Jackie (2): Fragmento y clausura de la historia

Desde la fallida monumentalidad de Fuga (2006), pasando por la obsesiva criminalidad de Tony Manero (2008), por la infame escena de sacerdotes retirados en El club (2015), hasta Neruda (2016), donde el vate es el horizonte de búsqueda del policía interpretado por Gael García, el cine de Pablo Larraín se construye en torno espacialidades centrípetas, o sea, mundos acotados donde la clausura sicológica y espacial son factores centrales. Su última película, Jackie, confirma esta apuesta, proponiendo un relato cuya imagen va siendo cerrada hasta el agobio, tristeza y soledad de la figura central.

La película se centra en el relato que Jackie Kennedy reconstruye a un periodista, después del asesinato de su esposo, J. F. Kennedy. Desde ahí se propone un doble juego de escritura, por un lado, la cinematográfica, y, por otro, la histórica. Por cierto, la mujer siempre pone de manifiesto la idea de tener el control sobre lo que se va a relatar, de algún modo sabe que se está escribiendo la historia. No escatima mensajes directos de control hacia el periodista: “¿Cómo escribirá esto?” o haciéndole ver que ciertas intimidades develadas no podrán ser reveladas. Esta tensión es reforzada por un constante campo/contracampo, directo y, en ocasiones, intimidante, que los muestra a ambos. Por su parte, Larraín se encarga de hacer latente un relato articulado sobre los vacíos y puntos ciegos de la historia en sí. En esa línea, Larraín apuesta por el pastiche, sobre todo en las escenas de archivo, para el efecto verosímil de la historia. Ejercicio que antes ensayó en Tony Manero y en No (2012).

Jackie es un biopic que tiene la particularidad del tiempo, en tanto lo acotado de este, de la renuncia a una posible totalidad biográfica. Estamos frente a un fragmento en la vida de la viuda de J. F. Kennedy. Una fórmula fragmentaria que está presente en las anteriores películas del director, y que otorga mayor intensidad al relato biográfico desde el periodo temporal que elige abordar sin profundizar en antecedentes previos ni preocuparse por el devenir. Desde este recorte, entonces, surge la precisión al momento de erigir la figura de Jackie Kennedy, en rigor, no es necesario articular un relato completo de su vida, solo situarla en el momento relevante para contar.

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El diálogo entre el periodista y Jackie Kennedy marca el ritmo pausado de la película y refuerza el hermetismo en torno a lo que se dice, pero sobre todo en torno a lo que se muestra. Desde ahí se presentan encuadres perfectos, estáticos -planos cerrados enfatizan el celo del relato, ejemplo de ello son los que marcan su relación con el hermano menor de J. F. Kennedy, con el sacerdote y con Nancy, su asistente-, una puesta en escena cuya claridad espacial refuerza el intento por blanquear la historia en sí. Larraín plantea un relato sobrio y bien elaborado, en el cual la soledad de Jackie es abismante, espesa y contundente, descansando, claro está, en Natalie Portman. Por cierto, todo el peso recae en ella, ejercicio básico del biopic, pero logrado a la perfección, insisto, gracias a la sutileza de la puesta en escena.

Tanto la sobriedad del relato como el fragmento temporal elegido juegan a favor de la atmósfera de Jackie, en donde la muerte, el dolor y la culpa pesan y refuerzan la idea del agobio. Enterrar a dos hijos y luego a su esposo, las decisiones post mortem y el acecho público. De este modo, el carácter de Jackie se va haciendo cada vez más fuerte, planificando el funeral y posicionándose frente a la opinión pública. Tal fortaleza va acorde con un ritmo cadente del relato -a ratos muy cadente- y del tránsito de imágenes, a partir de lo cual, el rasgo centrípeto, que remarca el rol de Jackie, se abre en momentos precisos, pero volviendo a su cauce normal, la soledad y el peso de la historia. Un fragmento de esa soledad y de esa historia.

Nota comentarista: 8/10

Título original: Jackie. Dirección: Pablo Larraín. Guión: Noah Oppenheim. Fotografía: Stéphane Fontaine. Montaje: Sebastián Sepúlveda. Música: Mica Levi. Reparto: Natalie Portman, Peter Sarsgaard, Billy Crudup, John Hurt, Greta Gerwig, John Carroll Lynch, Richard E. Grant, Max Casella, Beth Grant, Caspar Phillipson, Julie Judd, Sunnie Pelant. País: Estados Unidos. Año: 2016. Duración: 95 min.