La chica sin nombre (2): La insistencia del arrepentido
La última película de los hermanos Dardenne toma una forma (quizá una fórmula) muy similar a la anterior, Dos días, una noche, y nos ubica siguiendo a una joven médico belga, Jenny Davin, en la búsqueda de la identidad de una muerta desconocida, probablemente asesinada, de quien se interesa a raíz de un hecho clave: Jenny, sin saberlo, tuvo la oportunidad de haberle salvado la vida. Tan solo debía contestar el citófono de su consulta que sonaba cinco minutos pasado el horario de atención. Desde ese momento se convierte en una suerte de detective, preguntando a quien se le cruce por la chica (lleva una foto de ella en su celular que muestra cuanto puede) en la posibilidad de que alguien pudiera reconocerla.
Que la protagonista adopte prácticas detectivescas no quiere decir en ningún caso que La chica sin nombre adquiera esa forma, donde lo que se impone es el estilo de los Dardenne. Se insiste en secuencias alargadas, seguimientos de cerca y prolongados a la protagonista, ausencia total de música, no solo extradiegética: apenas sonará una radio (¿escuchará música Jenny Davin?). La estructura y el avance de la película están mediadas por una cuestión aparentemente básica en la vida de una médico: la interrupción. Si en Dos días, una noche era la protagonista quien tocaba puertas, aquí la fórmula se invierte. La gente llama al citófono de su consulta pero también y con mucha frecuencia a su celular personal. No hay llamada que quede pendiente, debe contestarlas todas, quizá por una incorregible ética respecto de su profesión, pero probablemente también por, nuevamente, la culpa de no haber contestado el llamado que pudo salvarle la vida a la chica. Ese es el motor del filme. La culpa a propósito de lo que pudieron haber hecho o lo que debieron haber evitado, no solo la protagonista, sino que todos los silenciosos involucrados que aparecerán en la consulta de Jenny, que a ratos puede ser la oficina de un private eye del cine negro, despojada totalmente de esa estética, pero más aún, la de un confesionario en donde llorar las culpas. En ese sentido, la moral cristiana se toma la ética del filme, en lo que termina siendo una película de arrepentidos.
Jenny no busca al culpable, quizá ni siquiera busque justicia, en el sentido estricto. Jenny busca el nombre. La búsqueda se vuelve en cierta medida individual y caprichosa. Lo suyo es la insistencia del arrepentido. Se mete donde no debe. Por supuesto, tomamos parte en su decisión. La chica muerta, por lo demás, es inmigrante africana. El dato no es menor. Jenny bien podría funcionar como representante de la culpa europea.
El arrepentimiento, manifestación temporalmente inmediata a la culpa, además de tomar forma en otros personajes involucrados en la muerte de chica, tiene otra aparición en la historia de Jenny. Su asistente en el consultorio renuncia y deja los estudios de medicina para trabajar con su familia luego de -aparentemente- aburrirse del trato y las exigencias de Jenny hacia él. Ella lo busca insistentemente para intentar convencerlo de que vuelva a trabajar con ella, a terminar su carrera. Esta historia secundaria sirve entre otras cosas como refuerzo (castigador) en los motivos de la protagonista, y que si bien tendrá una vuelta, confirma el camino que buscan recorrer los Dardenne.
Jenny no conoce otra cosa que su profesión. No tiene parejas. No tiene amigos. Tiene pacientes y asistentes, y una chica desconocida con la que debe o se impone cargar. Jenny dirá que la chica sin nombre no está muerta, porque ellos, los involucrados, siguen pensando en ella. Esta alegoría fantasmagórica tiñe la película. Podrá redimirse bajo un concepto: Jenny, al menos, no enjuicia a nadie, ninguno de las personas supuestamente involucradas serán castigadas por Davin, aunque así lo puedan sentir ellos. La película encontrará sus virtudes en otros lugares: el relato sencillo, la cuestión detectivesca que se cuela mimetizándose con el estilo del filme, secuencias realizadas en pos de la narración. Algunos cuantos momentos amables. Con sus altos y bajos, como si fuese parte de un paquete que hay que aceptar, que es como es, sigue siendo una película de los Dardenne, lo que sea que pueda significar eso para el lector.
Franco Abello Cifras
Nota comentarista: 6/10
Título original: La fille inconnue. Dirección: Jean-Pierre y Luc Dardenne. Guión: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne. Fotografía: Alain Marcoen. Montaje: Marie-Hélène Dozo. Reparto: Adèle Haenel, Olivier Bonnaud, Jérémie Renier, Louka Minella, Olivier Gourmet. País: Bélgica-Francia. Año: 2016 Duración: 106 min.