El Código Enigma (The imitation game, Morten Tyldum, 2014)
Vamos camino al Oscar (2015) y esta semana se estrena en nuestro país uno de los films nominados a mejor película. Se trata de El código enigma, una biopic basada en la vida de Alan Turing, el matemático inglés que, durante la Segunda Guerra Mundial, logró descifrar el famoso código enigma de comunicación alemán.
El director noruego plantea el film desde dos veredas: por una parte, está el hecho de construir una historia basada en hechos reales conjugado con un contexto histórico particular (con la implicancia que puede tener esto), versus la construcción de un personaje de una interesante complejidad, esto dado a la declarada homosexualidad de Turing que se enmarca en una época donde existía una condena no solamente social, sino también penal, lo que lo llevo a ser castrado químicamente.
Estructuralmente, la película se desarrolla en tres líneas narrativas: una en donde transcurre la mayor línea temporal de la película, que es el relato de cómo Turing desarrolla la forma de descifrar el “ código enigma” sumado a los saltos temporales a la niñez del matemático, como al momento de su posterior condena y deterioro a raíz de ello. Con esto último, se produce cierta confusión en la temporalidad del relato del protagonista, ya que no está bien construido el uso del flashback, por lo que en más de una ocasión parece antojadizo. Por otra parte y sumado a lo anterior, pierde fuerza e importancia la línea que relata cómo Turing termina condenado por su homosexualidad. El juicio sobre lo anterior se omite a pesar de ser una de las partes que podría haber sido más interesante. Acá se nota que, de alguna forma, se privilegia y se la da mayor relevancia al relato histórico y se minimiza uno de los aspectos más importantes de la vida del personaje que fue su defensa a ser quien era.
Una de las aristas más importantes del relato es la compleja personalidad del matemático inglés. Sin duda, un genio para su época que establece las bases de lo que va a ser la computación moderna. En este aspecto quien interpreta al protagonista es Benedict Cumberbarch, quien se apropia del personaje y su interpretación establece de forma creíble una relación conflictiva con su entorno, que recorre desde su niñez hasta su muerte. Este aspecto es uno de los puntos altos de la película: es estremecedor ver y sentir como la condena destruye una de las mentes que salvo a millones de personas con su aporte.
Algo que podemos apreciar, como lo había señalado anteriormente es una indefinición estructural y temática del film. Esto pasa porque el relato no tiene una lógica clara que ayude a darle fuerza a la historia o siquiera relación con el personaje que retrata. Podríamos entender cierta aleatoriedad en el relato si el personaje tuviera algún problema psicológico, quizá en ese caso podría haber alguna razón lógica, pero esto no es así, por el contrario, se está accediendo a la vida de un “genio adelantado a su tiempo” que en el fondo no se podía relacionar con su entorno de forma normal. En cuanto a la temática aquí tampoco existe una definición clara de lo que es el film que juega con ser una película histórica versus una biopic y en cualquiera de los dos casos, estos no terminan por desarrollarse de forma contundente. En el fondo lo que debía prevalecer es la vida de un hombre que fue rechazado por su sociedad por ser quien era y dentro de esta visión se encuentra su trabajo que trascendió en el tiempo. Aquí es donde se minimiza el conflicto desde el punto de vista de la biografía y se termina por privilegiar el contexto histórico.
Uno de los temas que no se puede dejar pasar es la nominación al Oscar en varias categorías, sin duda este es uno de los típicos films que aparecen todos los años y que tienen en común un hecho histórico importante junto con una interpretación de un actor que destaca por su transformación. Podemos hacer cierto paralelo temático: una película que estuvo nominada hace unos años que es El Discurso del Rey (2010), trabajo muy similar en cuanto a temática y forma. Quizá podríamos hablar de la típica película que cumple con ciertas características que la hacen nominable a premios, pero que en el fondo no ofrece nada nuevo frente a otros rodajes que destacan y rondan en época de premios.
Raúl Rojas Montalbán