Encuesta Programadores XXVI FICValdivia
Desde hoy hasta el domingo 13 de octubre se celebrará la edición número 26 del festival de cine más importante del país, el Festival Internacional de Cine de Valdivia. Para no perderse, al menos todavía, entre los cientos de películas del catálogo de esta edición, hemos preparado un breve cuestionario a un grupo de programadoras y programadores. Acá Judith Silva, Isabel Orellana y Jaime Grijalba nos cuentan detalles y favoritas personales de las distintas secciones que han programado.
Por último, hemos incluido dos recomendaciones especiales de nuestro agente Aldo Padilla, quien propone una lectura cruzada de dos películas de la siempre esperada sección Gala.
Judith Silva (Programadora Foco Miradas Cruzadas: Sara Gómez y Agnès Varda)
La muestra surgió primero porque, bueno, yo voy al festival hace muchos años, soy historiadora y me dedico a la historia del cine, y estoy haciendo mi tesis doctoral sobre el cine de Sara Gómez. Le conté a Raúl [Camargo, director del Festival], con quien somos amigos hace tiempo, que quería mostrar películas de Sara. Le expliqué quién era, cuáles eran las películas y lo convencí, básicamente. Porque aquí a Sara la conoce poca gente y me interesa que se le conozca más, evidentemente, ya que encuentro que sus películas son extraordinarias. Además, también me sirve a mí como investigadora tener un feedback en una instancia como un festival. En fin, así partió. Que fuera una instancia para dar a conocer a Sara, en un inicio.
Las películas las tenía yo, porque yo estuve en Cuba tres meses haciendo una pasantía doctoral en la Cinemateca de La Habana. Tuvimos que gestionar, eso sí, más películas que yo no había traído. La obra de Sara Gómez no está restaurada, no está en óptimas condiciones, está en las condiciones que pueden estar muchas películas del cine cubano, en una calidad no tan buena, pero sí visible, se escuchan, y por lo mismo es importante verlas proyectadas.
Respecto al cruce, Agnès Varda es una de mis cineastas favoritas. Este año lamentablemente murió Agnès y Raúl quería como festival hacer un homenaje, pero un homenaje no tan tradicional como han sido los homenajes en festivales a ella. Coincidió justo que Agnès Varda y Sara Gómez trabajaron juntas en la película que Varda hizo en Cuba en los sesenta. Entonces, conversando con Raúl, nos preguntamos cómo sería si las hacemos dialogar. Tenía que ser todo durante la década de los sesenta porque Sara Gómez murió muy joven, a los 33 años, en 1974. Entonces revisamos las películas de Varda en ese tiempo, un tiempo muy inciático para ella también, ya que su primera película es del año 1954. Evidentemente, como mujeres cineastas, potentes, tenían un discurso muy propio de la época también, así que ha sido un gusto poder preparar esta muestra. Nos encantaría que mucha gente pudiese ver el diálogo de estas dos cineastas maravillosas.
Películas recomendadas: Elegir mi película favorita es difícil, porque me gustan todas. Pero para mí Una isla para Miguel (1968) y Mi aporte (1969) son de mis películas favoritas de Sara Gómez. De la muestra que va a haber de Agnès Varda, la película que hizo en Cuba, Salut les cubains (1964), es una película que me gusta mucho, que he visto muchas veces, que la sigo viendo y descubro cosas nuevas. Es una película que se hizo a propósito solo con fotografías, que tiene un ritmo increíble y donde además aparecen las dos, Sara y Agnès.
Por su parte, el director del Festival, Raúl Camargo, recomienda En la otra isla (1968) de Sara Gómez como la película imperdible de la muestra.
Isabel Orellana (Programadora Nuevos Caminos)
Mi inspiración para la selección de las películas fue el texto de Donna Haraway, Staying with the Trouble: Making Kin in the Chthulucene. Para sintetizarlo de alguna forma, Haraway propone que la época del Antropoceno (un tiempo geológico marcado por el uso extremo de la tierra por el humano) ya ha pasado y nos encontramos ahora frente a la catástrofe. Pero su visión no es alarmista, sino más bien trans-especista. La catástrofe -ambiental- está aquí y tenemos que encontrar formas de lidiar y vivir con ella.
Para eso, ella propone nuevas formas de hacer comunidad, pues el ser humano ya no puede ser el centro de todo. Estuve obsesionada con estas ideas durante todo el año y me di cuenta que las podía ver en muchos de los trabajos que estaba viendo, como un hilo transparente que las tejía en mi cabeza.
Por eso el primer programa de cortos está más bien inspirado en el "Antropoceno" o la idea de que hay un centro -el hombre- al cual ya no podemos retornar. Ahí aparecen las obras de Sumie García, Pascal Viveros, Deborah Stratman y la aparición de un magno evento como el eclipse de sol para generar un quiebre en la narrativa del programa, como son los cortos de Fazendeiro y Kevin Jerome Everson.
El segundo programa es más bien una pesadilla del mundo, o lo que podría convertirse si seguimos centrados en nosotros mismos. Con pesadillas distópicas como Kasiterit y el nuevo film de John Torres We Still Have to Close Our Eyes. El film de Teddy Williams, Parsi, funciona como una entrada a este mundo y Fuga, de Rodrigo Jara, como el cierre del mismo.
