Sebastián Pereira: "Para mí ellos son de la "clase alta zombie", esa que conoce más países que la ciudad misma en la que vive"

A raíz del estreno de Los iluminados, primer largometraje de Sebastián Pereira, El Agente conversó con el director sobre algunos temas relativos a su película.

 

Iván Pinto: La estructura general parece ser el de una novela de formación. ¿Por qué te interesó situar tu historia en marco de la adolescencia? ¿Qué te permitía?

Sebastián Pereira: Te pasan muchas cosas en la adolescencia que definen tu futuro y cómo te relacionas con el mundo. Estás muy poroso mutando, descubriendo quién eres. Y como estás en ese proceso tu identidad es difusa, y a mí me permitía vincularlo desde algún lugar con una idea de nuestro país.

 

Iván: Algo que me llama la atención de tus personajes es que quizás a diferencia de las películas del "novísimo", tus personajes hablan, y la película parece querer registrar estos modos locales de hablar, en cercanía con el período chileno de Ruiz y Sánchez. ¿Podrías contarnos cómo elaboraste el trabajo de los diálogos y los actores?

Sebastián: Para mí los personajes de Ruiz y Sánchez hablan mucho y tienen una sonoridad muy particular, es una melodía de lo chileno que me atrae. Me gusta mucho cómo hablamos y cómo con el lenguaje puedes articular una sonoridad, una especie de banda sonora.

Era muy importante para mí que todos los actores no fueran actores profesionales, pero que tuvieran que actuar y aprenderse diálogos, algunos ya dichos en improvisaciones. Eso iba a enrarecer las escenas y la cadencia actoral. A muchos de ellos los fui encontrando en el proceso de escritura, y cómo hablaban me importaba más a cómo actuaban. Eso se podía trabajar después.

Estuve durante un año aproximadamente con los personajes adolescentes, haciendo trabajo de improvisaciones, haciendo ejercicios. A José lo conocí en la calle como el 2007 cuando tocaba música vestido de sioux. Luego hice un cortometraje con él, y después para la película ya teníamos una relación de amistad. Aunque me costó convencerlo se entregó completamente a esta aventura. Ninguno de los actores leyó el guion, aunque todos dicen lo que está escrito. Esa fue una manera de ir buscando formas actorales enrarecidas.

 

Iván: ¿Cómo definirías la clase social de tus personajes? Aunque está ambientada en clases sociales acomodadas, el protagonista parece un desclasado en búsqueda de su identidad…

Sebastián: Para mí  ellos son de la "clase alta zombie", esa que conoce más países que la ciudad misma en la que vive. La que influye en la decisiones del país pero que casi no están aquí, o están encerrados en sus barrios. El protagonista está ahí porque los padres se han esforzado para pertenecer a ese sector acomodado, pero fracturados.

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Iván: La relación con el tema migrantes e identidad está, pero también de forma anómala, más bien en relación a un "otro" abstracto que es también la posibilidad de la reinvención. ¿Qué te permitían esos personajes Sioux enmascarados?

Sebastián: El tema migrante es algo con lo que podía conectar a Felipe (el protagonista) y su recorrido. Él también es un inmigrante y está buscando un hogar en el sentido afectivo. Lo que me permitía entender que los ecuatorianos vestidos de Sioux no están más enmascarados que un chileno vestido de cura, o que adolescentes vestidos de yanquis. Lo que aquí sucede es que José y Felipe se reconocen como iguales y conectan desde un plano más humano.

 

Iván: Por último, el estilo narrativo es realista pero también se sale un poco de un realismo "encajonado" al guión: los cortes abruptos o la aparición de escenas en curso, a lo cual el espectador debe adaptarse, y que junto con un halo medio fantástico y ebrio juegan a desequilibrar un poco el punto de vista "controlado". ¿Podrías hablar de cómo afrontaste este tipo de estrategias?

Sebastián: Quise trabajar la fragmentación espacial y del relato, desde una idea de un Santiago atemporal,  que nada te evocará a hoy,  una mirada a la ciudad y a la familia como yo la recordaba en mi adolescencia. Que los cortes abruptos se encargaran de contar lo que no se estaba diciendo, un fuera de campo constante, una identidad imaginada.

 

Iván: Claro, hay un uso de la música de la banda Los Vidrios Quebrados, como una opción muy especifica, el rescate sonoro, que remite un poco a los sesenta…

Sebastián: Los Vidrios Quebrados es una banda de rock sicodélico de fines de los sesenta, donde cantaban en inglés. Su exvocalista también actúa, y es el padrastro de los adolescentes que la escuchan. Los Vidrios Quebrados es un elemento que me hacia sentido y me resonaba bastante para el entramado, e insistir en las preguntas internas de la película.