En cierto sentido, este documental se emparenta con los dos grandes proyectos de Mapa Fílmico de un país (MAFI); Propaganda (2014) y Dios (2019), tanto en lo formal como en lo ideológico. No es de extrañar considerando que Carlos Araya trabajó en la realización de ambos. Sin embargo, hay dos elementos en el tratamiento visual que las diferencia automáticamente: el uso de un objeto físico como guía del largometraje y la utilización de planos detalle. Araya trata de mostrarnos la relación entre espacialidad, movimiento, tránsito y migración. Entre bus, paradero, viaje, pasajero, espera y espacio de diálogo.
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