Cinema Novo (1): Una vez más lo nuevo
El Cinema Novo fue un movimiento brasileño de los años sesenta y mediados de los setenta. Se posicionó en ruptura con los modos imperantes en la época -como las comedias musicales (chanchadas) o la épica de tipo Hollywood. Este documental de Eryk Rocha es tanto un resumen elogioso del Cinema Novo como una invitación a descubrirlo a través de una propuesta estética. Se estructura como un collage de diferentes películas (una suerte de antología de extractos), junto a entrevistas de archivo a directores del Cinema Novo. Aunque a ratos triunfa el elogio llano, en general Eryk Rocha propone una interesante agregación de imágenes y sonido basada en diversos materiales, con una lógica creativa de rescate y/o difusión. Eryk Rocha es hijo de Glauber Rocha, una de las figuras centrales del Cinema Novo, lo que debió facilitar el acceso a registros y experiencias personales con los protagonistas.
Cuando se gesta el Cinema Novo, en los años sesenta, existía el sentimiento mesiánico de que el cine tenía la capacidad de cambiar el mundo, de que era el elegido para alterar el curso de la historia. Así, la palabra “nuevo” es repetida a saciedad: “Nova Capital. Bossa Nova. Cinema Novo.” Nouvelle Vague, incluso. Ahora bien, ¿existe lo nuevo? Sí, cuando se visualiza el mundo como una sucesión de rupturas. Cuando se tiene espíritu (re)fundacional. El Cinema Novo es descrito como “una temeridad absoluta”, porque creía en la utopía de lo inédito. Es la esencia misma de las vanguardias del siglo XX: hasta hoy, esta aspiración por lo nuevo renace una y otra vez de las cenizas.
Ahora bien, los gestores del Cinema Novo estaban conscientes de sus fuentes. Toda creación nace de un proceso de resignificación de materiales anteriores o, como indica Glauber Rocha, “había ambición no solo nacional, sino internacional, de hacer una síntesis, exactamente del nerorrealismo italiano, del cine revolucionario ruso, del espectáculo de cine americano, del desarrollo formal de la Nouvelle Vague, con las tradiciones del cine brasileño, que eran pocas, pero que existían”. A través de esta mezcolanza, se trataba de crear “una imagen brasileña de acuerdo con nuestras ambiciones de transformación de Brasil”. La motivación inicial venía del deseo de darle una imagen al país y de proyectarse hacia el exterior. Obligatoriamente, este movimiento desde adentro hacia afuera implica pensarse, pensar su entorno, concebirse como país, frente al espejo que representaban las corrientes europeas.
¿Cómo definir la imagen de un país tan diverso? Se optó por lo regionalista como base para mostrar la realidad social. En las películas del Cinema Novo aparece un Brasil negro, pobre (rural o urbano), siempre bailando. Un Brasil sumido en sus conflictos sociales. Esto implica claramente una postura política, en que el cine describe y quiere ser actor de movimientos sociales. Para esto, se trataba de describir la realidad a través de “nuevas formas de aproximación con lo real”, con el uso de luz natural, filmando en un ambiente considerando realista: “Queríamos exactamente el exterior, la calle. Esa cosa viva que es la calle”. La idea era no maquillar la realidad brasileña, mostrar la diversidad de personas. Y así liberarse de la división entre ficción y documental.
Ahora bien, el Cinema Novo ha sido descrito como cine para el pueblo, pero sin el pueblo. Aunque las películas muestran escenas populares, sobre todo sectores negros, esto contrasta con los propios directores, tal como los vemos en primer plano en el documental de Eryk Rocha. Fueron todos hombres blancos que hablaban y actuaban como intelectuales. Es más: en el documental de Eryk Rocha no hay ninguna entrevista a algún actor, y menos a un actor negro (a menos que aparezcan en off y me esté equivocando).
Hay una sección reveladora de su elitismo, en que directores del Cinema Novo hablan en francés. Una parte no menor de su discurso en el documental está en otro idioma. Hay que señalar que, como explica Glauber Rocha, en Brasil se veían poco sus películas, y que en cambio sí se distribuían en ciertos círculos en Francia. En 1964, dos películas compitieron en Cannes (Deus e o diabo na terra do sol de Glauber Rocha, y Vidas secas de Nelson Pereira dos Santos). Existía el optimismo de que la difusión en el extranjero generase una repercusión interna. Pero en 1964 se produjo un golpe militar. Esto marcó a la generación, que se fue desagregando. El documental de Eryk Rocha presenta el ambiente de la represión, el miedo, pero en su elogio no explica tanto cómo el movimiento se fue agotando.
Hasta aquí con la reflexión histórica y social sobre el movimiento. Ahora, nos gustaría señalar la propuesta que nos resultó más interesante y placentera en el documental. Al inicio, antes de las entrevistas, arranca una sección de unos cuatro minutos que, como la música hecha de samples (de reciclajes), conforma una mezcla dinámica de diferentes películas del Cinema Novo. Se trata de imágenes entrecruzadas durante escasos segundos, como un bombardeo de fotogramas y sensaciones. Además, el montaje se apoya en un movimiento constante de fuite en avant, que luego anuda todo el documental: los personajes aparecen corriendo, o en algún medio de desplazamiento (sobre todo el tren, gran amor del cine).
A pesar del bombardeo, la sección no carece de continuidad. Desde ya, gracias al audio. Las escenas, adosadas de manera más o menos fluida, conviven siempre en un mismo ambiente sonoro. Y, sobre todo, esta sección funciona gracias a un montaje virtuoso de raccords que les permite convivir coherentemente. Pasamos de una película a otra con movimientos conjuntos, aunque las imágenes provengan claramente de fuentes diferentes. Una persona que mira hacia un lugar se encuentra con la mirada de otra historia, pero aún así esas miradas se cruzan, gracias a la magia del montaje. Los elementos se entrecruzan en un festín de metáforas. Por ejemplo, estallan rocas, y cuando caen, cambiamos a una escena en que un personaje se desploma llorando de entre dos piernas abiertas: una explosión se transforma en metáfora de un parto. Aquí se explicita una teoría de montaje: que todo puede ir junto si está bien anudado. Según la expresión de Aristóteles, funciona si es verosímil, más allá de que sea real.
Esta sección experimental se justifica como un homenaje a técnicas utilizadas por el Cinema Novo. Se alude a una filiación creativa entre Eryk Rocha y su padre, Glauber Rocha. Al respecto, cabe señalar el gesto de reconocimiento hacia el padre. Este tipo de documentales ayuda a posicionar un movimiento, a legitimarlo a través del prestigio y una serie de elogios. Quizá por esto mismo Eryk Rocha no explicita las divisiones dentro del movimiento mismo y tampoco sitúa el contexto de los materiales que utilizó (fecha, lugar y razón de cada entrevista). El documental apela a ser una obra más que un documento. Nos parece que, quizá a pesar suyo, logra revivir lo que se ha elogiado y criticado del Cinema Novo.
Nota comentarista: 6/10
Título original: Cinema Novo. Dirección: Eryk Rocha. Guión: Eryk Rocha. Edición: Renato Valone. Reparto: Glauber Rocha, Nelson Pereira dos Santos, Mario Peixoto, Alberto Cavalcanti, Humberto Mauro, Leon Hirszman, Joaquim Pedro, Carlos Diegues, Ruy Guerra, David Neves, Walter Lima Jr., Gustavo Dahl, etc. País: Brasil. Año: 2016. Duración: 85 min.