El Estudiante
El Estudiante, película Argentina estrenada en BAFICI, donde gano el premio “Especial del Jurado”, cuenta la llegada de Roque Espinosa (Esteban Lamothe) a la Universidad de Buenos Aires, lugar en el que poco a poco, entre los avatares de la universidad, se va mimetizando en el ambiente universitario; conocer chicas, fiestas, asambleas y todo lo que esto implica al mundo universitario. Todo este aire lo conduce a conocer a Paula (Romina Paula), que lo lleva casi de forma instintiva a introducirse en un ambiente politizado dentro de la universidad con todo lo que esto implica: arreglos políticos, cuotas de poder, traición, todo lo que se podría pensar de un sistema político podrido.
Santiago Mitre, con la colaboración de Pablo Trapero (Mundo Grúa, 1999), nos ofrece una mirada en particular de la política universitaria, pero que se puede extrapolar a otros ámbitos en donde las cosas se manejan de la misma forma; el lenguaje universal de la política partidista. En esta colaboración, se puede ver una puesta en escena basada en la arquitectura del lugar y sus espacios, el protagonista se mueve entre los pasillos, salas y la cámara con un estilo casi documental. La cámara lo sigue esperando su próximo movimiento, esto se hace patente en una escena donde Roque espera el momento adecuado para abordar a un compañero de un bando opositor.
El protagonista, Roque, parece deambular perdido por los pasillos, algo así como en busca de su lugar, su espacio, mientras una voz en off acompaña el relato siguiendo sus pasos, diciéndonos a qué se va a enfrentar nuestro protagonista. El ambiente parece estar contenido entre paredes y laberintos en la propia universidad, es ahí donde el protagonista se sumerge en un mundo que no necesariamente se planteó conocer y en el cual se descubre a sí mismo como un hábil instrumento que se ve manipulado por uno de la profesores quien tiene un cargo importante en la Universidad. Es así como va comprendiendo que la política de los acuerdos es su principal arma en este ambiente donde todos buscan alguna cuota de poder que los pueda favorecer en pos de los propios intereses personales.
Película y tema absolutamente contingente en nuestros días y que, a pesar de ser Argentina, contiene temas que son transversales y coyunturales en nuestro país. De una textura y un punto de vista que nos transporta y nos hace cómplices de un ambiente en el que más de alguno se sentirá identificado. Santiago Mitre nos ofrece una mirada íntima al ejercicio político universitario; temas que, a medida que avanza la película, se vuelven universales. Los protagonistas parecen estar en un continuo juego, no solo en ámbito político sino, también, en lo personal, donde todo se funde y confunde en un continuo juego de apariencias.