Annabelle 2, la creación: La rutina de la muñeca diabólica

Al final de Annabelle 2: la creación los créditos son acompañados por unas amarillentas y gastadas hojas de papel, de esas que pasaron de mano en mano y que terminaron con sus letras borroneadas, desparramadas por todo lo ancho de la pantalla, tapando lo que fue una de las locaciones usadas para espantar tanto a protagonistas como espectadores. Esa imagen bien podría valer como metáfora de esta película dirigida por David F. Sandberg: un collage de algunos de los tópicos más habituales en las historias de terror y que en esta oportunidad aparecen como una muestra tan descafeinada como sintética de las posibilidades que entrega este género.

Doce años después de que la tragedia golpeara al juguetero creador de muñecas Samuel Mullins (Anthony LaPaglia), su esposa Esther (Miranda Otto) y su pequeña hija Bee (Samara Lee), la familia decide acoger a un grupo de seis huérfanas bajo el cuidado de una monja (Stephanie Sigman) en el que alguna vez fuera su feliz hogar y que ahora cumple funciones de orfanato por motivos de los que sólo está enterado el dueño de casa.

Con esa premisa, Janice (Talitha Bateman), la niña huérfana protagonista, que el resto del grupo aísla debido a que sufre de polio, es la primera en darse cuenta de que los pisos crujen cuando no hay nadie, que las luces se prenden y apagan solas, y que si un adulto prohíbe la entrada a una pieza donde hay una muñeca que se mueve sola, mayor es la razón para dejar salir la curiosidad infantil y desatar los clichés por los que el público pagó su entrada al cine.

Lejos de las sutilezas y la imaginación de otras obras contemporáneas del mismo género como The Witch (Robert Eggers, 2016) o Babadook (Jennifer Kent, 2014), esta precuela de Annabelle (2014) -que a su vez es una precuela de El Conjuro (2013) de James Wan- cumple su parte en el universo cinematográfico que abrió Wan con la recién mencionada película protagonizada por la dupla de investigadores de lo paranormal Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga, respectivamente) y donde la muñeca tuvo un fugaz pero popular aparición.

Annabelle 2 sustenta su guión en repetitivas subidas de volumen, primeros planos de chucherías de época que supuestamente tienen que poner los pelos de punta y encuadres meticulosos que dejan esos convenientes espacios oscuros y vacíos que presagian un siempre eficaz “jump scare”, como se les dice a las mañosas tretas diseñadas para asustar al espectador.

Pese a que acota la historia de los personajes lo justo para que sea verosímil, evita recurrir a flashbacks o complejizar sin necesidad la trama y tiene un par de buenas ideas como el uso expresionista de la iluminación en rostros e interiores, apartado que seguramente se convertirá en uno de los sellos del director (como ya demostró en su debut de 2016, Lights Out), Sandberg queda corto a la hora de elevar este filme a una experiencia cinematográfica perdurable o que intente exponer algún temor más profundo que el que se anuncia desde el comienzo. Porque no hay que olvidar que este género funciona como una especie de espejo desfigurado de la realidad y que refleja tanto terrores sociales como demonios internos. Roman Polanski en El bebé de Rosemary, David Cronenberg en Videodrome, Michel Haneke en Funny Games y, recientemente, Jordan Peele en Get Out dieron cátedra en esta materia.

Pero nada de esto les parece importar a Warner Bros. y New Line Cinema. La productora detrás de este universo-saga, que va por su cuarta película, ya tiene anunciadas otras tres: The Crooked Man y The Nun -que se desprenden de El Conjuro 2 (2016) y girarán en torno a las criaturas que atormentaron a los personajes- y una tercera entrega de las aventuras del matrimonio Warren. Y es justamente este tipo de creación en cadena e industrial que tiene el norte en superar la cifra de la predecesora lo que conspira contra el propio talento del realizador tras la cámara: todo rasgo de autor o esbozo de profundización temático es tratado como un sacrilegio y removido para dejar paso a una secuencia que entregue algún susto absurdo que poco tiene que ver con el verdadero miedo que debiese entregar como experiencia. No vaya a ser cosa que espantemos al público.

Annabelle 2 1

Cuando la historia parece que va a entregar una reflexión sobre el dolor ante la pérdida de un hijo, la película elige el que es el mejor momento para cambiar de tono y hacer un guiño hacia un monstruo que aparecerá en un nuevo spin off a estrenar en el verano de 2018. Y apenas se abre la posibilidad de darle un vistazo a la soledad de los huérfanos que deben enfrentar un mundo hostil sin apoyo familiar, el filme le lanza al espectador un crujido misterioso o un espejo refleja la figura siniestra de la muñeca que capta la atención sin permitir que los personajes se desarrollen más allá de su rol de víctimas en un juego de tensión pasajera y baladí.

Incluso los homenajes a sí misma no poseen mayor relevancia y quedan a la deriva del metraje como copias. El ojo más avezado notará que varias de sus secuencias y escenas más vistosas son recicladas de entregas anteriores de la franquicia. Sólo a modo de ejemplo, ese plano secuencia en el que las huérfanas entran por primera vez a la casona es tan forzadamente encajado y calcado al utilizado por James Wan en El Conjuro que llega a sonrojar. Donde en una primera entrega hubo ingenio, cinefilia y cierto respeto al público, ahora aparece la desidia y la rutina de lo ya calado.

Quienes busquen una excusa para comprar popcorn, descubrir la historia de origen de una muñeca poseída y olvidarse de que lo hay afuera puede ser mucho más terrorífico que cualquier demonio o fantasma vengativo, están de suerte porque esas teclas sí que las sabe tocar esta precuela. Annabelle 2: la creación brinda un arsenal de momentos para saltar en la butaca. Lamentablemente, y al igual que sus criaturas de sombra y pesadilla, cuando la luz de la sala se ilumina, todo se diluye.

 

Bruno Delgado

Nota comentarista: 4/10

Título original: Annabelle: Creation. Dirección: David F. Sandberg. Fotografía: Maxime Alexandre. Guión: Gary Dauberman. Música: Benjamin Wallfisch. Reparto: Stephanie Sigman,  Talitha Bateman,  Lulu Wilson,  Philippa Anne Coulthard, Grace Fulton,  Lou Lou Safran,  Samara Lee,  Tayler Buck,  Anthony LaPaglia, Miranda Otto,  Javier Botet. País: Estados Unidos. Año: 2017. Duración: 109 min.