Fantasías Animadas #17: Historias de juguetes

En esta función doble, les presentamos dos cortos en los que el movimiento de los juguetes aparece cuando los humanos no están viendo. Con una idea de animismo más explícita que la de Toy Story, en ambas se combina stop motion con escenas live action, haciendo que el movimiento "mágico" se introduzca como un elemento de cambio en las propias películas.

"La idea misma de la caricatura animada (animación: literalmente un dibujo que cobra vida) es prácticamente una manifestación del animismo. De esta forma, lo que hace Disney está conectado con una de los deseos más profundos de la psique humana". Aunque parezca una aliado improbable, Sergei Eisenstein fue uno de los principales teóricos que mostró entusiasmo y estudió con seriedad los primeros cortos de Disney, al mismo tiempo que Adorno lo utilizaba como el ejemplo de la parte más siniestra y sádica de la industria cultural. Para Eisenstein, el dibujo animado había sido capaz de concretar el deseo eterno de que los objetos se muevan mucho mejor que el cine live action. Si pensamos en los insectos y animales disecados de los cortos tempranos de Vladislav Starewicz, la animación incluso había sido capaz de hacer que los seres volvieran a la vida.

Varias décadas después, Toy Story (John Lasseter, 1995) mostró una forma de animismo que podía servir como metáfora de la propia idea de animación. Cuando Andy no está viendo, los juguetes empiezan a moverse, un acto de "magia" que algunos textos han relacionado al propio trabajo invisible del equipo animador de Pixar. Por esta razón, desde bastante antes que el clásico de juguetes, la animación ha fantaseado con la idea de que el movimiento sea algo que aparece cuando la presencia humana ha salido de casa o  desaparecido del cuadro. La fantasía del juguete que se mueve cuando nos damos vuelta fue una fantasía común en el cine animado, bastantes años antes del éxito de Pixar. 

En esta función doble, les presentamos dos cortos en los que el movimiento de los juguetes aparece cuando los humanos no están viendo. Con una idea de animismo más explícita que la de Toy Story, en ambas se combina stop motion con escenas live action, haciendo que el movimiento "mágico" se introduzca como un elemento de cambio en las propias películas.

 

La rebelión de los juguetes (Hermína Tyrlová y Frantisek Sádek, 1946)

14 min.
Stop motion/Live action.

Se puede ver acá: https://www.youtube.com/watch?v=AcF8ULzZdYY

Si bien El rostro del Führer (Jack Kinney, 1943) y la serie de cortos del Pato Donald sobre la Segunda Guerra Mundial son el ejemplo más reconocido, existieron muchas otras animaciones que se utilizaron como propaganda anti nazi, incluyendo películas de Ivan Ivanov-Vano, Tex Avery y los hermanos Fleischer. La animación checa también fue parte de esta politización repentina, justamente durante los años en que empezaron a constituirse como uno de los países principales en la producción animada. 

Además de las animaciones del estudio de Praga al alero de Jiri Trnka, el más pequeño estudio de animación en Zlín también produjo sus propias fábulas contra el nazismo. Hermína Tyrlová, quien había empezado a trabajar en stop motion hace apenas un par de años, homenajeó a los movimientos de resistencia checa a través de la historia de un fabricante de juguetes que intenta pasar mensajes ocultos en estos. De paso, Tyrlová y Frantisek Sádek (director principal de las secuencias live action) aprovechan la posibilidad de mover a los juguetes para asustar y cobrar venganza contra un agente de la SS. Un corto sorprendentemente ligero para su contexto y mensaje, y otra muestra del altísimo nivel de movimiento que alcanzó Tyrlová desde sus primeras incursiones en el cine con muñecos. 

 

Juguetes (Grant Munro, 1966)

7 min.
Stop motion/Live action.

Se puede ver acá: https://www.nfb.ca/film/toys/

Si bien buena parte de la carrera de Munro se encuentra asociada a su trabajo con Norman McLaren (incluyendo su mítica aparición como actor animado en Vecinos), su trabajo individual tiene intereses propios muchas veces relacionados a un sentido pedagógico, pasando desde la animación tradicional a distintos tipos de stop motionToys es su trabajo más conocido y un clásico del catálogo general de la National Film Board of Canada. Bastante menos directo en su ataque que Tyrlová, se podría decir que el corto de Munro conecta con el ánimo contracultural de los sesenta, siendo sobre todo un alegato pacifista y una denuncia del militarismo en el consumo infantil.

En este caso, los juguetes se presentan dentro de una vitrina como un atractivo para un grupo de niños. Antes de que empiece el segmento animado, algunos juguetes ya se mueven gracias al movimiento mecánico con pilas. Una vez que aparecen los juguetes de soldados, el tono general de la película cambia y empiezan aparecer movimientos más sofisticados y menos repetitivos. Con cierta idea de terapia de shock, rápidamente empieza una guerra de juguetes dentro de la tienda que empieza a adquirir una presentación más sórdida, incluyendo soldados con la cara quemándose frente al grupo de niños. Como Munro ha comentado, también es una crítica que se extiende al mismo corto y al atractivo comercial de la animación como medio para promocionar productos de todo tipo.