El valor de una mujer: La verdad sale a la luz
Estamos ante una película a la vez tierna y dura, compleja y sencilla, hecha de la corrupción en las altas instituciones donde la Iglesia y las grandes empresas manejan a gente sencilla y también sus sentimientos a través del chantaje del temor a perder lo poco que han conseguido.
El valor de una mujer es un filme elegante a pesar de tratar un tema sórdido como el abuso sexual de las mujeres en el trabajo. Con una cuidada puesta en escena, el realizador Marco Tullio Giordiana (más conocido por la saga de La mejor juventud) encierra a una joven madre y su hija entre los muros de una lujosa residencia para ancianos donde Nina, que trabaja como limpiadora, se topa con los requerimientos forzosos del jefe (bien blindado) de la residencia. Ella busca ayuda ante el acoso, pero las cosas se complican y si la película tiene potencia es porque igual que podía haber tenido una resolución feliz podía haber tenido una resolución desgraciada donde los abusos son tapados por los altos empresarios y la curia eclesiástica de gran influencia socio-económica en el lugar. El filme aborda ligeramente temas universales como los intereses de la Iglesia con mayúsculas, la vejez, una juventud desorientada y la insolidaridad en los regímenes represivos. Todo ello sin dejar de lado cierto humor, ironía y pintoresquismo en el retrato de algunos secundarios.
Una esforzada interpretación (de la esperanza a la angustia, de la ingenuidad al temor) de Cristiana Cotopondi, dando vida a la joven Nina en busca de seguridad e independencia para ella y su hija; una elegante banda sonora y una ajustada fotografía en colores vivos apuntalan esta fábula feminista donde de nuevo el miedo parece que va a vencer a la verdad en un entorno aparentemente paradisíaco, pero en realidad poblado de silencios oportunos y miradas oblicuas. Excelente el trabajo de la cámara de Giordiana, siguiendo a principales y secundarios y combinando el plano general con el primer plano; aunque la resolución judicial pueda resultar solo a medias convincente desde un punto de vista fílmico, subrayando lo que ya sabemos o hemos intuido en el desarrollo, ágil y aplicado, de la narración en su parte primera.
Estamos ante una película a la vez tierna y dura, compleja y sencilla, hecha de la corrupción en las altas instituciones donde la Iglesia y las grandes empresas manejan a gente sencilla y también sus sentimientos a través del chantaje del temor a perder lo poco que han conseguido. Un filme hermoso y valiente que sigue siendo más que necesario en estos días donde los mass-media parecen sujetos a los poderes fácticos. Un fresco sobre la “ideología de género” de los magnates de la salud que se hacen llamar doctores y no llegan a ninguna categoría humana, tal y como retrata con cierta acritud una película donde se funden los hechos del pasado y los sucesos del presente de forma inquietante, dando lugar a una rápida forma de atraer la atención del espectador, no solo por las formas de la elegancia y el buen gusto sino por la actualidad y la hondura del conflicto ético que plantea y desarrolla con cierto realismo.
Titulo Original: Nome Di Donna. Dirección: Marco Tullio Giordana. Guión: Marco Tullio Giordana, Cristiana Mainardi. Fotografía: Vincenzo Carpineta. Música: Hani Adel. Reparto: Cristiana Capotondi, Valerio Binasco, Stefano Scandaletti, Michela Cescon, Bebo Storti, Adriana Asti, Michele Riondino, Laura Marinoni. País: Italia. Año: 2019. Duración: 98 minutos.