Informe VI Antofadocs (2): Aliens locales y películas visitantes

Como cronista local, antes de hablar de ANTOFADOCS 2017 aprovecho de incluir en este informe antecedentes sobre el estado de la divulgación del cine de autor en Antofagasta, y donde radica la importancia del certamen en el panorama cultural. A pesar de ser una ciudad con una población relativamente numerosa (cerca de 400 mil habitantes), el movimiento cinéfilo es un tanto limitado. Son contadas las iniciativas que incluyen promover cine de autor, entre las cuales se pueden mencionar a un colectivo dedicado a la difusión de cine nacional, otra iniciativa destinada a la creación audiovisual con carácter inclusivo y dos a tres cineclubs con programación intermitente y más tendiente a lo generalista que a lo especializado. Aparte de lo nombrado, el mayor agravante es la falta de una sala especializada para cine no comercial, ya que las únicas opciones en la ciudad son los dos complejos de la cadena Hoyts, cuya programación local ha sido particularmente conservadora. Como ejemplo de este conservadurismo, este año una (por no decir la única) de las pocas producciones chilenas independientes en ser proyectada por esta cadena fue Mala junta (Claudia Huaquimilla). En cuanto al cine internacional el panorama no es distinto, ya que ni siquiera se proyectó la ganadora del Oscar Moonlight (Barry Jenkins), que al parecer se pudo ver en buena parte del país. Esta carencia de oportunidades de proyección de cine autoral genera como consecuencia una audiencia limitada en cantidad y desacostumbrada, lo cual se reflejó en la asistencia del público durante el festival, el cual, a pesar de haber aumentado respecto a otros años, no parece ser suficiente tomando en cuenta la magnitud del evento y, en especial, su sólida apuesta. Las ideas de diferentes organismos para aumentar la difundir cine de autor están sobre la mesa, aunque sin una sala propia el problema parece que aún estará latente. De todo lo anterior se deduce la importancia de un festival como ANTOFADOCS, dadas las pocas instancias en las cuales el público de la ciudad puede toparse con un cine con una sensibilidad y ritmo que busca salirse de las ideas formulaicas que se muestran en los complejos comerciales.

Una forma de definir la programación del festival es partiendo de un análisis de sus secciones y luego buscar una interacción entre ellas, haciendo énfasis en el riesgo que es marca de ANTOFADOCS, en especial en su Competencia de Cortometrajes y Nuevos lenguajes. Un barrido rápido muestra el énfasis geográfico que tiene el festival por el cine hispanoamericano con pequeñas luces de cine norteamericano, aunque de corte bastante radical.

Did you wonder who fired to the night guard?: La solidez de la competencia internacional se vio marcada por dos de los títulos chilenos más reconocidos del año, la chileno-mexicana Casa Roshell (Camila José Donoso) y la ganadora moral de Rotterdam, Rey (Niles Atallah), y por las argentinas Soldado (Manuel Abramovich) y Hoy partido a las 3 (Clarisa Navas), que a la postre sería la ganadora de la competencia. Pero serán otros dos títulos los que se detallaran en este texto. Por un lado, el filme mexicano El vigilante, de Diego Ros, rodado en clave de thriller y que se mueve a través de un ambiente claustrofóbico. Su estructura recuerda de cierta forma a Locke, filme de Stephen Knight, ya que hay una sensación recurrente de que el protagonista se encuentra atrapado en un eterno bucle de situaciones que no lo dejan escapar; su inconsistencia radica en que esa cadena de hechos parecieran presentarse sin una conexión adecuada y que solo buscan mostrar de forma un poco forzada el complejo e insostenible crecimiento del DF mexicano. Frente a la ficción en forma de parábola de Ros se contrapone el frenético documental Did You Wonder Who Fired the Gun? del estadounidense Travis Wilkerson, que es en esencia una superposición de capas de memoria sobre antepasados del director relacionados con ejecuciones xenófobas. Capas de fotografías, apariencias e historias de horror delinean el complejo recorrido de las luchas civiles, que se mueven en una curva sinusoidal que sugiere la inevitabilidad de una continua reaparición de estos movimientos racistas. La fuerza del film de Wilkerson es incontenible y recuerda de cierta forma el complejo retrato de las luchas civiles mostradas en I Am Not Your Negro (Raoul Peck), las reivindicaciones sociales contadas a ritmo del estruendo y de la percusión visual.

