que destacan el deterioro de las paredes y del techo, casi como si estuviésemos ante una casa embrujada, a lo que también contribuye la iluminación (o falta de esta) en ciertos instantes de la historia. Esa sensación es reforzada por el sobresaliente diseño de sonido a cargo de Paul Urmson, que nos permite ver al edificio como un ente vivo, regido por sus propios caprichos.
Aunque el título de la cinta puede resultar genérico, sus personajes y ambientación tienen una clara especificidad. Es esa cualidad de la película la que nos permite conectarla con la idea que es referenciada en el título, como una representación de las virtudes y defectos que definen nuestra humanidad. Esto no quiere decir que Karam quiera dibujar una imagen que abarque toda la experiencia humana ni mucho menos, sino que un relato bien delimitado, cuyas situaciones están dadas por los rasgos que nos interpretan como individuos. Dentro de dicha dinámica, el paso del tiempo es un elemento esencial, tanto en el aspecto desmoronado que rodea a los protagonistas como en aquello que los obliga a apreciar lo importante en sus vidas.
A medida que su historia avanza, The Humans se alimenta de la influencia del thriller e incluso del cine de terror. El cambio en el tono de la película es llamativo, pero obedece a algo más que simple pirotecnia, ya que sirve para complementar el drama que atraviesan los personajes. De manera similar a lo que ocurría en The Father, el lugar donde transcurre la obra es un reflejo de la dimensión psicológica del relato, con sus temores y peligros. Momentos críticos como estos nos permiten ver el verdadero rostro de las personas, y lo que ocurre en los minutos finales de la cinta refleja un punto decisivo en el trayecto de uno de los protagonistas.
Título original: The Humans. Dirección: Stephen Karam. Guion: Stephen Karam. Reparto: Richard Jenkins, Steven Yeun, Beanie Feldstein, Amy Schumer, June Squibb, Jayne Houdyshell, Andrea Ilene Shapiro. Fotografía: Lol Crawley. País: Estados Unidos. Año: 2021. Duración: 108 min.