Marker 72 (Miguel Ángel Vidaurre, 2012)

A un año exacto de la muerte de Chris Marker el documental de Miguel Ángel Vidaurre sobre el paso de Marker por Chile se estrena en Cineteca Nacional. Vidaurre en diversas declaraciones ha enfatizado la fascinación que le ejercía el director francés, coincidiendo fatalmente el inicio de circulación de la obra con su fallecimiento.   Por su parte, Vidaurre venía hace un par de años estrenando ficciones que coqueteaban con el suspenso, el terror y el thriller con un toque autoral en filmes como Oscuro/iluminado (2008) y Corazón secreto (2007).

Este “paso” al documental, de la mano de una figura misteriosa y felina como Marker quizás haya servido para darlo con fluidez, remarcando un juego de asociaciones libres, donde a veces gana el manierismo, y el juego de citas, antes que el objeto en sí. Nada grave tratándose de un documental sobre el padre del cine ensayo, un estilo per se afín a los juegos de estilo.

En estricto rigor el documental, de hecho, se sostiene en una sola anécdota, cuestión que Vidaurre sabe, aprovechando la forma documental para establecer un juego bricolaje entre las entrevistas, las citas textuales, la lectura de algunas cartas y juegos con el found-footage que van de Marker a Corbucci y pasan por Costa-Gavras, remarcando antes que un contexto histórico de época, un imaginario cultural asociado a ella. El Marker presentado por el documental, de hecho, se difumina y vive en este espacio: las voces que lo recuerdan durante su fugaz e intenso paso por Chile (Patricio Guzmán, Pepe Román, Pedro Chaskel, Guillermo Cahn), cuelan una figura esquiva, singular y a la vez de bordes difusos. Entre medio, el documental parece fascinarse por iconografías y símbolos del momento, con algunos desvíos sobre la filmación en Chile de Estado de sitio y su estilo visual, así también Dean Reed el “Elvis rojo”, durante su paso por Chile y la una y otra vez mostrada Moneda en llamas, para enfatizar el fin de este período social. Otro tanto viene dado por figuras como Joris Ivens, Armand Mattelart, Régis Debray… visitas ilustres de un período chileno más cosmopolita del que siempre se recuerda. Marker 72 cierra con “la anécdota” de Guzmán sobre Marker y La batalla de Chile hoy, quizás, más difundida.

Volviendo al manierismo, Vidaurre parece querer homenajear a Marker en fondo y forma (una cuestión ya recurrente si recordamos las Variaciones Marker de Lacuesta), dejando a su documental más cerca de un ejercicio de estilo a cuyo favor juega la soltura y cierta inventiva para salir del literalismo (ejemplo: las citas textuales y las citas leídas por la periodista Antonella Estévez), aunque no del pastiche:  la apropiación directa de secuencias completas de películas (Estado de Sitio, inicio de La espiral o el final de El fondo del aire es rojo), o la idea global que el acceso al mundo histórico solo es factible por vía de la fragmentación o la cita que bordea la parodia (“la moneda en llamas”), pero no por la problematización del archivo o el acceso por vía de la relación imágenes/textos a ideas complejas, la operación por excelencia del montaje en su función ideológica y no únicamente asociativa o figurativa.

Marker 72 de todos modos cumple con una función esencial: difunde y da a conocer el paso de Marker por Chile en la época de la UP, su compromiso político y singular figura, durante una época y un país conmocionado culturalmente. Es, en ese sentido, un legítimo homenaje.