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Películas a 6 manos: La inclusión de una fuerte y equilibrada competencia nacional, marca una apuesta más ambiciosa de expansión del festival, y sin duda la película que marcó dicha competencia fue Il siciliano de Adriazola, Pizarro y Sepúlveda, quienes construyen un extraño mundo de disfraces y apariencias de dobles de artistas, escorts y strippers que giran alrededor del dueño de una tienda de pelucas con una estética a la cual nos tiene acostumbrado el director de El pejesapo. La tragicomedia y la imagen sucia retratan, desde fiestas con drag queens y simulaciones de famosos hasta la eterna fiesta que se vive en casa del protagonista, a quien construyo un imperio en base al rentable negocio de las pelucas y otros movimientos extraños. Los registros se mezclan entre fragmentos de televisión donde aparecen múltiples asaltos al rentable negocio y momentos de una belleza quirúrgica durante el proceso de confección de las pelucas. Hay una construcción de un mundo de apariencias donde los directores logran obtener grandes momentos de intimidad del personaje principal y de todo ese entorno de collage unido de forma precaria.

Partituras de 30 minutos (o menos): La vanguardia fue el punto de apoyo de una programación de cortometrajes marcada por líneas bien definidas. Por un lado, la musicalidad e intensidad representadas por La bouche, Palenque y Aliens. El primero es obra del colombiano Camilo Restrepo, es una suerte de continuación por el camino marcado por Cilaos, donde hay una exploración del lenguaje creole y su musicalidad, marcados por el ritmo y cuerpos que toman mayor protagonismo, esta exploración está atravesada por la concepción de la muerte, la cual es vista sin tanta solemnidad como a diferencia del punto de vista occidental. Palenque (Sebastián Pinzón Silva) de la misma forma recurre a las melodías para representar el día a día en un pequeño pueblo colombiano, donde la música pareciera modelar los colores de ese extraño paisaje. La otra línea definida en la competencia fue la contemplación del espacio tiempo reflejadas en películas como Los desheredados, Scaffold y Hello Horse! En el caso del filme español, el epílogo de toda una vida y sus últimos coleteos marcan una obra crepuscular, con un protagonista dueño de una pequeña empresa de traslados, el cansancio y la improvisación se mezclan de forma extraña, donde el protagonista parece ausente mirando de forma continua todo lo que ha vivido, mientras el presente pasa inevitablemente. La lituana Laila Pakalniņa recorre una y otra vez los mismos espacios para diseccionar las diferencias entre distintos puntos temporales, el resultado es Hello Horse!, un paisaje viviente en el cual es posible entender la naturaleza y todo lo que habita e interacciona como parte de un timelapse y el universo como una película de metraje indefinido.

Nuevos tejidos: Poco a poco la frontera entre filmes de ficción y documentales se va haciendo más delgada, las ideas preconcebidas de estos dos conceptos parecen dejarse de lado para que las etiquetas sean solo un elemento anecdótico. Un poco más compleja es la línea que separa a los cortos y largometrajes, ya que por su esencia misma tienen lenguajes que parecieran ser diferentes. Frente a estas diferencias las secciones dedicadas al cine más radical buscan que cualquier tipo de frontera desaparezca, y este es el caso de la sección Nuevos lenguajes.

Sin duda una de las películas más rupturistas de la sección fue La libertad de la colombiana Laura Huertas Millán, que contó con el apoyo del Sensory Ethnography Lab de Harvard. Su influencia puede verse claramente en la forma con que la directora filma las texturas de los tejidos que son protagonistas y, también, el énfasis de la idea de libertad alejada de los cánones conservadores latinos sobre la familia convencional. La mirada se posa sobre un grupo de mujeres indígenas mexicanas que se dedican al tejido y, a la vez, plantean su paz interior frente a la decisión de una soltería acompañada del trabajo artesanal que se muestran como complementos mutuos. El gran mérito radica en la calma con la cual Huertas va registrando todos estos procesos y manifiestos, el filme se torna en un modesto textil que se va entrelazando en delicadas capas, hasta que la textura puede percibirse claramente.

