Historia de un matrimonio (1): Una muerte sin cadáver

Historia de un matrimonio logra esta dual empatía gracias a la calculada imparcialidad del guión. Baumbach se aleja de la simple táctica de “demonizar” o de enmarcar como villano a algún personaje. La fácil salida de apuntar un problema,  tomar postura y luego resolverlo, no funciona. Por el contrario, lo que Baumbach explora es la honesta verdad de que no hay un "buen" resultado en el divorcio. Rara vez hay una manera de hacer felices a todos.

Noah Baumbach presenta su última obra Historia de un matrimonio, retomando la naturaleza del divorcio en su etapa más madura como cineasta. En The Squid and the Whale (2005), Baumbach relata el divorcio de sus padres desde su perspectiva como hijo, sin embargo, ahora fue el turno de contar su propia experiencia de separación. Con un excelente cast: Scarlett Johansson (Nicole), Adam Driver (Charlie) y la brillante Laura Dern (Nora), Baumbach se interesa por contar el drama doméstico de una particular pareja - inmersa en el mundo de las artes - que se desintegra. Así, la película transforma a dos personas bien intencionadas  - que aún se preocupan por el otro - en individuos que harán cosas impensadas por la custodia de su hijo. La historia de Charlie y Nicole es contada con tan notable gracia y compasión, que a medida que avanza, encarnamos en sus personajes, a ratos en Nicole y en otros en Charlie, sintiendo su frustración y empatía a un nivel inesperado. 

Con elocuencia y humor, al inicio del film, Charlie describe a Nicole como alguien que escucha demasiado a los extraños, que adora jugar con su hijo Henry, que se preocupa mucho por su madre y su hermana, y que siempre deja la ropa tirada. A su vez, Nicole describe a Charlie como un director de teatro con talento, creativo, y competitivo que come como si alguien le fuera a robar su comida. Parece no haber detalles, pero en este preludio, Baumbach revela la profundidad del matrimonio que está a portas de dar el primer paso a su separación.

Lo que sigue es una historia de amor que hace sentido después de los hechos; un retrato desde la inversa de un matrimonio que sólo se hace real, palpable y visible después de su propia destrucción. Así, la entrañable apertura se quiebra cuando nos damos cuenta que ambos personajes están frente a un terapeuta que inútilmente intenta disolver la discreta tragedia del alejamiento.

Desde este punto de partida, la trama se desarrolla en Nicole (Johansson), quien recién instalada en Los Ángeles -su ciudad de origen-, está preocupada por su divorcio y por su arriesgado papel para filmar un piloto de TV. Aquí entendemos que en el pasado, Nicole dejó su exitosa e incipiente carrera como actriz en Hollywood, para casarse y actuar en el teatro underground de Charlie (Driver) en Nueva York. Sin embargo, tras su separación y el repentino éxito de Charlie, Nicole, se siente atravesada e insegura pues no sabe si hizo lo correcto al separarse. Indecisa, visita a una famosa abogada de divorcios, Nora (Dern), a quien en una personal e íntima declaración, le confiesa que Charlie le fue infiel, que nunca la apoyó en sus proyectos propios o en pasar tiempo en Los Ángeles. En una sola escena, con travelling incluido, Nicole explica cómo se enamoró de Charlie, cómo comenzó a sentirse disminuida y cómo finalmente decidió irse de su lado.

Desde el otro lado, cuando Charlie visita a Nicole -quien le entrega los papeles de divorcio- este se da cuenta que Nicole quiere quedarse a vivir en Los Ángeles con su hijo Henry, contra su voluntad. Es interesante la dicotomía que plantea Baumbach entre Charlie-Nueva York-Teatro intelectual, vs Nicole-Los Ángeles-Hollywood. Influencias al estilo Annie Hall (1977), de Woody Allen, se pueden apreciar en las eternas rivalidades entre NY y LA.  

Sin embargo, a medida que el film progresa, empatizamos con Charlie, quien debe buscar abogados para enfrentar a la poderosa Nora mientras mantiene su obra en Nueva York y visita a su hijo. El quiebre para Charlie se basa en su apego a la ciudad de Nueva York y en lo incompatible que le resulta vivir lejos de ella. Baumbach resalta el difícil pasado de Charlie, en su padre alcohólico y en su gran carrera hecha desde cero. Como Charlie es el que está separado de Henry la mayor parte del tiempo, como audiencia somos testigos de su frustración y dolor. Adam Driver logra una increíble y compleja interpretación capaz de transmitirnos todo el amor que siente por su hijo y el dolor que le provoca separarse de él.

Así, sus constantes visitas a Los Ángeles, la búsqueda de abogados, las citas en el tribunal, e incluso la celebración de Halloween transforman la cinta en un constante tira y afloja tanto para Charlie como para Nicole. De a poco, ambos comienzan a desintegrarse y a convertirse en versiones diferentes de las personas que eran antes. En ese sentido, Baumbach le dedica escenas tanto a Nicole como a Charlie, espacios que nos permiten entender y empatizar con cada uno de sus dilemas.

