XXIX FICValdivia (2). Tan inmunda y tan feliz: Un relato desde la cercanía y el amor
Esa dualidad, la del registro y la memoria, resulta en un documental bello y desgarrador y queda claro que nadie más que él pudo haberlo llevado a cabo.
Hija de Perra y Wincy Oyarce trabajaron juntes durante muchos años. El director la siguió en todos sus pasos por la escena under de la capital mientras la performer se consolidaba como una figura importante de la comunidad disidente del país hasta su fallecimiento en 2014. Sin embargo, no se puede decir que solo trabajaron, también fueron cómplices, amigues y confidentes en todo momento. Desde esa cercanía es que nace el documental Tan inmunda y tan feliz (2022), estrenada mundialmente en el reciente FICValdivia, obteniendo el premio especial del jurado y el premio del público; donde Oyarce retrata una mirada personal de quien fue su íntima amiga y gran inspiración.
El cineasta ordena cientos de registros personales y laborales de Hija de Perra y sus compañeras, los entrelaza con su voz en off, lo que nos permite encontrarnos con una historia que muestra material de trabajos juntes, ya sean conocidos o inéditos, como partes de Empaná de pino (2008), o también videos de sus textos que actuaban como acción política capaces de cuestionar el género y la identidad sexual. Pero eso no es todo, la película también nos entrega la oportunidad de profundizar en el doloroso proceso que significó para Oyarce perder a su mejor amiga. Esa dualidad, la del registro y la memoria, resulta en un documental bello y desgarrador y queda claro que nadie más que él pudo haberlo llevado a cabo.
Hay un archivo en el largometraje donde le preguntan a Hija de Perra si existe belleza en la fealdad, y ella responde que solo las personas sensibles podrán darse cuenta de eso. En ese sentido, una de las proezas de Oyarce es lograr transmitir una sensibilidad especial que atraviesa la pantalla y llega de manera íntima al espectador. Y es en esa sensibilidad donde nos encontramos con un relato tremendamente honesto y emocionante, en el cual tenemos incluso el privilegio de ver a quienes formaban parte más íntima de su vida, como su madre, Rosita, que aún conserva todos sus trajes, pelucas, posters y muñecas. Es por eso que ningún recuerdo sobra, ya que queda en evidencia que todo fue pensado y realizado desde el más profundo cariño y amor.
A medida que la historia avanza pareciera que quisiéramos que no termine. Cómo quererlo si Oyarce nos deja entrar en la intimidad más vulnerable de su amistad con Hija de Perra. Es tanta la cercanía que incluso da la sensación de que ella lo acompaña en su narración, mostrándole el camino a seguir y guiándolo en cada paso; su energía preciosa y caótica nos inunda en medio de años de compañerismo, resistencia, fiesta y amor que explota y rebalsa todo lo que toca. Así es como quienes la conocen se reencuentran con ella, pero también, se le presenta por primera vez a públicos nuevos que podrán seguir manteniendo viva e intacta su memoria.
Relatos como estos son necesarios. Hija de Perra luchaba constantemente para dejar atrás las ataduras impuestas, y logró trascender como un mito, un personaje emblema que transgredía márgenes y límites, y que, además, pudo llegar a cada espacio que quiso, incluso cuando eso no era bien recibido. En ese sentido, Tan inmunda y tan feliz es un regalo, un resultado hermoso y sensible que trascenderá como parte importante de la memoria disidente nacional.
Título Original: Tan inmunda y tan feliz. Director: Wincy Oyarce. Guion: Wincy Oyarce. Producción: Adriana Silva. Dirección de fotografía: Constanza García. Montaje: Melisa Miranda, Wincy Oyarce. Sonido: Roberto Collío. Música: Elefante y Gonorrea. País: Chile. Año: 2022. Duración: 87 min.