Finalmente, el tercer programa de cortos es como un respiro al ser humano, y toma estas ideas de re-relacionarnos con otras especies como eje central, a través del mundo vegetal como en La jardinera y Trópico Violeta, o la memoria de las piedras en Ghost Strata de Ben Rivers. Traté de armar programas que pudieran tener una especie de narración en sí misma, proponiendo un viaje para el espectador por estas ideas.
Película recomendada: Those that, at a Distance, Resemble Another, de Jessica Sarah Rinland. es probablemente la pieza central de la programación de este año en Nuevos Caminos, pues creo que toma todas estas ideas y las transforma en un método de reparación cinematográfico -físicamente en la película el colmillo de marfil de un elefante- y simbólicamente nosotros mismos como espectadores entramos en un trance de recuperación. El origen ya no existe, solo su réplica, dando paso a un estado de recuperación/conservación. Para mí en estos momentos del mundo es lo más importante que podemos hacer con el estado de las cosas, repararlas física y simbólicamente.
Jaime Grijalba (Programador Nocturama)
La idea principal para Nocturama, al menos para mí, era poder imprimirle un toque personal a los filmes, priorizar películas que de ninguna forma se fueran a llegar a ver dentro del circuito de cine de género nacional, aquellas que se escapan de lo esperable que podría tener una sección como esta, que es más de cine de culto. Se busca no "lo seguro", sino lo que sabemos que será un hit de culto entre los espectadores de Nocturama en Valdivia, que esperamos que se vuelvan leales y vuelvan año tras año "a la segura", a ver lo mejor del cine de género de los últimos años.
Me gustaría recomendar de la sección Being Natural (Tadashi Nagayama, 2018), una película que en apariencia pareciera no tener elementos de terror o ciencia ficción, pero que paulatinamente va descubriendo su corazón, su verdadero interior, pero que si se revelara directamente arruinaría la enorme sorpresa que fue para mí el verla en su momento para su selección. Además, estará el director acompañándonos para responder preguntas.
Aldo Padilla (El Agente Cine, Desistfilm)
La reestructuración identitaria une a Martín Rejtman y a Nadav Lapid en sus comedias que se verán en Valdivia este año, dos jóvenes judíos buscando rehacerse a través del lenguaje o del amor, parecen destinados a encontrarse en el sur del mundo.
Pero pensemos en más encuentros imaginarios, en este caso de Elia Suleiman y Nadav en París: el director palestino en su paraíso occidental prometido (It Must Be Heaven, 2019) y el alter ego israelí de Lapid que busca a toda costa dejar atrás todo lo relacionado con sus raíces israelíes. La eterna lucha de Tierra Santa que se resuelve desde el cine, ya que Suleiman mira desde la comedia humana a una Francia que es una parodia de Europa, mientras que Lapid refleja toda la violencia israelí como un peso interno de su joven protagonista en Synonyms. El encuentro cinematográfico de ambos directores se plantea como la contraposición más absoluta, el peso de la consciencia del represor y la denuncia del reprimido, la verborrea como forma de acoplarse al nuevo país del israelí y los silencios del palestino. Que dos de las grandes películas del año dialoguen en un mismo espacio temporal hace que la contingencia adquiera un nuevo significado.
El juego político, corporal y lingüístico en Synonyms es el recurso del protagonista como forma de apropiarse de su nueva nacionalidad y de un desarraigo que se autoimpone, traducido en negarse a hablar en hebreo y dejar atrás todo ese militarismo impuesto y que es parte inherente de los israelíes. Este renacimiento es tan explícito que implica al protagonista despertando desnudo luego de ser despojado de todas sus pertenencias y que es el punto de partida para repensar su existencia, principalmente a partir del lenguaje, que es el código que define el orden y estructura de nuestros pensamientos, dejar de pensar en el idioma materno es la forma de exorcizar un pasado que parece pesar demasiado. Los sinónimos que tanto se repiten en el film definen una de las cúspides del lenguaje, el poder elegir una palabra de un amplio vocabulario representa para el protagonista ser parte de esa sociedad francesa a la que parece admirar, pero a la vez va dando pistas de que no tiene tantas diferencias respecto a la bélica comunidad israelí.
El neologismo y adjetivo rejtmaniano ha sido recurrente en la última década del cine independiente argentino: personajes poco comunicativos que parecen estar siempre ausentes, aunque siempre ocupados con pequeñas tareas en la Capital Federal. El rejtmanismo de Shakti se encuentra condensado en un cortometraje que permite que las paranoias, vicisitudes y silencios del protagonista se aprecien aún más. Un joven que va saltando de labor en labor como forma de dejar de lado una depresión debido a la muerte de su abuela, desde un coro a una disco o una operación para mejorar su vista, parecen llevarle hacia el mismo punto de inicio. La aparición de la vegana Shakti parece cambiar el rumbo de dicha depresión, aunque sin dejar de lado uno o dos nuevos inicios, que permiten entender un mal momento como un bumerán que se aleja pero que siempre termina volviendo.
El rejtmanismo aparece en las pequeñas manías del protagonista, en el mcguffin representado por unas empanadas congeladas que deja su abuela y que se transformarían en el hilo conductor y evolución (sinusoidal) del personaje. El rejtmanismo como forma de vida, representando en el hombre que no quiere hablar con su terapeuta porque golpeó su coche o que deja una cita de forma intempestiva sin motivo aparente. el rejtmanismo al que tan bien le vienen las tradiciones judías y esos seres perdidos bonaerenses.