Tras ver ambas caras de la moneda, el espectador puede sentir que Charlie ignoró las necesidades de Nicole, como también argumentar que Nicole está tratando de apartar a Henry de Charlie, huyendo al otro lado del país. Algunos elegirán un bando, sin embargo, la riqueza de la película y gran parte de su funcionamiento radica en que se puede apreciar tanto lo bueno como lo malo en Nicole como en Charlie. Charlie quiere que Henry viva con él; Nicole quiere que Henry viva con ella; Charlie no quiere estar en Los Ángeles; Nicole no quiere estar en Nueva York. Esta lógica absoluta y triste, define las decisiones de los personajes.

Historia de un matrimonio logra esta dual empatía gracias a la calculada imparcialidad del guión. Baumbach se aleja de la simple táctica de “demonizar” o de enmarcar como villano a algún personaje. La fácil salida de apuntar un problema,  tomar postura y luego resolverlo, no funciona. Por el contrario, lo que Baumbach explora es la honesta verdad de que no hay un "buen" resultado en el divorcio. Rara vez hay una manera de hacer felices a todos.

Así, la escena clímax del film se arma cuando Charlie y Nicole al fin se enfrentan sin abogados, ya hastiados de tanta maquinación, se dicen todo lo guardado. Charlie y Nicole se dicen cosas hirientes y se reprochan tanto cosas del pasado como del presente. Cosas mezquinas e insultos que terminan en llanto. De esta escena en adelante, queda en evidencia que ya no hay vuelta atrás y que ambos deben encontrar otro rumbo a sus vidas.

Desde la fotografía, Robbie Ryan se encarga de provocar que Nicole y Charlie se vean y sientan atrapados, una cualidad enfatizada por el encuadre cuidadosamente estructurado que los captura en interiores confinados incluso mientras los que les rodean afirman "el gran espacio" de Los Ángeles. Esto sumado a un montaje que se articula desde las emociones de sus personajes y sus conflictos separados, permite que la cinta a se vuelva refrescante y no aburrido ir y venir de cada “bando”.

Respecto a las actuaciones secundarias, pese a ser pequeñas, se destacan grandes actores como Merritt Wever, Wallace Shawn y Ray Liotta, quien junto al apoyo de Alan Alda como primer abogado de Charlie, un hombre viejo y sencillo que conoce las consecuencias del divorcio (ha tenido tres de ellos), dan vida al intrincado y polémico proceso. Finalmente Laura Dern, destaca por su sólido y poderoso rol como abogada de Nicole. Memorable es la escena de su monólogo donde se descarga acerca de lo injusto y machista que es el tribunal respecto a las mujeres y la maternidad -esperan que seas como la Virgen María- le responde a Nicole quien no puede decir que bebe vino en su casa a riesgo de perder credibilidad. Dern encarna con extraño carisma a las directas, peleadoras y calculadoras abogadas de familia en Hollywood. Con estos personajes comienza la lucha entre las partes por la permanencia - o no - de Henry en Los Ángeles. Creo que es erróneo pensar que los abogados son los enemigos, quizás son lo más cercano a los villanos, cuando no a lo desagradable. 

Lo fundamental de la cinta son las actuaciones muy bien logradas de Scarlett Johansson y Adam Driver. Ella representa con mucho éxito a una amable y sensible actriz que pese a toda su indecisión y resentimiento, logra darse cuenta que Charlie es quien terminará peor. Por otro lado, Driver le da a Charlie una soberbia justa que también admite vulnerabilidad y que nos da cuenta de hombre que sólo busca hacer lo correcto de la manera menos dolorosa posible.

Quizás lo más increíble de Historia de un matrimonio es que a medida que avanza el film, nos damos cuenta que todos en esta historia tienen razón, en función de su posición en la situación. Charlie tiene razón, Nicole tiene razón y Henry tiene razón. Y todos sufren. Baumbach logró hacer una película sobre la separación lo más lejos posible de culpar a alguien. Eso se evidencia en la última escena, donde Nicole le ofrece a Charlie quedarse con Henry aun cuando le toca a ella. Han superado de a poco la fractura. Aún se mantiene en pie el amor. 

Incluso sin estar comprometidos o en pareja, Historia de un matrimonio logra con éxito encarnar en nosotros las experiencias y emociones de un divorcio, los altos y bajos, las pequeñas victorias y los egoísmos, tal como si fuéramos nosotros quienes acabamos de firmar el papel. Baumbach retrata el divorcio como un gran ecualizador, siendo nosotros los transformados. 

 

Título original: Marriage Story. Dirección: Noah Baumbach. Guión: Noah Baumbach. Fotografía: Robbie Ryan. Música: Randy Newman. Productor: David Heyman, Noah Baumbach. Reparto: Scarlett Johansson, Adam Driver, Laura Dern, Alan Alda, Ray Liotta, Julie Hagerty, Merritt Wever. País: Estados Unidos. Año: 2019. Duración: 136 min. Distribuida por Netflix.