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Pinturas en VHS: Los retratos de Tessa Arranz son un reflejo de lo que ella misma representaba, seres ajenos a este mundo, pero que posiblemente no vinieran de otro lado. La deformación de los rostros generados por constantes alteraciones mentales y emocionales llevaba a crear a la corista de Zombies nuevas formas en medio de una resaca constante, algo que en física se llamaría un estado estacionario de desorden. La estética elegida por Luis López Carrasco en Aliens responde a ese mismo estado alterado, un Video8 que no solo transporta a una época diferente, sino que lleva a un ánimo difuso y a una poesía que más que escrita es vomitada mediante finas líneas y colores improvisados y donde los fotogramas finales muestran música que denota una forma de vida sin pausa. Mientras el corto del director murciano es una máquina del tiempo a una época pasada sin una fecha exacta, el largo de Marcos Migliavacca y Nahuel Lahora 1996 Lucía y los cadáveres en la piscina se mueve en la indefinición temporal, aunque la estética lleva a una época noventera, la estructura parece chapotear en medio de lagunas mentales. Una de las escenas de apertura de la película es la que marca la extraña inmersión de ficción y realidad, donde la protagonista va explicando con gran orgullo el detalle de algunos de sus muebles y adornos, los cuales han sido encontrados de forma accidental o en la basura y que han obtenido una segunda vida gracias a la actriz o persona real. A pesar de la dispersión del resto del filme, las situaciones plantean el retrato de una generación que se mueve entre llamadas, discursos sobre seguros de vida y música que hace inaudible las conversaciones, la vida filmada fuera de campo y en baja resolución.

Radiografías sobre barcos: Las entrañas del leviatán y los seres atrapados por meses en su interior, las arterias metálicas y el sonido de la sangre circulante del monstruo que navega en medio de la nada, el trabajo de Mauro Herce Dead Slow Ahead es hipnótico por la forma en la que atrapa colores imposibles. El tamaño del entorno es lo que genera una mezcla de miedo y fascinación, el barco que va navegando en puntos indeterminados guarda en su interior paisajes artificiales, que permiten mostrar la insignificancia espacial de los trabajadores que van flotando en tiempos indeterminados y cuya única comunicación con el exterior son ondas que luchan para salir y para volver a entrar. Hay un interesante diálogo del filme de Herce con Ruinas tu reino del mexicano Pablo Escoto, presente en Nuevos lenguajes, ambos realizados principalmente desde el punto de vista del barco frente al mar, pero en el caso del segundo filme con un tratamiento más orgánico y visceral, donde el entorno animal es el protagonista.

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Los números: El inevitable balance personal que resume en una lista lo mejor de un festival es uno de los ejercicios más divertidos de cualquier texto de cierre, a la vez que la diversidad entre cortos y largometrajes, secciones y países puede ser un parámetro para entender la calidad y equilibrio de la programación. ANTOFADOCS se reinventa cada año, su concepto de cine busca abrirse espacio, donde el eclecticismo entre el riesgo y la solidez hacen que la revisión de la programación sea un agradable ejercicio de una sorpresa tras otra. En el desértico paisaje nortino la espera cinéfila de cada noviembre ya se ha hecho una pequeña tradición en la ciudad y la región.

  1. Aliens de Luis López Carrasco / España (Competencia cortometrajes)
  2. Dead Slow Ahead de Mauro Herce / España (Ventana Festival de Cine Las Palmas)
  3. Il siciliano de José Luis Sepúlveda, Carolina Adriazola y Claudio Pizarro / Chile (Competencia Nacional)
  4. Scaffold de Kazik Radwinski / Canadá (Competencia cortometrajes)
  5. La libertad de Laura Huertas Millán / Colombia (Competencia Nuevos Lenguajes)
  6. Hoy partido a las 3 de Clarisa Navas / Argentina, Paraguay (Competencia Internacional)
  7. Jesús de Fernando Guzzonni / Chile (Competencia Nacional)
  8. Deusa de Bruna Callegari / Brasil (Competencia cortometrajes)
  9. Fuera de campo de Marcelo Guzmán y Mauricio Durán / Bolivia (Competencia Nuevos Lenguajes)
  10. Nueve cartas a Berta de Basilio Martín Patino, 1965 / España (Retrospectiva Homenaje)