Informe XI Sanfic (1): El aula vacía
Y comenzó SANFIC. Su onceaba versión ya agolpa las salas de los cines de la cadena Hoyts, del sector oriente de la capital. Parece que al mundo cinéfilo de Santiago le han movido el histórico eje de Plaza Italia hacia un nuevo “más arriba de Vespucio”. A diferencia de su hermano alternativo del sur –FICV–, o de las ligas mayores internacionales –Cannes, San Sebastián o Berlin–, SANFIC es un festival que aún busca definir su identidad. En la densa atmósfera capitalina aún no penetran las luces del glamour, de la parafernalia o de la mística que suele asociarse a una ciudad en tiempos de festival –como en carnaval–. Su parrilla ha estado más cerca de la industria de lo que los especialistas desearían y las prácticas de solía tener el festival han caído en el desuso (conversaciones con directores, por ejemplo); muchas de sus cintas son parte de la cartelera de las salas oficiales, aunque eso no signifique necesariamente algo negativo. SANFIC busca instalarse como un festival internacional –véase el asertivo spot publicitario de este año– aunque su inserción local es mínima, escasa y volátil.
El martes 25 de agosto se dio inicio a la onceava versión. Para un agolpado conjunto de felices espectadores dieron la cinta El aula vacía (2015), documental multi-coral, multiétnico y prometedor sobre la educación escolar en la vasta región de Latinoamérica. Impulsado por el consagrado Gael García Bernal, la película invitó, acogió y entregó un manto de trabajo a 11 directores de 7 países para que con la mayor de las libertades aborden el problema educacional.
El espectador es transportado por las diferencias radicales entre los grandes monstruos económicos como Brasil para llegar a las zonas de mayor tensión política y social como Panamá. Todos centrados en la biografía de personajes reales –sea a través de recreaciones o con imágenes directas y de archivo–, la cinta entrega una humana y realista imagen de la educación. Las voces de los jóvenes son clave: si bien coral, sus palabras no logran ni buscan conformar un grito común, igualitario o panfletario. Cada experiencia es diferente y ninguna puede ser resumida bajo un índice (pobreza, segregación o violencia no son las únicas causas). Lo que está claro es que, a diferencia de las bondades y principios que existen en la Europa central (Francia-Alemania-Inglaterra), en Latinoamérica la educación aún no es un bien para todos; hasta el día de hoy sigue siendo un problema para muchos, un anhelo para pocos y una realidad para los menos.
El aula vacía permite que los 11 directores exploren los temas desde puntos de vista diferentes, especialmente puntos de vista basados en casos de estudio. Cada caso permite entrar en alguno de los argumentos que suelen esgrimirse para entender las deudas de la educación: ambiente en la escuela; relación con los profesores; necesidades urgentes respecto de la maternidad escolar; violencia exterior e interior. Cada argumento encuentra una materialización real, sin caer en generalizaciones sino que en la enorme necesidad de empatía que falta para tratar este tan real problema.
El aula vacía está más cerca de la sensibilidad de nuestra local El vals de los inútiles (Édison Cajas, 2013) que de las más conceptuales y globales, como la norteamericana Waiting for Superman (Davis Guggenheim, 2010). Sin embargo, aunque con la primera comparta esa sensibilidad poética y estética, de menos urgencia y mayor belleza, con la segunda mantiene ese cuidado hacia el seguimiento de la realidad de los niños, cuatro en la cinta de Guggenheim.
Finalmente, un aspecto que es altamente cuestionable: el ritmo de la cinta se vuelve algo tedioso por constantemente tener que volver a pasar por momentos de introducción, desarrollo y cierres, motivados por las famosas presentaciones de los lugares y los personajes que empañan película con un poco del exotismo latinoamericano que tanto vende. Para quienes fuimos tan marcados por los movilizaciones estudiantiles del 2011 en Chile esta cinta será un verdadero regalo de camaradería con esa inmensa región, a la imaginamos no pertenecer, pero con la que compartimos mucho más de lo que creemos.
Nota Comentarista: 7/10 // Título Original: El aula vacía. Dirección: Mariana Chenillo, Flavia Castro, Carlos Gaviria, Pablo Fendrik, Lucrecia Martel, Tatiana Huezo, Nicolás Pereda, Eyrk Rocha, Diego Vega, Daniel Vega, Pablo Stoll. Guión: Flavia Castro, Lauren Conn. Fotografía: Inti Briones. Reparto: Gael García Bernal (Narración). Duración: 111 min. País: Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Estados Unidos, México, Perú, Uruguay. Año: 2015.