Calafate, zoológicos humanos (Hans Mülchi, 2011)
Memoria, justicia, perdón, son palabras que han resonado con particular ahínco en la escena política y social en los últimos días en Chile, en este contexto y en el marco del programa de Miradoc, se estrena Calafate, zoológicos humanos, primer documental del periodista e historiador Hans Mülchi. A lo largo del registro audiovisual, se narran eventos a menudo velados por la historia oficial, a través de relatos e imágenes sobre 25 personas originarias de Tierra del Fuego pertenecientes a los grupos étnicos Selk’nam, Kawésqar y Tehuelche, que a fines del siglo XIX fueron raptados de sus tierras por diferentes expediciones europeas, para ser exhibidos en distintas ciudades de Europa -con autorización de las autoridades chilenas de la época- en los llamados zoológicos humanos. Una de estas particulares muestras fue en la inauguración de la Torre Eiffel en París, donde tuvo lugar una gran exposición de arte, en que se exhibieron nativos de lugares “exóticos” para la comunidad artística parisina, dentro de éstos, una comunidad de de 11 Selk´nam. Así también en Zürich, Londres, Bruselas y Berlín, los distintos fueguinos, que eran vistos como caníbales, fueron expuestos no sólo a la mirada morbosa de los europeos, sino que también, sometidos a distintos tipos de abuso físico y sicológico, ocasionando la muerte de la mayoría de éstos en tierras totalmente ajena a sus vidas, tradiciones y condiciones materiales y espirituales. Otros sobrevivieron, como Calafate – perteneciente a los Selk´nam- que regresó a Tierra del Fuego, y al igual que muchos de los originarios de la zona, terminaron “occidentalizándose”, recibiendo educación de manos de las misiones salesianas. Sobre esta particular historia, la compañía de teatro La Patogallina estrenó hace algunos años, la obra Extranjero, El Último Hain, donde se reflexiona sobre la influencia de los zoológicos humanos en la extinción del pueblo Selk´nam. El historiador Christian Báez y el antropólogo inglés Peter Mason, motivados por este “episodio” tan poco reconocido de la historia de Chile, al encontrarse con diversas fotografías de los zoológicos humanos, se embarcaron en una investigación sobre estos 25 indígenas, sus descendientes y la casi total extinción de estos pueblos fueguinos. Es así como llegaron al Departamento de Antropología de la Universidad de Zürich, en donde se hallaban las osamentas de 5 de los indígenas exhibidos y muertos en Europa. Calafate, Zoológicos Humanos, es un registro expositivo, desmarcado de cualquier pretensión autoral del documental, con un objetivo explícitamente pedagógico, reflexivo y con un tono de denuncia que es reafirmado a través de una imponente modulada voz en off, donde no extraña el ostensible carácter televisivo. Münchi a través de utilización de material de archivo (principalmente fotos de los indígenas en los zoológicos) y de imágenes del extremo sur de Chile, París, y Zürich, realiza el recorrido de esta investigación, y junto a Báez sirven como puente entre Celina Llan Llan y Haydeé Águila (descendientes Kawesqar) y el Departamento de Antropología de la Universidad de Zürich, con la finalidad de que los restos óseos fueran de vueltos a su tierra de origen y a sus descendientes para ofrecer una despedida acorde con las costumbres rituales de dichos pueblos. Es así, como casi 125 años más tarde, cuando los restos de estos 5 indígenas, intentan ser devueltos al sur de Chile, el Gobierno de entonces encabezado por Michelle Bachelet, pone una serie de obstáculos para que el traslado sea efectivo, y no colabora de manera alguna en que las últimas descendientes Kawesqar, puedan viajar a Suiza a buscar a sus ancestros y finalmente tiene que ser el Departamento de Antropología de Zürich, quién corra con el coste total del viaje de Celina y Haydée. Insinuando quizás, cierto asistencialismo y altruismo culposo por parte de los científicos suizos. De este modo y con la finalidad tradicional de un documental expositivo, los autores intentan transparentar esta información, exponiendo explícitamente documentos fidedignos que evidencian la incompetencia y descaro de ciertos organismos estatales que velan por el “respeto de los pueblos originarios”, a través de lentos primeros planos de cartas electrónicas enviadas entre distintos profesionales de Mideplan y Conadi y los antropólogos de la Universidad de Zürich. El documental, si bien, financiado por distintas instituciones gubernamentales (Fondo de Fomento Audiovisual y Mineduc, entre otros) reflexiona sobre la responsabilidad del estado en el tratamiento de “lo indígena”, en donde sugieren que la situación actual de los pueblos originarios es más o menos similar a la de los habitantes fueguinos exhibidos en los zoológicos humanos. Reflexión que se reafirma hacia el final del filme, donde se muestra toda la parafernalia orquestada por el gobierno chileno, al recibir los restos de los indígenas, al Departamento de Antropología de la Universidad de Zürich, y a Celina y Haydée, en un acto de conmemoración. Es ahí donde Bachelet y el Secretario General de la república de entonces, José Antonio Viera-Gallo, cubren con una bandera chilena las osamentas de los fueguinos- mientras suena de fondo el himno chileno- cual manto simbólico para ocultar nuevamente la historia, esa historia que se sigue construyendo a fuerza de explotación y usurpación de tierras en el sur, esa bandera que aun oculta que en el mismo gobierno de Michelle Bachelet murieron 4 mapuches. Calafate, Zoológicos Humanos, es un filme que reflexiona sobre las paradojas de la cultura, los pueblos originarios y la ciencia, como también es un documento histórico relevante para construir la historia y una herramienta contingente para instalar constantemente en el espacio político la situación de los indígenas, que forzosamente son llamados chilenos.