Excéntrico Fest (1). Ob Scena: Los archivos de la patologización

En ese sentido esta película nos invita a preguntarnos sobre los orígenes de la patologización de la sexualidad, sobre esa mano invisible pero que se entromete en absolutamente todo nuestro imaginario y que se vuelve institución. La medicina, la psiquiatría, la sexología, la psicología tradicional y la familia, por nombrar algunos. Así nos demuestra cómo estas instituciones de lo verídico trastocan la noción que construimos (y que otres construyen) de nosotres mismes y la habilidad que tienen para fundar esas narrativas en lógicas biologicistas y, por lo tanto, punitivas y normadas de la experiencia corpórea.

En el marco de la función de clausura del festival de pornografías críticas excéntrico fest realizado en Santiago y Valparaíso, Chile, Paloma Orlandini presenta la proyección de Ob Scena, con la que nos invita a detenernos después de una extensa programación, curadurías y conversatorios, y preguntarnos: ¿por qué necesitamos pornografías críticas?, ¿sobre qué cuerpos ha tenido efecto la nula representación de lo “anormal”?, y/o: ¿cuáles son las narrativas que han permitido que la sexualidad sea territorio a patologizar?.

Ob Scena nos muestra su experiencia como una suerte de relato auto-biográfico, el cual va a marcar una antesala sin retorno: la patologización de una erótica no heterosexual. A partir de una fotografía de “mujeres artistas” y de una serie de diagnósticos, cáteteres varios, médicos y cicatrices visibles, la persona en disputa conoce partes inéditas de su cuerpo: uretra, útero, trompas, ovarios. Luego, entre conversaciones con familiares y consumo de porno escucha esas extrañas palabras que despertarán su interés: orgasmo, bondage, anal, casero. Durante el relato, se muestran reiteradamente documentos médicos donde se categorizan trastornos varios, estos serán los archivos que guardan supuestas verdades sexuales. Esto se va a sustentar en lo que antecede a la erótica humana: las verdades, esas verdades que moldean subjetividades y las permean hasta el tope, ¿lo más normativo?: los archivos de la patologización.

En ese sentido esta película nos invita a preguntarnos sobre los orígenes de la patologización de la sexualidad, sobre esa mano invisible pero que se entromete en absolutamente todo nuestro imaginario y que se vuelve institución. La medicina, la psiquiatría, la sexología, la psicología tradicional y la familia, por nombrar algunos. Así nos demuestra cómo estas instituciones de lo verídico trastocan la noción que construimos (y que otres construyen) de nosotres mismes y la habilidad que tienen para fundar esas narrativas en lógicas biologicistas y, por lo tanto, punitivas y normadas de la experiencia corpórea.

Las clasificaciones, las etiologías y los trastornos puestos en los manuales, tal código civil de las sexualidades no normativas, son todo eso que las nociones críticas han tomado y despellejado para levantar nuevas representaciones del cuerpo, justamente para estar lo más lejos posible de las definiciones categóricas. Ob Scena nos delata que el único horizonte viable para la destrucción de la norma es el cambio radical de paradigma.

Hacia el final, se juega estéticamente con imágenes de cuerpos dibujados en escenas que pueden ser leídas como obscenas, porque ofenden el pudor de las verdades sexuales, de los cuerpos socialmente válidos y de las instituciones normativas. En aquel recorrido surgen cuerpos gordos, trans*, abyectos y diversos al menos en sus formas, es en justa medida el guiño representativo de las pospornografías o pornografías críticas, donde no sólo se desprenden materiales artísticos que tienen que ver con “sexo explícito” sino donde se invita a hablar acerca de la representatividad, lo cual supone hacer el ejercicio constante de preguntarnos por el origen de las narrativas que conocemos de eso que llamamos sexualidad. Lo interesante es que nos muestra cómo otros cuerpos pueden aparecer frente a una cámara, volviéndose protagonistas de sus propias historias, y, por qué no, de su propio placer. Cuerpos que en este caso son representados por la propia autora y su imaginario, donde con unos pocos materiales, dibujos y una cámara logra crear su propio porno.

Para que haya representaciones posibles, necesitamos de las pornografías críticas.