Adiós al lenguaje (1): La materialidad del 3D

Que una película como Adiós al lenguaje de Jean-Luc Godard sea estrenada comercialmente solo se debe a la fama y renombre del cineasta franco suizo. ¿Cabe la posibilidad de que una película así llegue a las salas en otras circunstancias? ¿Cómo ese tipo de propuesta pudo haber sido parte de la selección oficial de un festival como el del Cannes? Hay toda una propuesta visual que la hermana con Histoire(s) du cinema, pero a diferencia de aquel film mastodóntico donde se esboza una memoria antihistoriográfica del cine, en Adiós al lenguaje, el mecanismo de irrupción es el 3D desde una perspectiva distinta a la que la vienen abordando cineastas experimentales, como Ken Jacobs por ejemplo. ¿Qué implica el uso del 3D para Godard? No solo es vehículo para un atentado contra la narrativa convencional, para ir mellando el arte aristotélico en su linealidad o consecución como ha pasado con gran parte de su cine -si no en todos los demás trabajos anteriores-, y es más bien aquí un asunto de doblegar la imagen netamente desde lo formal.

En algunos países, como pasó en España y ahora en Chile, se estrenó en 2D, lo que implica una mutilación y muerte del film. Porque precisamente es una película hecha desde el 3D y para dar una lectura del cine desde este mecanismo de representación. ¿No es acaso un delito pasar en 2D una película hecha para indagar sobre la naturaleza del 3D en el siglo XXI? Precisamente el poder de Adiós al lenguaje radica en una escena fundamental, cuando el 3D adquiere la posibilidad de ir más allá de la profundidad de campo, ir más allá de un asunto de percepción y de la necesidad de crear una historia que deba ser leída como en cualquier otro film. En esta escena vemos a uno de los personajes asumir una naturaleza fantasma, de ser uno y otro a la vez, y que es en determinado sentido la idea que gobierna el film: una pareja en crisis matrimonial, un narrador omnisciente que parece ser la voz reflexiva de un perro filosófico, o la incursión de juego de tiempos, como si fuera por momentos un film anacrónico o simplemente la irrealidad captada desde este halo fantasmagórico. Hay una idea del ser doble y su simulacro, y si no es en 3D esta interpretación prácticamente no existe.

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Godard propone al 3D como el encuentro con una ilusión absolutamente física. Transposición de imágenes, cuerpos yuxtapuestos, la inmersión en un entorno de profundidad, donde el espacio del 3D (que es aprovechado en esa ilusión como lo hacían los cineastas experimentales en su búsqueda del efecto óptico) queda en un plano secundario frente a los cuerpos en total fantasmagoría. El adiós al lenguaje del cine queda plasmado en esa negación de lo narrativo para dar rienda suelta no a un asunto de percepción o de texturas, sino a una afirmación que la posibilidad de este recurso va hacia la apuesta de entender el cine como un contacto directo con el espectador, en la materialidad indescriptible del cine.

Mónica Delgado

Nota comentarista: 9/10

Título: Adiós al lenguaje. Título original: Adieu au langage. Dirección: Jean-Luc Godard. Guión: Jean-Luc Godard. Fotografía: Fabrice Aragno. Montaje: Jean-Luc Godard. Reparto: Héloise Godet, Zoé Bruneau, Kamel Abdelli, Richard Chevalier, Jessica Erickson, Alexandre Païta, Dimitri Basil. País: Suiza. Año: 2014. Duración: 70 min.