Excéntrico Fest (3). Urban Smut: Dilataciones entre muros y pieles
Urban Smut da pie a preguntarnos dónde radica el placer o desde dónde deseamos, de qué formas lo hacemos, pues al momento de desplazar “lo sexual” de los sitios comunes, la corporalidad se entiende también desde un sentido extendido y plural cuando se pone en relación con otros cuerpos (y espacios).
Situada en la ciudad de Berlin, Urban Smut explora a través de cinco historias el erotismo bajo la luz de diferentes paisajes urbanos: azoteas, fábricas, bunkers, sótanos, calles y apartamentos, serán la locación para una serie de encuentros sexuales fuera de lo normal.
Si bien las historias retratadas muestran realidades plurales donde lo queer y lo straight comparten pantalla, lo interesante de la propuesta pospornográfica del filme no reside en los encuentros por sí mismos (su literalidad), sino en la relación entre los espacios y los cuerpos que les ocupan —«ocupar» en un doble sentido: como habitaje y como apropiación o uso—, así como en aquello que se fuga. De ahí que no tengan mucha importancia las identidades de quienes protagonizan tales encuentros, pero sí lo que acontece a contrapelo. En otras palabras, da un poco lo mismo si se trata de un hombre follando con una chica en una fábrica o de tres mujeres en un ritual sado, lo sugerente está en los límites que se desplazan en las representaciones.
En primer lugar, narrativamente se plantea un quiebre y después dilatación de lo íntimo mediante las formas como se habitan los espacios. La(s) piel(es) se expanden, las fronteras entre el cuerpo “propio” y lo externo se desdibujan volviendo al entorno parte del encuentro erótico/sexual. Por ejemplo, en el primer episodio, Blue Hour, la arquitectura no sólo ambienta la escena sexual, más bien la sostiene, es decir establece un diálogo directo con los cuerpos de lxs personajes pues afecta el contacto entre ellxs, su disposición, prácticas y dinámicas; tal como un dildo, la arquitectura deviene una prótesis sexual. Lo íntimo, entonces, se experimenta bajo lógicas no individuadas en las cuales los cuerpos se desbordan al tiempo que lo sexual se disloca, se desnaturaliza el cuerpo y por tanto se tensionan los límites de lo humano. Bajo esta lógica, lo obsceno («smut» en inglés) evocado en el título del filme también se difumina. Como nos muestran en la tercera historia, Werkhalle 9, una pelea de MMA underground termina en un acto sexual colectivo; de nuevo, lo íntimo es llevado más allá de un sentido individual transgrediendo los bordes morales de aquello que la norma define como impúdico.
Urban Smut da pie a preguntarnos dónde radica el placer o desde dónde deseamos, de qué formas lo hacemos, pues al momento de desplazar “lo sexual” de los sitios comunes, la corporalidad se entiende también desde un sentido extendido y plural cuando se pone en relación con otros cuerpos (y espacios). En Fluchtpunkt, nos muestran, por un lado, a quien podríamos interpretar como un voyerista que después de seguir a un par de desconocidxs a su apartamento deambula por las calles hasta encontrarse consigo; y por otro lado, el encuentro de estos dos últimos. A simple vista, quizá la posición del primer sujetx podría entenderse como “solitaria”, sobre todo por el peso social que implica no compartirse con nadie, sin embargo esta misma posición parece tensionarse cuando se establece una conexión entre su placer con el de las otras dos personas. En realidad lxs tres comparten un momento erótico, existe una relación de proximidad aunque no se hallen en el mismo lugar físico.
De igual manera, el filme explora una dimensión lúdica a través de aquella relación cuerpo-espacio. Pienso que no es gratuita la selección de locaciones para los diferentes encuentros, ya que permiten potenciar el juego que existe en los intercambios sexuales. Tal como sucede en los episodios Fremde Zone y Passage, en los cuales además de poner en cuestión las relaciones de poder que se presentan como condiciones estáticas (quien somete y quien es sometidx), los ambientes explotan el nivel lúdico de los encuentros. Ambos proponen la vivencia del placer desde el juego; este como aquello fundamental para la experiencia/experimentación en el mundo y previo a cualquier instauración moral. Precisamente, en ambos casos, el espacio ayuda a vivir los encuentros como momentos que se fugan de la realidad, permiten la creación de un lugar otro desde donde experimentar los cuerpos, los placeres y la imaginación, llevando al límite el goce de lo desconocido —eso que invita al juego.
Así, «Urban Smut» representa escapes entre fantasías, espacios liminales que permiten explorar otras relaciones con el deseo y posiciones no determinadas que están en movimiento y tensión constante. Un collage de momentos, sitios y sensaciones corporales que conducen al éxtasis por medio del encuentro.
Título original: Urban Smut. Dirección: Candy Flip, Finn Peaks, Jo Pollux, Katy Bit y Theo Meow. País: Alemania. Año: 2020. Duración: 68 min.