Wakolda (Lucía Puenzo, 2013): Bifurcaciones y ensayos sobre el naturalismo.
La ultima película de Lucía Puenzo, Wakolda, ha sido seleccionada por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Argentina como la precandidata para los Oscar del 2014. Las razones de esto son claras, puesto que la película posee al menos tres elementos que calzan deliberadamente con el perfil: un drama de época con una excelente factura técnica, una trama que alude a la gran historia, particularmente a la relación de Argentinacon el nacional-socialismo, y por último, la puesta en escena de un tipo de violencia muy en boga en estos tiempos: una violencia cotidiana y fuertemente contenida en los gestos. El filme está ambientado en Bariloche en los años 60, y gira alrededor de la extraña relación de poder-afecto que se da entre Josef Mengele, ex genetista nazi emigrado a la Argentina, y Lilith, una pequeña niña argentina con problemas de crecimiento, que junto a sus padres, hospeda al extranjero en un lujoso hostal escondido en las montañas. La película posee un importante contenido naturalista, tanto desde la construcción de su espacio como desde la apelación a un universo pulsional o impulsivo. En este primer sentido, la ambientación de la película en Bariloche y sus románticos paisajes de montaña y cielo en torno al Lago Nahuelhuapi, sumado al leve tinte verdoso que colorea a la imagen, se constituye sin duda como un importante factor expresivo, puesto que la presencia constante de la naturaleza, se utiliza aquí comoelementometafísico y como apelación a un mundo interior salvaje. A través del punto de vista de Lilith, la niña protagonista, el filme se centra básicamente en el misterio tras el personaje del doctor Mengele, dándonos de paso, una leve caracterización de los nazis queemigraron a Argentina en aquel entonces; hombres y mujeres queoscilan entre una vida oculta y una constante preservación de su pasado en las instituciones educativas que levantaron. Desde los primeros minutos de metraje, el personaje de Mengele toma gran interés como catalizador dramático. Tras sus acciones y mirada estoica logra filtrarse un pasado terrible que nunca conoceremos del todo. Ésta aura de misterio y falta de información gravita en la mayoría de los personajes y se constituye como su principal mecanismo descriptivo; interesantemente la película sólo nos permite inferir ciertos rasgos de carácter y ciertas pulsiones ocultas en la superficie de sus actos. Ahora bien, en base a éste encuentro con el naturalismo cinematográfico, antes mencionado, podemos al menos constatar dos interesantes bifurcaciones temáticas que se desprenden de la trama, quebrando los modelos arquetípicos descritos para las obras de éste tipo. En primer lugar, la fascinación seudo-erótica de Lilith por la personalidad del doctor Mengele, lo que nos habla del extraño poder de atracción que ejerce la imagen de los hombres dominantes (o latentemente violentos) en el estado de la niñez, o más específicamente aún, en la niñez femenina; una suerte de fascinación primigenia y moralmente consternadora en la infancia. En segundo lugar, un quiebre en la figura tradicional del sicópata, mostrándonosla en la potencialidad afectiva que tienen los individuos violentos. Existe algo en la relación del doctor Mengele y la pequeña Lilith que llama poderosamente la atención. Si bien existe en ellos una tensión sexual implícita, la película no se enfoca en éste carácter de la relación, sino más bien en su faceta paternalista. El interés de Mengele no raya tanto en la posesión sexual de la niña como en el logro de su obediencia e inclusive de su perfeccionamiento; se trata de un tipo de posesión muy distinta a la física y que torna al ser querido en un “fetiche”, un “objeto amoroso” a la suerte de las muñecas del padre o la misma muñeca Wakolda. Así entendido, el doctor Mengele ejercita su aprehensión hacia la niña aplicándole un tratamiento para el crecimiento óseo; acción que dentro del contexto del nacional-socialismo podríaleerse como una aberración moral, pero desde el caso puntual de la chica, pareciera ser una sincera muestra deafecto (Si bien finalmente descubrimos la monstruosidad explícita del personaje, no sólo mediante la amenaza de muerte que le realiza a la fotógrafa que le investiga, sino también y con mayor horror, cuando descubrimosla experimentación forzada que le realizó al embarazo del personaje de Natalia Oreiro). Uno de los pocos peros, aunque quizás uno bastante significativo, es el ritmo que adquiere la narración a lo largo del metraje. Existe una determinadacontención, una determinada parsimonia que suscita la “violencia en acto” que en la película está efectivamenteenunciada pero no del todo explotada. Terminada la película, uno no puede evitar sentir que Puenzo pudo haber potenciado el poder de sus imágenesutilizando un ritmo más pausado y de mayor peso (Se recuerda aquí a La cinta blanca, película que configura un universo muy similar pero en clave de una exasperante bomba de tiempo). Como conclusión y lamentablemente, el afán por generar un ritmo narrativo más envolvente y accesible al gran público, confabula sin duda, con la verdadera potencialidad expresiva de la película.