Corre: Amor violento
A través de sospechas y pistas que surgen a medida que los minutos avanzan, empezamos a descubrir los oscuros secretos que esconde Diane, cuyas motivaciones apuntan a un objetivo mucho más drástico que simplemente proteger a su hija. La obstinación de la mujer y su afán por controlar el destino de la joven hacen recordar ciertos elementos de la novela Misery de Stephen King, un autor cuyos trabajos reciben un par de guiños claros en la cinta.
Existe un curioso paralelo entre Searching (2018), el largometraje debut del director Aneesh Chaganty, y su nueva película, Corre (Run). Ambos thrillers están protagonizados por un padre o madre y su respectiva hija: la primera obra muestra los esfuerzos por descubrir el paradero de una adolescente que desapareció de forma repentina, mientras que en la segunda el sentimiento predominante es la reticencia a que una joven se vaya de la casa para entrar a la universidad. Si la anterior cinta reflejaba la fuerza de los lazos filiales y el amor paternal, en este segundo trabajo el foco está en la sobreprotección y los extremos siniestros a los que puede llegar el deseo de codependencia.
La obsesión de Diane (Sarah Paulson) no surge de la nada, sino que tiene su origen en el nacimiento prematuro de su hija, Chloe. El delicado estado de salud de la niña afecta profundamente a su madre, que comienza a dedicar todos sus esfuerzos en cuidarla. 17 años después, la joven (Kiera Allen) parece llevar una vida más o menos estable, pese a una serie de enfermedades que la obligan a recibir un sinnúmero de tratamientos médicos. Un texto al comienzo de la película describe las patologías de la protagonista, que incluyen asma, diabetes, arritmia y paraplejia. Estas circunstancias, sin embargo, no anulan el deseo de independencia de Chloe, quien pese a ocupar una silla de ruedas y haber sido educada exclusivamente en su hogar, pretende matricularse en la universidad. La reacción de Diane ante todo esto demuestra una cierta resistencia, atribuible a los nervios o el temor de una madre por ver a su hija irse de la casa, sobre todo por el estado de salud de la joven, pero bajo esas dudas se esconde algo mucho más sombrío.
El guion, que, al igual que Searching, fue escrito por Chaganty y Sev Ohanian, nos lleva a compartir la perspectiva de Chloe en el misterio que se va revelando frente a ella. A través de sospechas y pistas que surgen a medida que los minutos avanzan, empezamos a descubrir los oscuros secretos que esconde Diane, cuyas motivaciones apuntan a un objetivo mucho más drástico que simplemente proteger a su hija. La obstinación de la mujer y su afán por controlar el destino de la joven hacen recordar ciertos elementos de la novela Misery de Stephen King, un autor cuyos trabajos reciben un par de guiños claros en la cinta, como la mención del ficticio pueblo de Derry, Maine, o el nombre de un personaje secundario que hace referencia directa a una conocida actriz ganadora del premio Oscar.
Las fuentes de inspiración de Corre no están limitadas a King, ya que el director ha citado en algunas entrevistas a Alfred Hitchcock y a M. Night Shyamalan al momento de definir el estilo que quería alcanzar con este thriller. Al ver la película podemos notar parte de esa influencia, aunque el resultado nunca abandona esa categoría de obra derivada o subalterna. Incluso Shyamalan, con todos los tropiezos que ha tenido durante su carrera y la deuda que mantiene con varios cineastas de generaciones previas, logra construir un estilo distintivo, que se siente propio. Lo de Chaganty no llega aún a ese nivel, aunque se nota en su labor una destreza estilística importante, que aprovecha las posibilidades de la fotografía y el montaje como herramientas expresivas.
Pasar de Searching a esta segunda película era un desafío complejo para el director, que debió ocupar lenguajes narrativos muy diferentes en cada caso. Ya no estamos insertos en la lógica digital de las pantallas, con sus interfaces y códigos propios, sino que en un entorno donde lo físico juega un papel fundamental. Las características del espacio donde transcurre la historia tienen una incidencia directa sobre el desarrollo de la trama, especialmente con una protagonista que debe desplazarse en silla de ruedas, dado que en su caso cada movimiento tiene una significación mayor. Chaganty construye un efectivo relato gracias a ese tipo de factores, los que utiliza para instalar la atmósfera de tensión que sentimos a lo largo del metraje.
Parte importante del suspenso de Corre se basa en lo desconocido. Las situaciones narradas pueden no ser muy peligrosas por sí solas, ya que muestran a la protagonista haciendo cosas a escondidas de su madre, como llamadas telefónicas o preguntando cosas en una farmacia. La tensión en estos casos surge porque no sabemos exactamente cuál será la reacción de Diane ni lo que está dispuesta a hacer, pero los indicios que vamos descubriendo a lo largo del camino indican que no será nada bueno. Es ese misterio el principal temor que se siente en la obra, uno que obliga a los espectadores a usar su imaginación para llenar los vacíos y prepararse para lo peor.
A medida que el relato avanza el contexto aterrizado de sus primeros minutos va dando paso a hechos cada vez más estrafalarios. Esto afecta a ratos el desarrollo de la trama, debido a la aparición de lagunas lógicas que amenazan con distraernos de la historia. Sin embargo, la película mantiene por lo menos uno de sus pies firme en el terreno de lo verosímil, lo que sumado a las buenas actuaciones de Paulson y Allen entrega una necesaria cuota de cercanía a lo que estamos viendo. Incluso con todas las cosas que ocurren en la pantalla, la película sigue centrándose en la relación de una madre con su hija, lo que permite además examinar algunos de esos sucesos a la luz de circunstancias más cotidianas.
Bajo las conductas siniestras de Diane descansa un componente aún más oscuro, el que sirve como fundamento para lo narrado en esta cinta. La motivación de ese personaje no consiste en dañar o hacer sufrir a su hija, lo que hay detrás es una convicción de que todo es por el bien de Chloe. Es ese convencimiento lo que impulsa su actuar y la convierte en alguien tan peligroso, ya que para ella cualquier intento por cuestionarla ataca también la legitimidad de su amor materno.
Título original: Run. Dirección: Aneesh Chaganty. Guion: Aneesh Chaganty, Sev Ohanian. Fotografía: Hillary Spera. Reparto: Sarah Paulson, Kiera Allen, Pat Healy, Sara Sohn, Bradley Sawatzky, Erik Athavale, Sharon Bajer, Onalee Ames, David Swim, BJ Harrison, Joanne Rodriguez. País: Estados Unidos. Año: 2020. Duración: 90 min.