El rey de los ladrones: Representaciones alteradas
Existe una línea delgada y compleja entre lo que quiere mostrarse y lo que puede resultar atractivo para el público. La medida no siempre tiene un resultado afortunado. En El rey de los ladrones, el elenco lo es todo, pero las intenciones se debaten entre cómo se quiere exhibir a ese elenco y las posibilidades reales de la historia.
El altamente experimentado Brian Reader (Michael Caine) encabeza a una banda de asaltantes de joyería que, en la tercera edad, deciden dar un golpe apoyados por Basil (Charlie Cox), quien parece tener la información necesaria para ello. Reader se encuentra en un proceso que, salvo la introducción del protagonista, no tiene demasiada injerencia en la trama, pero que permite entender algo de la psicología del personaje. La esposa de Reader ha fallecido y en medio de la ceremonia de defunción comienza a gestarse la posibilidad de un atraco.
La película cuenta con innumerables momentos como ese, en que los personajes parecen estar influidos por una condición personal específica y que a la larga deja de tener importancia. Hay una intención por generar personajes consistentes, principalmente en los miembros de la banda de asaltantes, pero falta precisión en ese tratamiento y resulta inevitable caer en el cliché, mientras los protagonistas se quejan sobre el dolor de caderas y los exámenes coronarios. Si bien es clara la intencionalidad de su director por tributar a las grandes películas clásicas de crimen, se pierde en el bosque de la broma a destiempo, bromas que, por supuesto, sólo tienen que ver con la edad de los personajes.
En El rey de los ladrones asistimos a una dificultad que parece estar cruzando a la industria cinematográfica cuando hablamos de representación de grupos llamados minoritarios. Y es que pareciera que el problema no radica sólo en este filme, sino que principalmente en la forma en la que un periodo como la adultez mayor puede y debe ser representada en pantalla. Los personajes actúan como se espera que actúen las personas en su edad, sin posibilidad de conocer aspectos más profundos de ellos. El edadismo -concepto presente desde mediados del siglo XX, que refiere las discriminaciones que sufren los grupos según edad, principalmente adultos mayores- termina haciendo justamente lo contrario de la intención inclusiva que tienen este tipo de filmes. En las antípodas, películas como La Mula y Old Man and the Gun, dos estrenos de 2018, exhiben elementos que hacen una diferencia importante. Y es que en ambos casos, sus protagonistas -Clint Eastwood en la primera, Robert Redford en la segunda- tuvieron el control creativo de sus filmes, a través de la dirección y la producción, respectivamente. Es decir, quienes estaban a cargo sabían de qué estaban hablando, algo que el director James Marsh no parece hacer en esta entrega.
Si bien hay momentos entretenidos y hasta enternecedores, el estereotipo termina por matar un filme que lo tenía todo para llegar a un público concreto. Michael Caine es uno de los pocos actores clásicos que cuenta con algo parecido a un fandom en estos tiempos, y una especie de garantía de calidad cada vez que aparece en pantalla. Por lo mismo es tan curioso enfrentarse a un tratamiento que no parece respetar ni su trayectoria ni sus canas.
Creo fervientemente en la necesidad de mayores espacios de representación en pantalla para personas diversas y de todas las edades, lejos de la homogeneización de héroes y villanos. Este filme en particular intenta escapar de eso, pero no lo logra, porque lo que hace es pararse desde una mirada complaciente sobre la adultez mayor y los problemas que ella conlleva. Más que hablar de grupos diversos, hay que permitir que esos grupos se tomen la pantalla, por el bien de la representación que buscamos en el cine y por la sociedad en general.
Nota comentarista: 4/10
Título original: King of Thieves. Dirección: James Marsh. Guion: Joe Penhall, Mark Seal. Fotografía: Danny Cohen. Reparto: Michael Caine, Jim Broadbent, Tom Courtenay, Charlie Cox, Michael Gambon, Ray Winstone, Francesca Annis, Paul Whitehouse, Kellie Shirley, Jackson Kai. País: Reino Unido. Año: 2018. Duración: 108 min.