Blonde: Esto no es un biopic
Marilyn no existe. Marilyn no es lo que quisiéramos que fuera. Mientras tanto, desde sus películas, nos sigue observando, con una mirada que no somos capaces de devolver.
“Insufrible” fue lo más suave que leímos en redes sociales a propósito el estreno de Blonde, de Andrew Dominik, película estrenada en Netflix y, tal como era de esperarse, provocó más divisiones que interés genuino por el filme. Andrew Dominik sabe de eso, porque sin ir más lejos, durante su carrera como cineasta hemos asistido a su interés por el mito, la deconstrucción de éstos y el como desde ahí, podemos comprender algunos elementos que nos unen.
El mito, el convertir a alguien en leyenda, es una pulsión que no podemos evitar. John Ford se hizo cargo de ello en películas como Fort Apache (1948) y The Man Who Shot Liberty Balance (1962) estableciendo una máxima que hasta ahora nos hace sentido: “Cuando la leyenda se convierte en un hecho, imprime la leyenda”. Al igual que en las películas de Ford, Dominik, quien también coqueteó con el concepto en El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, sabe sin lugar a duda que tomar al mito de Marilyn Monroe y pensar en una biopic no tiene sentido, porque en estricto rigor, y aunque no seamos conscientes de ello, Marilyn no existe.
Que no se malinterprete. La actriz Marilyn Monroe, abusada más veces de las que quisiéramos contar, ícono sexual, mil veces imitada, existe en nuestras mentes, aunque no hayamos visto sus películas. De hecho, es muy probable que nuestra cinefilia se haya visto completada por sus filmes mucho tiempo después de haber conocido sus famosas fotografías: El vestido blanco, su mirada estudiadamente inocente con un libro en la mano, sus retratos junto a su esposo, el dramaturgo Arthur Miller. No es necesario conocer su carrera, todo respecto a su imagen está al alcance de la mano. Visto desde ahí, ¿qué tan importante es saber detalles de su vida personal? Puede que para algunos sea crucial. Con toda seguridad, para Dominik no lo es, y como tal, toma esas fotografías y construye una historia en torno a ellas. Las imágenes de archivo son un insumo trabajado de tal forma que sus espectadores podemos fantasear sobre su presencia, como si en realidad, la vida de nuestra actriz hubiese sido constantemente documentada y atrapada para nuestro goce.
Por lo mismo, el trabajo del director en torno a la actriz – el que, a su vez, está basado en el libro de Joyce Carol Oates – no está pensado como un reconocimiento veraz en torno a su vida, sino su lugar como mujer dentro del mundo del espectáculo y los elementos que, muy a su pesar, la convierten en una leyenda. Estamos más allá de su experiencia, de sus apariciones en pantalla, del estigma de la “rubia tonta” (concepto que sigue siendo explotado, a mucha conveniencia), sino del destino de una mujer obligada a “ser” dentro de un mundo que no le permite “hacer”. Eso tiene mucho que ver con la mirada a la que se exponen miles de mujeres día a día y no nos es desconocido. Incluso las conversaciones que se dan dentro de la película acerca del aborto, nos sitúan en un lugar incómodo. ¿De qué se trata la culpa de Marilyn? ¿Es propia o es aprendida? Y sobre todo ¿Por qué tenemos a tantos opinantes al respecto dentro de la misma película? Una vez más, la mujer, en este caso convertida en símbolo de deseo, no puede tomar decisiones sobre su propio cuerpo.
Dominik, quien ya ha exhibido las aristas de lo que podemos llamar “el escenario y las luces que ciegan” plantea esa presencia en virtud de esas luces, que en la vida de Marilyn van mucho más allá de un simple reflector. Una vivencia compartida por otros personajes en otras películas del director, en donde la fama y el modelado que tenemos de nuestras leyendas chocan con lo que esconden en la realidad. Tal como dice una de las canciones utilizadas por Nick Cave y Warren Ellis en la banda sonora de la película: “todo el mundo tiene un corazón y está pidiendo algo/ todos estamos tan enfermos y cansados de ver las cosas como son”. Nuestro cansancio y nuestra falta de esperanza nos lleva a ese lugar, ese donde nuestros mitos terminan haciéndose responsables de nuestras expectativas.
Marilyn no existe. Marilyn no es lo que quisiéramos que fuera. Mientras tanto, desde sus películas, nos sigue observando, con una mirada que no somos capaces de devolver.
Título original: Blonde. Director: Andrew Dominik. Guion: Andrew Dominik (Basada en Blonde de Joyce Carol Oates). Fotografía: Chayse Irvin. Montaje: Adam Robinson, Jennifer Lame. Música: Nick Cave, Warren Ellis. Elenco: Ana de Armas, Adrien Brody, Bobby Cannavale, Julianne Nicholson. País: Estados Unidos. Año: 2022. Duración: 166 min.